Domingo 24 de marzo. En esta serie de mensajes que se viene publicando desde el 1 de marzo y que pretende llegar hasta el día 27 del mismo, la brevedad ha sido condición. Pero, ¡oh gratas sorpresas! Algunos mensajeros con sus respuestas replantearon dicha condición y hoy lo corto requirió de alargamiento dominguero.

Sin esperarlo, llegó a nosotros un mensaje que, tanto por su contenido como por el contexto en el que surge, adquiere mucha más importancia y relevancia si a ello le sumamos la “circunstancia dada” de su emisor. Y posiblemente por esas y otras razones, adquiera una conmovedora universalidad shakesperiana.

Nacionalizado teatrero por sentencia Dionisíaca, el hoy teatrista y docente Gordimy Jean, salió del oeste de esta isla compartida hace 15 años. Desde entonces, por azares teatrales en su andar de migrante, reside en este otro lado, dedicándose al teatro. La respuesta de Jean amerita abrirnos para dedicarle su momento de lectura y, como es domingo, tenemos tiempo. Aquí la misiva:

«¿Por qué teatro?

Porque es eficaz.

Por observación y experiencia puedo decir que existen herramientas que pueden comunicar, concientizar, despertar, levantar y sublevar a la conciencia de manera personal o colectiva, y el teatro, es la única de estas que de una forma u otra entra en el ser humano, superando cualquier barrera, incluso las barreras sensoriales.

Puede hacer todo eso y al mismo tiempo, dejar con libre albedrío al receptor, contagiado con una idea, una duda, una pregunta o mejor aún, con una motivación que tarde o temprano generará alguna reacción, aunque sea interna.

Puede hacer todo eso y al mismo tiempo, apartarse de la manipulación y de estos vicios que, después de despertar muchas veces, deja desilusionado o desencantado al receptor.

Porque sufro.

La existencia misma de esta comunidad a la que pertenezco, sin haberla elegido y que amo, para muchos, para demasiados, es un crimen, una ofensa.

¿Está mal ser el que soy, ser quien soy como humano? Pues haciendo teatro he aprendido cómo decir y mostrar lo que tenemos, lo que somos, lo que fuimos y a qué aspiramos. He aprendido a protegerme de estas cosas que solo buscan cómo lastimar.

Hay denuncias que, de hacerlas a través de cualquier otro canal, sería arriesgarme a que me declarasen persona non grata.

El teatro no solo habla a favor del oprimido, sino que también toca, desvela la parte sensible del opresor. Cómo gusta cuando el teatro expone a fulano de igual forma que lo hace con mengano, pues es hermoso salir de un espectáculo y escuchar frases como: "Me gustó esta obra, eso que dicen pasa mucho, pero ese no es de aquí. Hasta en el teatro se nos están metiendo".

Porque debo hablar.

Son cientos, miles que están callados, así como lo fui antes de aventurarme en este maravilloso mundo del teatro. Somos muchos quienes llevamos etiquetas que nos ponen desde que llegamos al mundo, así como les ponen una etiqueta a potes de plástico saliendo de una fábrica, potes para sal, para azúcar, etc.

Es una falacia que nacimos para construir, chapear, deambular. Qué mejor forma de desafiar estos pensamientos cuadrados que subirse a un escenario y hacer algo diferente, algo que para muchos ni siquiera saben que existe.

Son cientos que están hablando alrededor del mundo y somos varios que estamos hablando aquí.

Son miles que ya ni voz tienen, debo hablar de ellos y ellas, hablar para ellos y ellas, hablar con ellos y ellas, el teatro permite decir qué realmente somos y qué tan lejos podemos llegar.

Porque amo.

Amo la vida, amo lo que hago, amo ver estos niños felices sonriendo con cada fibra de su ser, disfrutando de un espectáculo en vivo.

Amo a estas personas que viven por y para un propósito mayor que ellos mismos, detrás de algo, de una mejora que saben que tal vez nunca verán, pero la están construyendo con la esperanza de que sus nietos la podrán disfrutar, porque luchan y siguen a pesar de cualquier adversidad.

El teatro es canal perfecto para expresar el amor que inspiran y reparten con su esfuerzo. Subir al escenario para mostrar todo lo que llevamos dentro es una de las tantas formas de expresar este amor y vivir este amor.

Porque es versátil.

En mi juventud el plan era ser médico o ingeniero mecánico, pero también me gustaban muchas otras cosas. Ser Teatrista es la única manera de poder hacer todo aquello que algún día quise ser. Así, ya he sido profesor, partero, hacendado, lobo, médico, bailarín, político, empresario, turista, indigente, sirviente, banquero, hormiga, etcétera.

Porque aprendo y enseño.

En cada espectáculo, cada libro, cada dramaturgia, cada montaje, cada diseño de luces, hay algo que aprender y disfruto hacerlo. El Teatrista no solo hace teatro, además enseña y lo hace cada vez que asume la gran responsabilidad de presentar o representar. Aprendo a ser mejor ser humano, a vivir mejor, a hacer que mi presencia sirva de algo para los demás.

Porque guía.

Porque lo amo.

Porque trasciende.

Porque lo disfruto.

Porque me divierte.

Porque me despertó.

Porque es maravilloso.

Porque me relaja y me calma.

Porque despierta mi creatividad.

Porque me ha hecho mejor persona.

Porque me permite hacer todo lo que puedo imaginar.»

Estremecedora respuesta. Aun así, damos la espalda al que tenemos de frente o al otro lado, pero el teatro está para eso, para enfrentarnos y encontrarnos empáticamente como humanidad. ¿Y qué mejor lugar que el escenario para hacerlo y reconocernos en solidaridad?

En la Patria Grande del Teatro, no se requiere de papeles migratorios. Allí todos los seres humanos caben. Todos. La discriminación racial o cultural, la “vecinofobia” o la xenofobia selectiva no tienen butaca. Si aceptan el sacramento de la fe por la humanidad, tendrán pasaporte a la imaginación, y sin fronteras podrán ser lo que quieran ser donde, cuando y como lo quieran ser, pues la geografía poética de los cuerpos será la demarcación fronteriza del nuevo estado que existirá en el escenario, porque el teatro es libertad.

Entonces, mientras otro Dios se pone de acuerdo con la otra Patria, para asuntos de la otra Libertad amenazada, recordemos también que, dentro y fuera del teatro, "l´union fait la force".