Este 25 de febrero, República Dominicana conmemora el 207 años del natalicio Ramón Matías Mella, uno de los Padres la de Patria, junto a Juan Pablo Duarte y Francisco del Rosario Sánchez.

Mella fue el patriota dominicano que empuño el trabuco que encendió la llama de la libertad aquella noche en la que se fundó la República el 27 de febrero de 1844.

Nació en Santo Domingo en el año 1816. Fue militar y político. Con 19 años, en plena dominación haitiana fue nombrado encargado de la comunidad de San Cristóbal.

Luego de 1844 se incorporó al movimiento restaurador contra la anexión a España en 1861 y fue vicepresidente del país entre 1863 y 1864.

Enfermo de disentería, vivió en extrema pobreza en Santiago sus últimos años. Poco antes de morir pidió que sus restos fueran envueltos en la Bandera Nacional y pronunció estas palabras: “Aún hay patria, viva la República Dominicana”.

Mensaje de la Academia Dominicana de la Historia

Al conmemorarse el 207 aniversario del natalicio de Ramón Matías Mella la Academia Dominicana de la Historia, destacó que este fue un héroe de dos gestas de la historia dominicana como lo fueron la proclamación de la República y la guerra restauradora.

La entidad indicó que muchos dominicanos atribuyen el heroísmo de Mella al trabucazo de la memorable noche del 27 de febrero de 1844.

Sin embargo, ese disparo audaz no fue más que la señal convenida entre los comprometidos con la causa revolucionaria para entonces llevar a cabo el pronunciamiento en la puerta del Conde.

Para la Academia de Historia el heroísmo de Ramón Matías Mella obedece a hechos de mayor trascendencia como su lealtad a Duarte y al ideal trinitario; sus firmes convicciones nacionalistas e independentistas, primero en el proceso de proclamación de la independencia de 1844; luego durante la guerra dominico-haitiana, 1844-1856; y finalmente por su resonante papel en la guerra de la restauración de la República, 1863-1865.

Mediante un comunicado la Academia Dominicana de la Historia expresó que la trayectoria pública al servicio de la Patria, la posteridad agradecida lo exaltó a la categoría de héroe nacional, al tiempo que le reservó el título más sublime que puede ostentar un ciudadano eminente: el de fundador de una nación y Padre de la Patria, integrando así junto a Sánchez y Duarte la tríada inmortal de los trinitarios.