Carmen Conde (1987) dijo: «La poesía es el sentimiento que le sobra al corazón y te sale por la mano». Conde había dicho la frase con la que más me acerco al poemario del poeta, editor y gestor cultural Luis Reynaldo Pérez (Santo Domingo, 1980). Ponerle nombre a esa sombra (Santo Domingo: Luna Insomne Editores, 2022) es la obra más íntima del autor y su universo poético gira en torno al abandono y la ausencia de su padre. Esta colección de diecinueve poemas nace a partir de diciembre del año 2011, fecha de la muerte de su progenitor, a quien le dedica el libro y la razón de este, bajo el epígrafe «A la memoria de Elías Rodríguez, mi padre, el ausente…», luego fue terminado en el mes de septiembre del año 2022.

Luis Reynaldo Pérez
Luis Reynaldo Pérez.

Luis Reynaldo Pérez ha logrado, en la intimidad de la poesía, una obra en la que domina la belleza del lenguaje. La estética formal no es descuidada a pesar del tono íntimo y tan psicológico del poemario. Esta colección es una forma de desahogo y desnudez ante una sociedad que suprime los sentimientos masculinos; recordemos Poema a la hija reintegrada, de Domingo Moreno Jimenes que rompe con esos estereotipos. La poesía, sea escrita por hombres o mujeres, funciona para comprenderse a sí mismo y lo que le rodea a la voz creativa.

La nostalgia, la soledad, la desesperanza, la muerte, el tiempo perdido y el deseo de un vínculo entre padre e hijo se entretejen en unos versos que cuentan con gran sensibilidad una historia que se asemeja a muchas otras. Un lector que ha vivido la misma experiencia haría suyo estos poemas. El yo poético centraliza al lector sobre la ausencia de la figura paterna en la vida de su autor. El poemario inicia con la muerte de su padre y el hijo que se cuestiona por no haber hecho las preguntas o dicho las palabras que ahora son poemas de un libro. En ese mismo contexto, la muerte de su progenitor se convierte en dos ausencias, la del padre que no estuvo desde la niñez y ahora la de su inexistencia en el plano terrenal:

«Cada mañana despierto sabiendo que no estás / que la distancia entre nosotros no se resuelve / con una llamada telefónica / o un viaje en autobús / que sigues siendo la misma sombra difusa / sin nombre, que me rondaba».

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Por otro lado, el autor se refiere a su padre como a una sombra, viva y latente, que nunca fue exánime o inanimada. Desde su niñez entendía de la ausencia paternal y que tenía que vivir con eso; entre líneas, el abandono fue desde su nacimiento:

«Y estas ahí, a mis espaldas / esa sombra que siempre me acompaña / desde el 10 de diciembre de 1980».  

En el cuarto poema quien interioriza es el autor de niño para expresar su dolor y lo que sentía en aquel momento, ese viaje a la memoria y al tiempo presenta imágenes y sensaciones de dolor y culpa:

«Siempre quise ser un súper héroe / no quería volar / ni ser indestructible / ni vencer a los malos. / Solo quería ser invisible / cada último domingo de julio / o cada vez que en la escuela preguntaban / porque tengo un solo apellido. / Los días de mi cumpleaños también. / Nunca recibí una tarjeta de felicitaciones / ni un abrazo».  

Ponerle nombre a esa sombra es un viaje al vacío, a la soledad y la ausencia, así como a la añoranza de un beso, de un abrazo y de un te quiero, pero también al perdón; el libro termina con un gesto de resiliencia y sanación:

«Toqué despacio la losa / “Te perdono, padre mío”, susurré. / Y fue como si en ese gesto depositara todo el dolor  / que como una mano de sombra / apretó mi existencia».

Escribir es una terapia contra los fantasmas que atormentan a la humanidad; los psiquiatras y los psicólogos les sugieren a sus pacientes llevar a la escritura aquello que desequilibra su salud mental. De esta forma nacieron los poemas de Anne Sexton, su escritura pertenece al género de la poesía confesional y en sus textos están plasmados sus traumas y problemas psicosociales. En esa misma línea, autoras como Silvia Plath, Maya Angelou, Alejandra Pizarnik y Alfonsina Storni escribían en torno a ellas.

Este libro íntimo y autobiográfico es un reflejo psicológico, no solo de quién lo escribe. El abandono de la figura paterna es uno de los casos que afecta la vida emocional de niños y niñas. Su autor ha creado textos que se contrastan con las repercusiones traumáticas del abandono de un miembro fundamental de la familia.

Biografía

Esther Jiménez Candelario (Villa Altagracia, 1998). Es profesora, bibliotecaria y es miembro del grupo cultural Poesía Coreada. Es licenciada en Letras por la Universidad Autónoma de Santo Domingo, cultiva el género narrativa y poesía, algunos de sus poemas han salido en la revista Letras Salvajes y ganó una tercera mención con el cuento “Ningún ombligo apuntará a su estómago” en el concurso “Escribir desde las aulas”.