… No me gusta el paraíso, porque es domingo, todo el tiempo y el recreo, nunca llega…

Le gustaba decir a mi abuelo cuando mi abuela insistía en que él fuera a misa.

El se reía y le decía que eso no lo decía él, sino E. Dickinson, la poeta norteamericana que ella disfrutaba tanto.

En los años sesenta mi abuelo afirmaba…. El mundo se acabó y no nos dimos cuenta, sorprendido, por las expresiones de la época…Mientras más hago el amor, más ganas tengo de hacer la revolución.

Eran los tiempos del París de mayo del 68. Viejo liberal anarquista, el abuelo,  argumentaba que esta revolución de las costumbres, la rebelión sexual, la generación de las flores, a golpe  de Peace and love , Woodstock y Let it be, el mundo occidental y cristiano, había empezado a llegar a su fin.

El mundo se acabó y no nos dimos cuenta; hoy amenazado, por diversas furias:  el cambio climático, la posibilidad de una guerra nuclear, la muerte de la democracia, con la aparición de gobiernos de carácter autoritario, que nos recuerdan la película El huevo de la serpiente, de Ingmar Bergman, o La ascensión de Arthur Ui de Bertol Brech,t en donde se expresa la presencia latente del fascismo.

Así, en estos tiempos neblinosos, oscuros y difíciles la frase del abuelo se llena de certeza.

Big Data..Big Brother Digital…Sico política… Byung chul han, debe tomarse un café con mi abuelo.

…. Lo peor, es que dejamos que el dinero se hiciera Dios…. Comentó una tarde el abuelo…Y si los dioses pudieran tocar el timbre del recreo, otra cosa fuera….

El  recreo, es un compás intermedio, entre aburridas clases fatigadas de lógica, es necesario, irse a las afueras, salir al patio a jugar, conversar, enamorarse, merendar, refrescarse, hablar de poesía y luego volver a los finales.

En el recreo estamos entre tierra, en el medio, justo antes del final y después de los comienzos, en tierra de nadie, o mejor en tierra de nada.

Ahí en donde la imaginación  y la voluntad creadora se besan y se abrazan, allí en donde se puede recrear al mundo, jugar con él, disfrutarlo y sin querer, entre, juegos ,volverlo a crear.

…El juego no termina, hasta que se acaba, ..reía el abuelo… y si es verdad que son terribles las amenazas, mas, debemos de tener la certeza que en donde hay un hombre no hay fantasmas, y recordar en este momento aquel David, el de la honda, ya que  no hay gigantes que temer,  y  una pedrada en la hora precisa y en la justa frente los derriba…

Es la hora del recreo, es hora de volver a crear al mundo.