Una mirada a la incursión del tirano Rafael Leónidas Trujillo a la industria azucarera.

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El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Hitler pronosticó incorrectamente la respuesta occidental, ya que dos días después Francia y el Reino Unido le declararon la guerra dando inicio a la Segunda Guerra Mundial en Europa. El 17 de septiembre la Unión Soviética invadía Polonia desde el este.

La Segunda Guerra Mundial fue el episodio más funesto del siglo XX y el que más influencia tuvo. Por nuestra posición estratégica en el Caribe, la República Dominicana estuvo envuelta en el conflicto. A finales de 1941, Japón atacó a los EEUU y el dictador Trujillo -quien se encontraba de paseo por esa nación- respondió declarando la guerra a Alemania NAZI y al Japón de Hideki Tojo. Esto fue bien visto por los Estados Unidos quienes desde antes ya sostenían buenas relaciones con el régimen de Trujillo.

En los años de la ocupación militar norteamericana 1916-1924, se formaron dos grandes grupos empresariales de capital norteamericano en el negocio del azúcar:

La Cuban-Dominican Sugar Corp, luego West Indies que controló directamente ingenios como el de Barahona, Consuelo, Quisquella, Boca Chica y otros. Y el Central Romana (South Porto Rico Sugar Co.), que absorbió al Ingenio Santa Fe.

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La West Indies Sugar Company era la mayor propietaria, pues bajo su dirección estaban los ingenios de Barahona, Boca Chica, Quisqueya y Consuelo. Trujillo, cuando tenía 25 años de edad, fue pesador de caña, luego guarda campestre del ingenio de Boca Chica, saliendo de ahí para en diciembre de 1918 ingresar a la guardia nacional. En pocas palabras Trujillo conocía como funcionaban los ingenios.

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El azúcar estuvo muy ligado a la conformación del estado nación y de las costumbres y desarrollo de la República Dominicana. No se puede pensar la historia del país sin pensar en el azúcar como un eje central de desarrollo.

Hasta mediados del 1947, la industria azucarera estaba en manos extranjeras, salvo las tres propiedades de la familia Vicini, cuyo abogado era el Lic. Peña Batlle. La South Porto Rico Sugar Company era la dueña del mayor ingenio del país, ubicado en La Romana; y del ingenio Santa Fe, en la misma localidad. La producción del azúcar se vio afectada por la fuerte sequía que se registró en el mes de abril del 1948, momentos en que se iniciaba el interés de Trujillo de incursionar en el negocio del azúcar. Sin embargo, se sostiene en esta publicación que la cosecha estaba completamente vendida a 5 centavos la libra. Según esta información queda de manifiesto que se encaminaban acciones tendentes a impactar el negocio del azúcar en República Dominicana.

Según varios autores el Dictador, Rafael Leónidas Trujillo, inició campañas de descrèdito a la industria azucarera cuando, fruto del estallido de la Segunda Guerra Mundial, los precios del azúcar se dispararon. En ese momento el dictador vio como una oportunidad apropiarse de los principales ingenios del país y comenzó a vender la idea de la forma infrahumana en que se trabajaba en los ingenios y bateyes del país. Un ejemplo de esto fue el titular del 1948: "Témese todos muertos en batey", en donde se habla sobre los maltratos recibidos en los bateyes del país.

Según un artículo publicado el 8 diciembre, 2012, escrito por Chichí De Jesús Reyes, se sostiene que, a mediados del año 1947, mientras ejercía su tercer periodo en la Presidencia de la República, el dictador Rafael L. Trujillo, decide incorporarse al negocio de producción y comercialización de azúcar, la única actividad comercial en la que no participaba, desde que asumió al poder en 1930. A tal efecto, instaló en Palacio Nacional una oficina al frente de la cual estaban Anselmo Paulino Álvarez, José Antonio Jiménez Álvarez, el puertorriqueño Carlos Chardón y Amable Tejada.

Como es conocido, Trujillo incursionaba en los diferentes negocios rentables que se desarrollaban en el país, teniendo un control hegemónico de la economía nacional. En este sentido no iba a escapar de sus apetencias un sector de la economía como la industria azucarera que para 1939 había iniciado un auge importante fruto de las tensiones internacionales a causa de los intentos de estallido de la segunda guerra mundial. Los grandes titulares como el fechado 22 de abril del 1948: In récord de Envío de Azúcar. En donde se sostiene que de San Pedro de Macorís había zarpado el barco Trewiden, con 83.296 Sacos de Azúcar de 250 libras. Apunta la publicación que no se recuerda de otro buque que haya salido de este puerto con carga semejante.

En 1948 Trujillo, utilizó equipo de segunda mano, provenientes de dos ingenios: el Central Santa Bárbara de Puerto Rico, y del Ingenio Las Pajas, de S. Pedro de Macorís, para construir en las proximidades de Bonao, en las afueras de Villa Altagracia, el ingenio Catarey, y a pesar de no tener buenas tierras ni ubicación estratégica para el despacho del dulce, fue el inicio de la incursión del Jefe al negocio del azúcar.  El primer tesorero y administrador del Central Catarey fue Anselmo Paulino Álvarez, lo sustituiría don José Antonio Jiménez Álvarez.

Como se puede apreciar en las campañas iniciadas por Trujillo para afectar la imagen de las empresas extranjeras que manejaban los centrales en el país, fue el maltrato y el trato inhumano dado a los braceros en los centrales, en este sentido la nacionalización de los centrales azucareros partiendo de esta situación sería bien visto por la sociedad en sentido general y permitiría a Trujillo, sacar ventaja de esta situación, sin embargo los 4 Centrales de la Familia Vicini no entraban en esta estrategia ya que eran de capitán nacional. Además de que no fueron atacados por el régimen como ocurrió con los de capital extranjero. Es bueno resaltar que, aunque pudiera pensarse que por ser estos centrales de capital nacional no fueron objeto de las intentonas de adquirirlos no fue así, ya que, si se intentó comprarlos, pero se dieron situaciones que lo impidieron en ese momento. En el año de 1948, aparece un artículo titulado: Treinta y tres obreros demandan al ingenio consuelo, en este artículo se establece que existe maltrato por parte de los sueños de los ingenios con los empleados y que se debe buscar la forma de cambiar esta situación.

Juan Bautista Vicini (Don Gianni), según Hans Paul Wiese, fue tentado a venderle a Trujillo el ingenio CAEI, luego de las conversaciones Gianni le plantea que debe ir a Estados Unidos donde reposaban los títulos de propiedad del inmueble ya que se encontraban en la bóveda de un banco, al salir del país, Don Gianni no regresó y por esta situación no se siguió ejerciendo presión para que se concretara la venta.

En cuanto al Central Romana, su vinculación con la casa Rockefeller, le permitía cierto respaldo para evitar ser presionados para la venta.  Se sumaba a esto las buenas relaciones de Trujillo y los socios de este emporio que, aunque con capital del país también contaba con inversionistas internacionales.

Otro elemento importante es que la diversificación de la industria del Central Romana, por medio de reinversiones de capitales había ayudado a incrementar el patrimonio de Rafael Leónidas Trujillo. El central Romana era una empresa que gozaba de grandes privilegios en el país, fruto de los elementos citados anteriormente.

El dictador Rafael Trujillo y Ramón Marrero Aristy.

Cuando Trujillo decide incursionar en el negocio del azúcar, construye el ingenio Catarey, en 1952 el Central Rio Haina, ese mismo año adquiere el ingenio Monte Llano, en 1953 el Central Porvenir, en 1954 compra el Ingenio Santa Fe a la South Puerto Rico Sugar Company, en 1956 el Central Esperanza, los Ingenios Barahona, Boca Chica, Quisqueya y Consuelo.

“En los años finales de la década de 1950 culminaba el proceso de incursión del dictador Trujillo en la industria azucarera dominicana y que le llevó a controlar las dos terceras partes del capital invertido en esa industria”. 

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Conclusiones de las tres entregas del trabajo titulado: Ramón Marrero Aristy, Over y Trujillo: un encuentro mortal en el laberinto del poder. 

  • Ramón Marrero Aristy pasó de ser un joven intelectual con inclinaciones marxistas a convertirse en un ferviente defensor del régimen de Trujillo, un cambio que estuvo marcado por las duras condiciones de vida que experimentó en el batey, donde trabajó en el Central Romana y vivió una explotación brutal. Esta experiencia fue crucial para su transformación ideológica y su decisión de alinearse con la dictadura.
  • La publicación de la novela Over en 1939 fue utilizada por Trujillo como una herramienta para atacar la industria azucarera y justificar sus prácticas económicas, como la compra de azúcar a precios bajos. La obra resalta los abusos y las condiciones precarias en los bateyes, lo que le dio al dictador una excusa para presionar el sector azucarero.
  • Durante la dictadura de Trujillo, muchos intelectuales, incluidos los de clase media, se vieron presionados a adaptarse al régimen para sobrevivir. La historia de Marrero refleja cómo la presión social y económica de la época llevó a algunos a colaborar con la dictadura, como una forma de asegurar su estabilidad personal y profesional.
  • A pesar de su colaboración con el régimen de Trujillo, la vida de Ramón Marrero es vista como una "aventura espiritual" que trascendió lo político. Su trayectoria refleja las contradicciones de un hombre que pasó de ser un opositor al régimen a convertirse en un apologista del mismo, lo que lo convierte en una figura compleja dentro de la historia dominicana.
  • A medida que se alinea con Trujillo, Marrero ascendió rápidamente dentro del aparato del régimen, obteniendo cargos diplomáticos, políticos y burocráticos. Su éxito dentro de la estructura de poder trujillista le permitió convertirse en un ideólogo que defendió y promovió la dictadura a través de sus escritos y actividades políticas.
  • La novela Over de Ramón Marrero Aristy marca el inicio del pesimismo como movimiento literario no declarado, al ofrecer una crítica contundente a la explotación laboral y la miseria de los trabajadores en los ingenios azucareros. A través de un relato en primera persona, la obra denuncia la opresión social y económica de la época, especialmente en los bateyes dominicanos, sin proponer soluciones ni alternativas a la situación, reflejando un enfoque pesimista y de desesperanza.
  • La novela de Marrero Aristy se caracteriza por un realismo social que denuncia las injusticias del sistema capitalista y del imperialismo. A través de las vivencias del protagonista, Daniel Comprés, se expone la explotación brutal y la deshumanización de los trabajadores, especialmente los haitianos, en los campos de caña de azúcar. La obra resalta la desigualdad y la miseria vivida por los desfavorecidos, mientras que critica la corrupción del poder y la indiferencia de la sociedad ante la pobreza.
  • Aunque Ramón Marrero Aristy se identificaba inicialmente con ideas de izquierda, su alineación con la dictadura de Trujillo en 1940 crea una contradicción con los valores que defendía en su obra literaria. Su muerte bajo circunstancias sospechosas añade un componente trágico a su vida, reflejando las tensiones entre su compromiso con la justicia social y su colaboración con un régimen represivo, lo que amplifica la complejidad de su figura y su obra.
  • Durante la Segunda Guerra Mundial, Trujillo utilizó la crisis en la industria azucarera, provocada por la escasez y el aumento de los precios, para desacreditar a las empresas extranjeras que dominaban el sector en la República Dominicana. Criticó las condiciones de trabajo en los ingenios y planteó que la nacionalización de los centrales sería bien recibida por la sociedad, lo que le permitió justificar su intervención en el negocio azucarero.
  • A partir de 1947, Trujillo comenzó a incursionar activamente en la producción y comercialización de azúcar, un sector en el que aún no estaba involucrado. Construyó el Ingenio Catarey en Bonao y más tarde adquirió varios ingenios importantes, como el Monte Llano, Porvenir y Santa Fe, alcanzando el control de dos terceras partes del capital azucarero en el país. Esta expansión le permitió consolidar aún más su poder económico y político en la República Dominicana.
  • Aunque Trujillo intentó adquirir los ingenios de capital nacional, como los de la familia Vicini, no pudo concretar estas adquisiciones debido a dificultades legales y la protección de los intereses internacionales. Sin embargo, la relación con empresas como el Central Romana, respaldada por la familia Rockefeller, le permitió mantener ciertas alianzas estratégicas que aseguraron su dominio sobre la industria azucarera sin grandes enfrentamientos con estos actores internacionales.