La historia que hoy llega a su punto de gloria comenzó en 1979 , cuando el ministro Andrés Reyes Rodríguez firmó en París un convenio para reconocer la enseñanza del francés como primera lengua en el currículum de la República Dominicana.

En aquel punto y hora, el entonces director de currículo, Ángel Hernández ahora ministro, envió a  la profesora Obdulia García para acompañar al ministro Reyes, para darle un estatus preferencial a la enseñanza del francés en el país.

No teníamos en aquellos momentos, la infraestructura para acometer la enseñanza del francés como segunda lengua extranjera.  Era necesario un proyecto de formación de profesores, la adopción de manuales y guías para maestros y la creación de un entorno favorable para que los educandos continuarán por sí solos sus faenas de aprendizaje. Esto último quedó solventado con las facilidades del servicio cultural de la embajada de Francia: se creó la Casa de Francia, en la calle las Damas, con una magnifica biblioteca, una mediateca de documentos en audio, una sala de proyección de cine, una sala de exposición pictórica, un salón de conferencias y la oficina de acción lingüística que mantenía un programa de cursillos, becas y un apoyo a la asociación de profesores de francés. Además de estas estructuras, ya existía la Alianza Francesa,  la más añejas de todas las instituciones de enseñanza de lengua extranjera en el país, y el Liceo Francés de Santo Domingo, de una extraordinaria calidad en la enseñanza.

Edificio principal del Ministerio de Educación.

Tras aprobar unas oposiciones, a mediados de los ochenta, entramos como técnicos o consejeros pedagógicos en francés en entonces Secretaría de Educación.  A mí , particularmente, me tocó viajar cada quince días a las provincias del sur del país junto a los voluntarios de la Oficina de Cooperación Lingüística para mejorar la enseñanza de la lengua francesa. Algunos de estos jóvenes voluntarios se convirtieron en auténticos héroes del proceso de enseñanza. Se compenetraron profundamente con la población de la cultura dominicana. Llegaron incluso a formar familias dominicanas.   Me vienen al recuerdo Alain Aubrat, Bernard Combes, Didier Pineau y Pascal Layendecker. Y recuerdo con gratitud a los directores de la Oficina de Cooperación Lingüística. A saber, a Robert Vérité, Jacques Leylavergne y Alain Villechalane, todos ejercieron su misión con una devoción franciscana.  Fueron protagonistas de misiones importantes, tras las cuales se creó el máster de lingüística aplicada a la enseñanza de la lengua extranjera en la UASD,, del cual fuimos profesores, y que fue reforzado por grandes especialistas como Bernadette Grandcola, el profesor Roger Toumson y Janine Soulé Susbielle, especialistas en literatura y particularmente Janine Courtillon, la creadora del método Archipel .

El sueño de todos nosotros era producir un manual de francés para la enseñanza en cada uno de los niveles.  Darles a los maestros las herramientas para impartir sus clases.  Pero no teníamos las estructuras ni los medios para hacerlo. De alguna manera, nos hallábamos condenados a la precariedad.  Con la llegada del doctor Ángel Hernández, esta vez como ministro de educación, y la creación de la Unidad Editorial , que me ha tocado dirigir, hemos  publicado en versión impresa y digital , todos los libros de textos de la enseñanza de la  educación inicial , primaria y media.  Particularmente en la educación media hacía diez años, que el Ministerio de Educación no distribuía libros. Por primera vez, los libros son totalmente propiedad del Minerd y pueden modificarse y volverse a publicar sin costos de derechos. Lo que significará un ahorro cada  vez de unos 4000 millones de pesos.  Todas las inteligencias del país, radicadas en las universidades y academias, se pusieron al servicio de la educación nacional.

Ahora podemos decir con el pecho hinchado de orgullo, que no hay en la República Dominicana ningún niño privado del libro de texto. Que han desaparecido todas las razones para improvisar en la enseñanza. Que los estudiantes de nuestras escuelas, más de dos millones, que representan el 80% de toda la matrícula escolar del país, se hallan dotados de útiles, libros, mochilas, uniformes, transporte y desayuno escolar. Que los maestros, a pesar de todas las reclamaciones e intransigencias del sindicato, son los cuartos mejor pagados de América latina, con salarios que van de 800 a 1100 dólares. Si alguien lo duda,   que venga Dios y lo vea. Sin embargo, todavía seguimos a la zaga de las evaluaciones internacionales. El Gobierno ha hecho un gran esfuerzo, pero la educación es un compromiso de toda la sociedad. Sólo falta patriotismo, responsabilidad, deseo de levantar a nuestro país.

Pero volvamos al ovillo de nuestra reflexión.  El ministerio de educación ha concebido la elaboración de los seis manuales de francés para la educación media conjuntamente con la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Este año se imprimirán de estos manuales 890 mil libros y además estarán en la plataforma Libro Abierto del Minerd y podrán ser descargados y utilizados si así lo desean por los colegios privados. Con esta operación extraordinaria podremos impactar a más de un millón de estudiantes. A pesar de que tenemos la costumbre de degradarnos y rasgarnos las vestiduras, podemos decir que no hay precedentes en toda América latina.

La cultura francesa siempre ha estado presente en nuestras élites.

  • En élite política, podemos decir sin ambages, que el fundador del Estado dominicano y padre de la patria Juan Pablo Duarte se inspiró de la modernidad que representaba El espíritu de las leyes del insigne filósofo francés Charles Louis de Secondat, conocido como el Barón de Montesquieu y concibió una república dotada de los tres poderes> ejecutivo, legislativo y judicial, en contraste con los haitianos que recrearon una contrarrevolución, fundando una monarquía, una república de presidente vitalicio y un clamoroso retorno al antiguo régimen. Pero además las élites políticas dominicanas, se han asociado a los partidos franceses. Así recibimos en alguno que otro evento de la Internacional Socialista a fFrancois Mitterand, Lyonel Jospin, Francois Hollande y otros importantes políticos.  Y por igual cabe resaltar el influjo de sus pensadores políticos.
  • . En la élite intelectual la cultura y la lengua francesa ha influido enormemente en lo que atañe a las llamadas ciencias humanas. Pero también ha influido en la ciencia de la salud, en las investigaciones agrícolas y particularmente en el ejercicio del derecho.  Desde la fundación del Estado dominicano en 1844, adoptamos las codificaciones napoleónicas. Pero también copiamos las instituciones francesas: jueces de paz, jueces de primera instancia, tribunales de comercio, corte de casación, corte de apelación. Sus jurisprudencias han servido de orientación y brújula en nuestros tribunales. Autores tales como Mazeau, Rideau, Jusserand continúan esclareciendo los puntos de vistas de nuestros jurisconsultos.  La propia terminología jurídica empleada en el país se halla trufada de vocablos franceses. Por ejemplo: la astreinte, le contredit, el referimiento, la casación, la apelación, la saisie, el no ha lugar (non lieu) etcétera.
  • En lo que respecta a la élite económica, siempre se ha hallado seducida por el comercio del lujo francés. Bebidas, gastronomía, perfumes, joyería y la moda. A esta perspectiva se añade el turismo francés que visita nuestro país, y el que llega de la provincia canadiense de Québec. Son puertas abiertas sobre el porvenir de la República Dominicana.  Y lo mismo cabe imaginar de nuestras relaciones con África, con Marruecos y los países francohablantes, con Egipto y otras naciones de Asia.

Debo dejar constancia de mi gratitud a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recipiendaria del convenio, que permitió la elaboración de estos manuales.  Al esfuerzo administrativo de la decana Juana Encarnación, del rector Editrudis Beltrán. A los autores Germania Félix y Miguel Ynoa y a los equipos que los acompañaron, al equipo de corrección encabezado por Ismerie Pajot, a la embajada de Francia, por la colaboración de Marie José Le Duc,  por haber suministrado todas las transcripciones de audio que figurarán en la plataforma.

En lo que a mí respecta, creo que el aprendizaje del francés nos da una libertad. Para conocer otras realidades, para penetrar en las profundidades de una cultura que enriquece los aprendizajes. Es una puerta incluso para penetrar en otros continentes, en numerosos confines de África y de Asia. Como decía el poeta Paul Eluard

Et par le pouvoir dans mot

Je recommence ma vie

Je suis né pour te nommer

Liberté.