Comienza la cita: Amasar y babear a Las Chicas del Can (por Ismael González Castañer)
Conocimos al poeta dominicano León Félix Batista. Mulato. Gafitas a lo Lennon.
Amigo de celebérrimos poetas cubanos: Lorenzo García Vega, José Kozer: —Hubo un tiempo en que sólo me tenía a mí —dijo refiriendo la proverbial soledad del poeta pernoctante por antonomasia: Kozer —ha mudado tanto que –diríamos– sufre de centralidad. “A C.A. Aguilera lo conozco por email”, dijo. Ahora está becado en Alemania, le actualicé.
No obstante su neobarroco militante (Los poemas de Batista exaltan lo sublime de los objetos corrientes y de la experiencia cotidiana, con un erotismo más intelectualmente refinado y con un cinismo subyacente de corte inconfundiblemente neoyorquino: Ana María Hernández / Como as figuras geométricas de uma rosácea mandala, os poemas de Batista constróem o pensamento através de variedades da formas, do deslumbre dos sentidos: Claudio Daniel), su lectura tuvo el éxito que llamo “de muchachitas”, pues sacó al vidrio especialmente “enaguas” que hoy día no se pone ni una de esas mismas “niñas”. ¡Y cómo había! Ya lo dije ya: Por cada masculino, 8cho féminas B y B –Buenas y Bonitas. Y León Félix Batista:
Sus pequeños panties de algodón
Espacios en el monte ramifican ricamente. El triángulo
reclama labor de desbarbado: en su transpiración
glucosa hay asechanza, suscitada por el eco y calistenias
de galope. Las sienes no descansan ni ejercen la censura
sobre el cráneo traspasando turbulencias.
Y el vínculo no es claro, sí engendro de un esquizo
(que cunde porque llena con sed su circunstancia).
Atributos de la enagua
“Seduce por lo que es dentro, o será, cuando se abra…”
João Cabral de Melo Neto
Es volátil, dicotómica, difunde emanaciones de talcos
medicados (que sirven de reactivo). Se trata de una artera
falacia descriptiva: está más bien tramada para taimar
un folio, de dar menos palmarios ambos belfos. ¿Cómo
puede hacerse el corte sobre las mismas carnes para
que predominen algunas dimensiones? Así que hay
tundras, deltas, materias espumantes, operando sin
ningún desplazamiento. Yo sé cómo ello emerge hasta
la efervescencia: ensanche hacia los yermos unánimes
del íntimo.
Hay un grupo de palabras y estructuras más usado, dominado tanto por el avisado-avezado como por la población en general. La gente, parecería no entender palabra y estructura fuera del grupo más usado. Empobrecimiento y reducción. La jerga o lenguaje específico de una materia particular, se mira siempre con especial atención por parte de los que deben conjugarla para su comprensión o sentimiento. Se pensaría que para tratar, por ejemplo, esencias de los seductores vestidos íntimos femeniles interrelacionados con el deseo, la pasión, el amor, la actuación o la contemplación del mirante, serviría –y nada más– un lenguaje o una jerga tan sencilla como la rotundez sin filosofía que ofrece palparrozar la tela de un blúmer. Pero no. Emplear palabras y conceptos nada correlativos dentro de una estructura incorriente además, parecería no congeniar con el paquete intelectual común –y ordinario– de la población media, neófita. Pero no. De la misma manera que una enfermera sabe (o que el diseñador-costurero supo) que el blanquísimo hilván del borde de su sayuela dejándose ver entre los botones del uniforme provocarían mejoría en ese viejo paciente, León Félix se percató de la aceptación de sus panties y sus baby dolls y trató de ver –allí en la tribuna de la Asociación de Institutores de toda Antioquia, pasando las hojas del portentoso cuaderno ganador– si tenía más cremalleras y camisolas de crochet.
La sala estalló en sonrisa cómplice, rogando impaciente “¡Ojalá tenga más!”. Tuvo más al fin. Y comprobamos –sin remedio– que si podemos distinguir, verbigracia, el escondido, el infrecuente olor de un conjunto de equipajes que espera ser embalado del evidente olor de unas cajas de fruta, el lenguaje para el aroma desconocido, menos frecuente, tendrá que ser exclusivo, tendrá exclusividad: Más León Félix:
Dracones draconianos
Fluyendo (formas mixtas) oscila en las orillas (la armadura)
del gabán: chaqueta ecuestre verde al costado de un abismo,
sin fisura que dimane de su interno. El torso rectilíneo, que
ostenta prominencias, ha debido originarse de mi sien.
Su pelo restringido (indóciles dos lianas) remonta como
anchoa y vomita sobre el busto. Categóricamente parecen
ambas manos emitidas a lo inmenso a sondear: se trata
de verter expansiones secundarias, mecánica con moho
de las desproporciones.
(A Lorenzo García Vega, que lo ve en su playa albina)
Entonces, desde la sala que veíamos oscura, o densamente cifrada de los cuerpos B y B, Burbulentas y Babrosas llegaron con la danza del autógrafo: “Para Usted, de mantilla fantasmal/ Para Angélica, móvil del vampiro/ Para Yola, bajimama”. Dedicatorias que imagino Batista haya practicado con sus propios títulos.
Termina la cita y me cedo a mí mismo la palabra: Lo hasta aquí vertido es una sección de “Medellín, el mejor y más completo”, crónica del 12vo Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, 2002, publicada por el poeta cubano Ismael González Castañer (La Habana, 1961) en el #66 (diciembre 2003-marzo 2004) de la revista argentina Diario de Poesía, pp. 25 y 26.
Yo, uno de los 70 poetas de 54 naciones invitados 23 años atrás, soñé con escribir también mi correspondiente crónica. Pero corrían tiempos aciagos tras mi segundo exilio (aunque esa vez forzoso, poeta expulsado de la República Platónica –y ya suman tres destierros), y luego fue muy tarde. Lo cierto es que ignoraba, hasta el miércoles pasado, este entrañable escrito de mi prójimo próximo González Castañer, al encontrarlo por azar en la digitalización que generó y subió a la red el Archivo histórico de revistas argentinas (Ahora, Ahira – Archivo Histórico de Revistas Argentinas) de los 83 números de Diario de Poesía (junio de 1986-mayo de 2012, 5mil ejemplares en tirada trimestral). ¡Cuántas remembranzas redivivas!
Ismael comienza su crónica describiendo el dédalo amenazador del Aeropuerto Internacional José María Córdova, ubicado entre montañas, donde todo pasajero, antes de aterrizar, sospecha que aquel ha sido probablemente su último suspiro en el planeta. Y eso, que a Ismael no le contaron, como a mí (¡en pleno descenso a 300 kmph!), que el accidente de aviación que mató a Carlos Gardel ocurrió en aquella pista –se trataba de una broma, negra pero por mitad: El Zorzal falleció en el antiguo Olaya Herrera, que en 1935 era el único aeródromo de la capital de Antioquia.
González Castañer se lanza entonces a describir las incidencias del FIP y las vertientes de “cofradía y fraternidad” con lugareños, organizadores e invitados: “Tuve trato con 33, 23 llegamos a ser más que poetas que se conocen diez días. De estos 23, 12 + uno somos amigos. ¡Qué decir de los 10 restantes, que fuimos los que más amigos fuimos! Nada, ni la sangre, nos separará. Juramos”. Y así fue. Más o menos: no hemos vuelto a encontrarnos sino hasta la reinvención del concepto de amistad por las redes sociales, uno de los pocos rescates positivos de esta maraña ubicua que llamamos infoesfera.
Reí con tanta gracia ante su envite escritural, con la inventiva anecdótica de una lectura mía. Me volví a emocionar al recordar, al recordarlo como uno de aquellos poetas que se me hicieron entrañables a partir de aquel evento (David Huerta de México, Juan Carlos Mestre de España, Eleonora Requena de Venezuela, Marianne Larsen de Dinamarca, Carlos López Degregori de Perú, el propio González Castañer), junto a aquellos que conmigo menciona (Adriano Corrales de Costa Rica, Jorge Luis Arcos de Cuba, Euler Granda de Ecuador, Taba Lo Liyong de Sudán, Natalia Toledo de México). Mi hipotético “relato de los hechos” sería tal vez más grueso en personajes, puesto que, gracias al inglés, me desplazaba entre nacionalidades –a veces como intérprete–armado con esa lengua franca. Así, además evoco a la japonesa Satoko Tamura, al brasileño Sergio Lima, a la rusa Anzhelina Polonskaya, al bangladesí Aminur Rahman, a la finlandesa Tua Forsström, al guadalupense-martiniqués Henri Corbin…
Agrego que los poemas a que alude provienen de mi libro “Burdel Nirvana” (Premio de Poesía Casa de Teatro 2000), el más reciente entonces. Y que el retrato que hace de aquel joven poeta de 37 años que yo era, es emotivo, tierno y afectuoso. Y que, curiosamente, sin ser ensayo profundo ni reseña premeditada, este es uno de los análisis más profundos que se haya escrito sobre mi obra.
La crónica de Ismael publicada en el Diario de Poesía termina con un “continuará” que espero que haya continuado. Voy a “textear” a Ismael por “Messenger” pa’ ver qué dice.
(Aquí va el enlace a una grabación de la mesa lectura referida por González Castañer:
https://www.youtube.com/watch?v=wcw3ibW4m3M)