El teatro es un largo proceso de ensayos, por eso el teatrista siempre está ensayando. Pero entre un ensayo y otro, mis pulgares buscan en la pantalla del celular las respuestas recibidas a la cuestión lanzada.
El mes del teatro avanza al sexto día. Como una breve carta digital, llega en un solo mensaje la respuesta del buen amigo y compañero teatral, el director y actor Vicente Santos, quien también, entre un ensayo y otro, toma un tiempo y escribe:
06«¿Por qué teatro? Ni yo mismo sé. Es una pregunta que me he hecho muchas veces, creo que los teatristas somos personas elegidas de manera especial, solo así puede explicarse que entreguemos todo a este arte que es una pasión-poción que, una vez probada, no tienes escapatoria (si eres artista de verdad), y a veces sin recibir los beneficios económicos para cubrir necesidades básicas, pero eso no limita tu entrega. Dicen que nuestro pago es el aplauso del público, pero creo que esmás lo que nos llevamos nosotros aparte de educar, entretener, informar, divertir, cuestionar y todo lo que dicen hace el teatro. Nosotros tenemos la satisfacción y el coraje de dedicar nuestras vidas a algo que muchos, aunque sea una vez en su vida, han querido y no han tenido el valor de hacerlo, (pues no han sido elegidos). Los teatristas desarrollamos otra comunicación verbal y no verbal (gestual, corporal). Mejoramos la coordinación y la capacidad de expresión. Potenciamos nuestra creatividad e imaginación. Mejoramos la capacidad de trabajo en equipo, hacemos comunidad, familia. ¿Por qué teatro? Porque cuando estoy arriba, en frente, al lado, abajo, haciendo, viendo, oyendo, leyendo o pensando teatro, es cuando más feliz soy y me olvido de la realidad plana.»
Termina la pausa entre este mensaje y otro. Despego pulgares del celular, apago la pantalla, lo pongo a un lado, respiro y exhalo. Alargo brazos, sacudo manos y estiro un poco el cuerpo para calentar. Entonces, gesticulo y abro conscientemente los ojos para asimilar la realidad que me circunda antes de empezar otro ensayo.