El Popol Vuh, también conocido como El libro del consejo o El libro de la comunidad (XVI), es una obra maya muy importante en que se acentúan antivalores como la destrucción, la venganza, el orgullo y un cúmulo de malas intenciones y trampas para conseguir lo que se desea.

No puede negarse que en el Popol Vuh son vistos uno que otros valores importantes y positivos como la concientización y la incentivación al cuidado de la naturaleza, o la lealtad entre seres cercanos, sin embargo, es más resaltante el conjunto de antivalores que presenta, pues son bastantes. Entre ellos puede verse, por un lado, unas divinidades que parecen ser poderosas, pero fallan y dependen de su misma creación para su subsistencia, cuando es bien sabido que la creación debería depender de su creador al ser menos poderosa, y una muestra del poderío y grandeza de su señor. Estas mismas divinidades inventan una y otra vez al hombre, para luego decepcionarse porque no salen como planeaban, lo que deja de manifiesto un poderío débil: “Entonces lo desbarataron y volvieron a amasar su formadura y fábrica; y dijeron: “¿Cómo lo haremos otra vez para que pueda alabarnos e invocarnos? Entonces consultaron otra vez.”

Por otro lado, es visto cómo por el orgullo y la altanería de algunos dioses, otros, ardiendo de celos y envidias, no lo soportan y comienzan a armar y ejecutar planes violentos para darles muerte: “y dijeron los dos muchachos: “No estará bien que esto pase en adelante, porque no vivirán los hombres aquí en la tierra y así probaremos a tirarle con cerbatana cuando coma; le tiraremos y le meteremos una enfermedad, y entonces se acabarán sus riquezas, sus piedras preciosas y sus chalchihuites, que es con lo que se engrandece.” P.40.  Las afrentas y muertes que toman lugar en la obra no son perdonadas y olvidadas, sino que son respondidas con venganza y aún más destrucción: “¿Qué ha de ser? Que dos demonios me tiraron con cerbatana y me desquiciaron las quijadas, todos los dientes se me menean y me duelen mucho; pero aquí traigo un brazo de uno de ellos, colgadlo al humo sobre el fuego, para que vengan por él los dos demonios”, dijo el Vucub-ca-quix…” p. 42., planeaba hacerles mal si de verdad iban a buscar el brazo, pero los enemigos fueron prudentes y buscaron otra alternativa para recuperar lo perdido.

Estos males y antivalores promovidos por esas divinidades les trascendieron, pues muchos se aliaban a ellos con gran interés o sin oposición a ayudar a ejecutar los planes de muerte, lo que muestra toda una sociedad corrompida que promovía la guerra y que se multiplicaba más y más: “¿Qué haremos con este muchacho, matémoslo porque no es bueno esto que hace, él solo levantó el palo?”. Lo qué haremos será un gran hoyo y allí lo arrojaremos abajo, en el hoyo. Le diremos: anda a sacar tierra de aquel hoyo. Cuando él esté inclinado en el hoyo le echaremos un palo grande y morirá en el hoyo” P. 44. En esta misma vertiente, Chaveri (2012), comparte la conclusión de un análisis de Kazuyasu Ochiai sobre la lucha y otros antivalores que se volvieron el sentido de la vida de los personajes “la conclusión a la que llega el crítico es que el combate mismo es la justificación de la existencia de los personajes, que adquieren identidad por sus funciones complementarias y antitéticas. La oposición entre los actantes parece ser una constante en muchas tradiciones míticas, así como en el cuento tradicional analizado por Propp.”, lo que pone de manifiesto mentes cauterizadas ante el bien y encaminadas a la promoción y ejecución del mal. Chaveri también afirma que las guerras se vuelven un círculo vicioso, pues los enemigos atacan y las víctimas se defienden a lo largo de toda la historia “ A pesar de los distintos contextos de realización, se puede reconocer un sistema homogéneo de oposiciones entre los actantes antagonistas: acción agresiva del pueblo kiche, para su imposición política, y reacción de los otros grupos, para mantener su independencia.”. Son tan altos estos antivalores, y tan caóticos, que se hicieron sacrificios humanos en nombre de ciertas divinidades, lo que deja entrever una valoración inexistente y violación de la vida.

Popol Vuh.

Cetina (2022), se refiere al Popol Vuh como una obra que resalta no solamente buenos valores como la humildad y perseverancia, sino también, varios antivalores como la envidia, el rencor y el irrespeto a la vida humana; y es que es visto que, ante cualquier adversidad o diferencias de bandos y opiniones, se piensa en quitar la vida a la persona, ni siquiera es mencionado o perceptible un deseo de realzar la paz, o de seguirla. La Biblia advierte sobre la envidia, dice que nadie puede sostenerse ante ella, pudre el alma, la envenena, y en adición a esto, es destructiva.

Otro antivalor que resalta Estrella (s.f), es el rencor, la falta de perdón y deseo de venganza, y pone como ejemplo la ocasión en que, al no poder ganar un inocente juego de pelota a unos hermanos, los señores de Xibalbá comienzan a hacer cosas peligrosas para tratar de matarlos.

Puede concluirse afirmando la verdad inicial de que la fantástica obra estudiada, Popol Vuh, resalta de una forma constante y persistente valores negativos. Es sorprendente, pues tras analizar muchas veces las cosmovisiones del ser humano sobre la creación del mundo, suele hablarse y verse las divinidades como seres llenos de bondad, de amor, de perdón, como también enseñando y demandando el mismo comportamiento a las distintas sociedades. Sería peligroso y triste que en este aspecto un pueblo se sienta tan identificado con sus ancestros, que los representen en sus acciones, y si es así, es bueno ser prudente y prepararse, porque posiblemente guerras y enfrentamientos diversos tengan lugar no solo en los países hispánicos que se ven en la obra identificados, sino también contra todos los pueblos y regiones que conforman el universo.

______________________________________________________________

La autora del artículo es estudiante de la Licenciatura en Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.