Sin lectores, no tendremos país. Desapareceremos.

Puede sonar drástico, pero la realidad es que, si no habilitamos a los dominicanos para que puedan leer y entender lo que leen, no podremos lograr el reskilling o reentrenamiento masivo que la llegada abrupta de los robots domésticos, el internet de las cosas, los vehículos autónomos y los robots comerciales van a provocar en el empleo.

El próximo año, 2025, Tesla y otras compañías se aprestan a lanzar los primeros miles de unidades al mercado.

¿Qué haremos con los cajeros, choferes, empleadas domésticas, personal de oficina o comercio, etc., desplazados y sustituidos?

Elon Musk, cuestionado sobre ese tema, pues se proyecta una pérdida de puestos de trabajo de más de 800 millones de empleos desde ahora al 2030, afirmó en la primera conferencia internacional sobre seguridad de la inteligencia artificial, en Milton Keynes, Inglaterra, en que participaron, entre otras personalidades, la vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris y el primer ministro británico Rishi Sunak, que nos movemos "a un punto en el que el empleo ya no será necesario”.

Los robots eliminarán la mano de obra.

Los empleados, obreros, trabajadores de oficina, agrícolas, etc., serán supérfluos.

El asunto es que para ser eso, mano de obra, es que hemos educado y entrenado a millones de personas. Y para ser eso seguimos formándolas.

Robots policías de Corea del Sur usados para vigilar a los presos.

Musk, sonriente, llega a especular que, para evitar los trastornos que resultarían de la pérdida de millones de empleos, debido a la robótica y a los avances en inteligencia artificial, los gobiernos tendrán que proveerles un estipendio a sus ciudadanos. "No tendremos una renta básica universal, tendremos un gran ingreso básico universal”, afirmó.

Eso, que sonará muy grato a algunos, es una imposibilidad para la inmensa mayoría de nuestros países.

El único camino posible es darles a las personas la oportunidad de adquirir una nueva competencia, una nueva destreza, uno nuevo conocimiento que la vuelva a hacer útil y empleable.

Y es imposible que eso pueda lograrse si la persona no es capaz de entender lo que lee, si es un analfabeto funcional.

Lo otro es convulsión social.

Y la consiguiente masacre.

No estamos lejos de eso.

Otro preocupado por el tema: Sam Altman, CEO de OpenAI

Si cree que Elon Musk es el único que prevé la pérdida de empleos, no lo es. Otro que sabe lo que viene es Sam Altman, el CEO de OpenAI, la compañía que creó Chatgpt.

Refiriéndose al impacto de la robótica y la inteligencia artificial en la economía, declaró: “Tengo miedo de que no nos lo estemos tomando lo suficientemente en serio”.

Él sabe de lo que habla: "Lo que más me preocupa ahora mismo es la velocidad y la magnitud de los cambios socioeconómicos y sus repercusiones".

El Fondo Monetario Internacional, FMI, declaró que la IA podía afectar al 60% de los puestos de trabajo en países del primer mundo. Se estima que el 50% de los puestos de trabajo son susceptibles de ser automatizados.

El robot que te va a reemplazar está ya en la cadena de producción, listo para ensamblarse.

Esas perspectivas de desplazamiento de puestos de trabajo hacia robótica y softwares han sido también pronosticadas por el BCE y Randstad Research.

Elon Musk.

Activemos nuestro mayor capital: nuestros cerebros

Un cerebro educado y entrenado es un activo.

Un cerebro analfabeto y sin preparación es un pasivo.

Más del 90% de todas las tragedias que ocurren a diario en nuestro país: accidentes de tránsito, homicidios, asesinatos de pareja, suicidios, intoxicaciones, desastres, etc., están originados en decisiones impulsivas, emocionales, de dominicanos que son analfabetos funcionales y, por igual, analfabetos emocionales e ineptos para el discernimiento y el pensamiento crítico.

A esos mismos dominicanos los estafan alimentándoles la codicia y se producen esos fraudes millonarios como el de Wilkin García, alias Mantequilla, Sarah Rodríguez en Santiago, el autodenominado pastor Jairo González en Los Alcarrizos y muchos otros que se han denunciado y donde cientos de dominicanos han perdido su dinero, porque son incapaces de discernir y evaluar, carecen de capacidad de análisis.

Conste que en esos fraudes han caído abogados, fiscales y jueces, incluyendo a uno montado por un estafador brasileño que terminó viviendo aquí, Andre Feitosa, denunciado en su momento por mí que aborrezco a estos vendedores de humo,  dedicado al fraude digital con supuestos negocios de criptomonedas como My Trader Coin y Money Free,  y al que detuvieron y condenaron a 4 años de prisión junto a sus cómplices locales, pero no se sabe qué fue de él.

Los dominicanos tenemos que actuar para que ese pasivo que son nuestros cerebros no educados ni entrenados se conviertan en un activo.

En eso se nos juega la suerte de la patria, porque fueron los jóvenes estudiantes y profesionales, y los artistas de La Filantrópica, los que independizaron el país y forjaron la República Dominicana.

¿Qué aprendizajes urge que se implementen?

El primero de todos es que se enseñe a cada dominicano a aprender.

Eso es clave para el reskilling o re-capacitación en nuevas competencias y habilidades para sortear las olas disruptivas de la Cuarta Revolución Industrial que convertirán muchas profesiones y oficios en obsoletas.

Necesitamos que todos aprendamos lectura eficiente y podamos entender lo que leemos, porque sin tener la competencia de leer y escribir, es prácticamente imposible entrenar y capacitar a una persona.

Es preciso, por igual, formar en inteligencia emocional a nuestra población, porque la salud emocional, el poder modular los impulsos emocionales y canalizarlos de forma inteligente, es clave para la sana convivencia y la formación de hogares emocionalmente inteligentes.

Y por igual, necesitamos formar a nuestra población en pensamiento crítico, en saber pensar y discernir, porque las personas van a tomar decisiones y las decisiones que tomen no conciernen solo a ellas, sino que tienen un impacto en las vidas y el futuro de todos los demás, empezando por su entorno.

Estudiantes.

Entiéndame. No importa cuán tan a la defensiva usted conduzca, su oportunidad de vivir depende de la decisión del conductor de patana que viene frente a usted, en vía contraria.

Si esa persona toma una mala decisión, puede que sea el último día que usted viva y no tuvo nada que ver con usted. Las decisiones de otros nos afectan de forma directa, indirecta o circunstancial. Pero nos afectan.

Igual, su vida depende de decisiones que toma el vigilante, el policía, la doméstica, la conserje, el chofer, el sereno, etc.

Ellos tienen la vida de usted, su salud e integridad en sus manos y si ellos no saben discernir y tomar buenas decisiones, usted y su familia pagarán las consecuencias.

Si cuidamos que los demás aprendan, nos estamos cuidando a nosotros. Como decía Duarte, es:” … trabajar para la Patria, que es trabajar para nosotros mismos”.

¿Por qué hay que impulsar una coalición nacional por la lectura y contra el analfabetismo funcional?

Siempre estamos dejando a otros la responsabilidad de que las cosas sucedan. Somos un país dado a delegar en otro lo que nos toca hacer.

Andamos detrás de un salvador, un mesías.

Y mientras aparece uno, la situación se deteriora, complica y empeora.

Ahora bien, frente a las amenazas de pérdida de millones de puestos de trabajo sustituidos por robots y por la inteligencia artificial, las posibilidades de sobrevivir como nación dependen en mucho de nuestra capacidad de activar y poner en acción nuestro mayor recurso: la inteligencia de nuestros ciudadanos.

Y eso requiere dotar a los dominicanos de capacidad de aprender y lograr que cada quien asuma la responsabilidad de su propia capacitación.

Porque nadie puede enseñar a quien no quiere aprender.

Hemos mostrado las principales pautas para que se produzca la lectura eficiente, pues es lograble y está al alcance de todos.

Es claro que requiere práctica y supervisión guiada, por eso creo que en las escuelas, liceos, colegios, universidades, empresas e instituciones hay que habilitar tiempo para formar como aprendedores autónomos a las personas y facilitarles los medios para que adquieran esa competencia.

Y conviene que las personas e instituciones de buena voluntad que entiendan lo que se nos viene encima, aunemos esfuerzos y actuemos de forma coordinada y organizada.

Tenemos que lograr que todos o la mayor cantidad posible seamos capaces de gestionar nuestro propio aprendizaje.

Y abrir oportunidades.

Ni siquiera el más viejo oficio del mundo, la prostitución, se salva. Ya hay en camino burdeles de androides.

Mientras más cacareemos el tema y más conciencia pública se logre, más posibilidades hay de que el Estado empiece a reaccionar y las autoridades se muevan en la dirección correcta.

Los Altman y los Musk hablan de subsidiar mediante una “renta universal gratuita” a las masas de desempleados que las nuevas tecnologías generarán.

Pero ellos hablan de “sus” desempleados, no de los nuestros.

Y ya conocemos cuál es la solución prevista para las convulsiones: la violencia de Estado.

Los cerebros, ese oro biológico que reposa en las cabezas de nuestra gente, hay que minarlo para salvarnos del cataclismo.

Ese es el mayor recurso, nuestro capital más importante.

Y en ellos está la esperanza de que sigamos existiendo como nación.

Por eso hay que unirnos en una coalición nacional por la lectura.

El analfabetismo funcional actúa en nuestra contra.

Es tiempo de enfrentarlo.

Mientras más dolientes tenga nuestra educación, mejor

La indiferencia frente a la mediocridad de nuestros resultados educativos a todos los niveles es suicida.

Hay que salir del letargo y promover el interés público en la educación, porque este país se creó por ella y depende de ella para sobrevivir.

Estudiantes y jóvenes profesionales y artistas, agrupados en La Trinitaria y La Filantrópica fundaron la República.

Y por la educación se forja la conciencia y el espíritu nacional.

¿No hemos llegado ya suficientemente bajo como para reaccionar?

Hay que cuestionar los métodos y procedimientos que han llevado a producir en masa analfabetos funcionales.

Enseñar a los estudiantes a aprender, que es la tarea principal y básica de la escuela: formar un aprendedor autónomo que asuma la gestión de su aprendizaje y proveer los medios y guías para que lo logre.

Una escuela en que se “enseña” química sin un laboratorio no es una escuela, es una estafa.

Y, asómbrese si quiere, eso mismo sucede en las universidades: se enseña química de boca, sin laboratorio. Eso no es enseñanza, eso es estafa. Punto.

Hay que educar a los educadores.

Y hay que poner el aprendizaje como la gran tarea y el gran desafío nacional.

Creo que aquí hay mucha gente espantada por la realidad de deterioro y sensible a que esa situación cambie.

Y organizaciones e instituciones alarmadas.

¿Acaso las empresas no se perjudican por el analfabetismo funcional de sus empleados, supervisores y gerentes? ¡Claro que sí!

¿No es oneroso para el país? ¡Claro que sí!

Es tiempo de que empecemos a aunar esfuerzos y a demandar acciones y recomendar vías para paliar la situación y reorientarla positivamente.

Lanzo la idea de esa gran concertación.

Para que los funcionarios empiecen a funcionar.

Para que los maestros sean entrenados para enseñar a aprender.

Para que logremos, entendiendo el desafío, responder como nación y despertemos el potencial de la inteligencia nacional que anida en los cerebros de los dominicanos.

Y para que nos hagamos dignos de nuestros prohombres y mujeres.

Es posible.

Es lograble.

Podemos unirnos en la defensa de una real educación.

Porque sin educación real no hay futuro.

Y no hay educación sin lectura.

Y sin capacidad de aprender de forma autónoma.

Aquiles Julián. Presidente del Centro PEN RD Internacional