El historiador Michiel Baud, miembro correspondiente extranjero de la Academia Dominicana de Historia, expresó su desacuerdo con los puntos de vista de los historiadores académicos Miguel Reyes Sánchez y Frank Moya Pons, respecto a lo que definen como una corriente de historiadores pro haitianos que no reconocen "los orígenes y el destino de la nación dominicana".

Asimismo, critica que la Academia Dominicana de la Historia no haya respondido al rechazo de Minou Tavárez Mirabal y Manuel Tavárez Mirabal a la inclusión de Ramiro Matos González como miembro de la institución, por su papel en el asesinato de Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo).

A continuación los puntos de vista del profesor profesor Michiel Baud, contenidos en una carta enviada a la Academia:

Amsterdam, 7 de febrero 2023

 

Estimado Presidente de la Academia Dominicana de Historia, Juan Daniel Balcácer.

Estimados miembros y colegas historiadores.

Quisiera empezar esta carta enfatizando mi apreciación profunda del honor de haberme incluido como miembro extranjero en su distinguida e importante Institución. He dedicado gran parte de mi vida académica a la historia de la República Dominicana y ha sido una distinción enorme de poder integrarme a la Academia. De la misma manera, estoy muy agradecido por haberme dado la oportunidad de publicar Modernidad y luchas sociales en la sociedad dominicana, siglos XIX y XX por el la editorial de la Academia en 2020.

Como miembro internacional y como un académico que se sienta comprometido con la historia dominicana y el papel de la Academia en la sociedad dominicana, quisiera compartir mis preocupaciones al respecto de algunos eventos recientes.

En primer lugar, quisiera mencionar dos eventos relacionados al discurso inaugural de nuestro nuevo miembro de número, Miguel Reyes Sánchez, el 16 de febrero de 2022. El discurso se dirigía al papel histórico del general Dessalines en la historia de la isla, y sobre todo sus incursiones en la parte española en 1805. El discurso presenta una descripción bien argumentada y en base de una multitud de fuentes de las ideas, proyectos y acciones de Dessalines en los años que sus tropas invadieron Santo Domingo en su batalla contra las tropas franceses.

Como cualquier trabajo de historia, se puede discutir temas de metodología e interpretación del discurso, pero no hay duda que fue un trabajo de historia seria y sólida, digno de la Academia.

Sin embargo, hubo dos cosas en conexión del discurso que me llamaron la atención. En primer lugar, el discurso fue acompañado por una breve presentación de Frank Moya Pons. No fue tanto una presentación de la historiografía sobre este episodio histórico, sino mas bien una interpretación de sus consecuencias. Esta interpretación básicamente fue una denuncia contra de "una corriente intelectual que promueve una nueva ideología racial”, que, según Moya Pons, fue ‘importada de Norteamérica’. Según Moya Pons, los historiadores pertenecientes a esta corriente no reconocen ‘los orígenes y el destino de la nación dominicana’.

Aún más, dice Moya Pons, los fundamentos de la nación “están siendo cuestionados hoy de manera preocupante por algunos intelectuales criollos y extranjeros”. Reyes Sánchez solo ligeramente critica dos historiadores dominicanos, el recién fallecido Emilio Cordero Michel y
Roberto Marte. Sin embargo, según Moya Pons, el discurso de Reyes Sánchez “muestra la falsedad de las narrativas prohaitianas que circulan hoy entre académicos, y en las redes sociales y medios de comunicación”.

Sugiere que estos historiadores "criollos y extranjeros" conscientemente tratan de cuestionar la identidad nacional dominicana. En mi trabajo histórico, yo mismo, como historiador extranjero, también he criticado algunos elementos de los discursos nacionalistas. Siempre en base de fuentes primarias, he sugerido que la brecha y diferencia entre Haiti y la República Dominicana, a menudo presentadas como una simple verdad en la historiografía nacional, en la realidad histórica debería ser matizada. ¿Quiere decir esto que yo también me he comprometido en "un sospechoso activismo prohaitiano"? No puedo disimular que me siento incómodo con este tipo de acusaciones en los debates académicos.

Un segundo asunto, más pequeño, también se relaciona con el discurso de Reyes Sánchez. De parte de la Academia nos mandaron – sin comentario – una reseña del discurso en el Diario Libre (6 de dic. 2022) en la cual se enfatizaba la "crueldad y el sadismo con que se comportaron estas hordas ahítas de sangre". Por supuesto, cada periódico y cada comentarista tiene el derecho de expresar su opinión o interpretación, pero fue la primera vez que la Academia nos mandó a
los miembros una reseña como esta. ¿Quiere decir que el Consejo de la Academia comparte esta interpretación de esta reseña y su tono racista? ¿O fue una desafortunada coincidencia?

Es probable que hubiera dejado estos asuntos para un futuro lejano, si no me hubiera dado cuenta de un asunto más importante. Todos los miembros de la Academia recibimos una carta urgente de los hijos de Manuel Tavárez Justo el 21 de diciembre 2022. Protestaron en contra de la postulación del exgeneral Ramiro Matos González como miembro de la Academia. La carta también fue publicada y discutida en la prensa dominicana. Según la carta, Matos González, que fuera general en el ejército del dictador Rafael Trujillo, fue responsable de la tortura y el asesinato de Manuel Tavárez Justo en 1963.

Me preocupa mucho esta carta. No reconozco al Sr. Matos González como un historiador reputado, y menos sabía de su pasado como general durante el gobierno de Trujillo. Al lado de la acusación, preocupante en sí, es una muestra de cómo la herencia del pasado autoritario sigue teniendo un impacto importante en la sociedad dominicana y sus percepciones históricas. La Academia no debe tener una posición conflictiva o ambigua en este debate. Debería presentarse como una institución con el peso académico de fomentar un debate nacional sobre este pasado difícil y complejo, y así haría posible un proceso de reconciliación nacional.

En este contexto me sorprende y preocupa que la Academia y sus representantes aún no hayan respondido a esta carta urgente. Es de suma importancia para una Institución nacional tan importante como la Academia de mantener una posición transparente e incontrovertible dentro de la sociedad dominicana.

Como consecuencia de los asuntos mencionados arriba, me siento preocupado por la imparcialidad de la Academia, y, en consecuencia, por su liderazgo en la historiografía dominicana. El papel de la Academia depende no solo de su calidad histórica y su rigurosidad metodológica, sino, aún mas, de su capacidad de representar y promover una historiografía nacional pluriforme y un rechazo claro de violencia y autoritarismo. Es importante clarificar la posición de la Academia frente a los urgentes debates en la sociedad dominicana sobre las interpretaciones de la historia moderna del país. Por lo tanto, quisiera pedirles contestar la carta mandada a nosotros en diciembre cuanto antes y sacar las consecuencias adecuadas de esta respuesta.

Sinceramente,

Michiel Baud.

Miembro correspondiente extranjero.

Profesor emeritus, Estudios Latinoamericanos Universidad
de Amsterdam, Holanda.