En la República Dominicana, el Premio Nacional de Literatura se erige como un faro de reconocimiento y estímulo para los talentosos escritores y escritoras que han contribuido significativamente al enriquecimiento del panorama literario del país. Este prestigioso galardón no solo celebra la destreza creativa, sino que también juega un papel crucial en la preservación y promoción de la identidad cultural dominicana. Sin embargo, lamentablemente, ha ido cayendo en el desprestigio debido a la injusticia que se ha cometido al premiar a personas que, según la crítica, no era el momento para que fueran premiadas.

En el año actual, la importancia de otorgar este honor el 26 de este mes a un autor o autora que verdaderamente lo merezca no puede subestimarse. En un mundo cada vez más marcado por la globalización, los escritores dominicanos desempeñan un papel esencial al narrar historias que reflejan la riqueza de su herencia cultural y la diversidad de sus experiencias.

Premiar a un escritor o escritora este año, que verdaderamente lo merezca por su gran contribución a la literatura, no solo sería un reconocimiento a la excelencia literaria, sino también un respaldo a la capacidad de la literatura para construir puentes entre comunidades, generar reflexión y fomentar el entendimiento mutuo. En un momento en el que la conexión con las raíces culturales se vuelve fundamental, el Premio Nacional de Literatura destaca como un medio para fortalecer la identidad nacional y proyectarla hacia el ámbito internacional.

Es necesario que el galardón se otorgue de manera rigurosa y justa, considerando la originalidad, profundidad y relevancia de las obras literarias de la persona premiada, dejando a un lado el amiguismo y el pago de favores. La transparencia de los jurados en el proceso de selección este año garantizará que el premio vuelva a ser un referente de calidad y un estímulo para las generaciones futuras de escritores dominicanos.

Para no hacer más largo este artículo, sobre un tema que, me parece, soy uno de los pocos que aún lo mencionan, el Premio Nacional de Literatura de la República Dominicana se erige como un faro que ilumina la creatividad literaria del país y que esperemos se pueda levantar del fango en donde lo han llevado, premiando este año a una persona merecedora.