Desde ahora aprovecharemos que en octubre se celebra el Día Nacional de la Poesía en República Dominicana. Para publicar los poemas de los miembros del Taller Literario Virgilio Díaz Grullón, recinto Santiago de la UASD, comenzamos haciéndolos en el orden en que fueron publicados. La edición se realizó para festejar los treinta años del taller, pero también el centenario del escritor santiaguero ya mencionado. La conmemoración del Día Nacional de la Poesía es el 21 de octubre, en honor a nuestra poeta de la Patria, Salomé Ureña de Henríquez, quien nació en la misma fecha, pero en el año 1850. La gran educadora y poeta murió el 6 de marzo de 1898, siendo su esposo el intelectual Federico Carvajal. Ambos tuvieron cuatro hijos, pero los tres más conocidos fueron los grandes humanistas de nuestras letras: Pedro, Max y Camila.

Es fundadora de la segunda etapa del taller y su labor como futura escritora comenzó, mediante nuestra revista Voz Literaria, realizando entrevistas a escritores de la provincia y la región. De esa labor, publicó en 2008 su libro "Entrevista a diez escritores de Santiago y la región". Aunque su profesión es la Comunicación Social, mención Periodismo, su bagaje literario arrancó en el taller en el género del cuento y el microrrelato. No era una hacedora de la poesía, porque la consideraba difícil y compleja, y según ella, no tenía el don para su realización.

De esta manera, emprendió la lectura de grandes poetas de nuestra lengua y descubrió que la poesía le da vida a las palabras y a las cosas que nombra, para trascender al propio sujeto que la forja. Llevo décadas expresando que la poesía es lo único que el mercado no ha podido prostituir, porque su valor supremo es la creación, no el negocio: la poesía no ha sido atrapada por la estética del consumo ni por la barbarie del mercado… Es lo único digno que le queda a la humanidad.

Un buen poema nos transforma y nos salva. Nadie podría ser el mismo después de leer al poeta Franklin Mieses Burgos, un auténtico sembrador de voces y de verdades eternas, cuando conoció la secreta magia de la poesía. […]  Yo entonces ignoraba muchas cosas iguales/ cuando aún no era mía/ esta canción que estaba tirada por el suelo, / como una hoja muerta, sin palabras;/ pero ahora ya sé de las formas distintas/ que preceden al ojo de la carne que mira, / y hasta puedo decir por qué caen de rodillas, / en las ojeras largas que circundan la noche, / las diluidas sombras de los pájaros (Esta canción estaba tirada por el suelo).[1]

Lo que vives

 

Estoy armando mi equipaje para el viaje

obligatorio sin destino ni regreso.

Llevaré algunas letras de oro

para pagar al gondolero.

Para iluminar

el río en las noches despiertas.

Unas cuantas gotas de lágrimas para calmar la sed

envuelta en llamas.

El eco del viento para escuchar tu canto.

Algunos versos deshojados en primavera.

El olor de los abrazos lejanos.

El sabor de los besos imaginados.

Llevaré tu historia para entretener a los viajantes

con la mía alimentaré los peces plateados.

Quiero escribir un poema

Quiero tener el don de escribir

un poema que describa

el lenguaje de las aves,

las caricias del viento y su intención al tocarme.

Un poema que traduzca

el canto triste de una tórtola solitaria.

El mensaje de las hormigas al besarse de prisa.

Quiero escribir un poema

que me revele de dónde

vengo y hacia dónde voy.

Que me haga comprender ese misterio,

me inunde con su luz blanquecina y fugaz.

Que me conceda el encuentro

con el Dios de todos y mi Dios interior.

Quiero escribir un poema

que inunde los ríos con mis letras disueltas,

que las mastiquen los peces,

las incuben en los corales y decoren los océanos.

Quiero escribir un poema

que le diga al amor que espero,

que no se esconda más.

Quiero escribir un poema

que escolte el sol que pinte de alegres colores

a las nubes grises y blancas

que sea canción que interpreten

los ángeles que desestrese a Dios.

Que humanice nuestros fantasmas

y comprendamos sus mundos infinitos.

Quiero escribir un poema.

Faltan palabras.

Sobran mundos.

Se esconden las imágenes.

Se agota mi mano.

A falta de un poema.

Me sumerjo.

Me elevo.

Me encierro.

Me libero.

Me conduzco.

Me sorprendo.

Me transformo.

Me traduzco en infinitas definiciones imposibles.

Las personas me describen deletreándome.

Buscando recocerse en mí.

Sin saber que estoy tratando de escribir un poema.[2]

Ausencia

 

Cuando te vas, cargada de melancolía.

Cuando me quedo, atrapado en tu lejanía.

Mi mirada se alarga en tu pupila.

Tus palabras resbalan por mis mejillas.

Se tatúan en la soledad de mi alma.

La presencia de ambos queda disuelta,

cuando me voy, cuando te quedas.

Acertijo

Ella mide mi frente, justo en medio

de las líneas del tiempo.

Su tibio calor me agrada.

Camina hacia mi oreja izquierda

y se detiene justo en el orificio auditivo.

Encojo el cuello al sentir la incertidumbre

de que pueda penetrar en mi oído.

Trato de detenerla, pero es más rápida que yo.

Se columpia juguetona entre el cabello plateado.

De un brinquito salta a una de mis cejas,

me hace un poco de cosquilla, siento un picor,

como si fuera un pellizquito, eso me hace enojar.

Instintivamente la golpeo con mi mano derecha.

Como una acróbata, con sus patas

que parecen dedos, se aloja en la nariz.

Provocó un violento estornudo,

estrellándola contra la boca.

Se sostiene entre los bordes de los labios,

con maniobras de tijeras recorre

el segundo de mi cara, hasta llegar

a minutos de apagarse los ojos,

para sostenerla tiernamente entre su palma,

completando una hora. Culmina el tiempo.

Llamado

Siente el llamado de las palabras azules,

el poeta, las dibuja en papel invisible

con trazos sugeridos.

¿Qué significa esto? ¡Locura, acaso!

Por la rendija de la ventana escucha

colores de las metáforas.

Observa cómo forman figuras extrañas.

Abrazadas al sol se desvanecen en gotas de plata.

En la soledad de su habitación escribe el poema.

Lo salpica la lluvia de letras disueltas.

Siento la humedad. Abro mi paraguas.

Desde la distancia me encuentra…me toca…

 

Interrupción

Cuando regrese al sueño,

recuperaré el poema

olvidado en el despertar

de la trasnochada madrugada.

Tormenta

Tú, siempre tan seductor, atrapando rayos

que electrizan gotas de plata en la penumbra.

Yo, empapada de nostalgia, como lluvia desnuda.

Sé que volverá. Camino hacia la puerta.

Me acerco con sigilo.

Ese ojo tan pequeño sin pestañas no parpadea.

Siento el otro, el de enfrente, que me mira.

Intruso e inmóvil, mostrándome

su vacío y monotonía.

Encarcelado en su cuerpo rígido.

Huelo su perfume.

Volverá descalzo.

Con su piel fría como una madrugada

mojada de insomnio.

Nace el día.

La tormenta ha pasado.

Me visto con su recuerdo.

El viento levanta alas de hormigas

que caminan sin rumbo.

Mientras se dispersan sus huellas…calma.

Transformación

Soy río que sueña cruzar la otra orilla.

Bañarse en la calle desnuda.

Deslizarse por el contén

como cuando era lluvia.

Río que sueña navegar hasta el mar.

Nadar entre sus profundidades con las sirenas.

Acompañar su canto con arpa hecha de olas.

Soy río que sueña beber agua de los océanos.

Río que busca guarecerse en caracolas,

por las noches frías y sin estrellas.

Río que sueña ser sonajero,

para poner música a los versos.

Soy río que sueña llegar al mar

para transformarse en nube, para ser rocío,

árbol y semilla esparcida por los pájaros.

Enigma

Bésame descifrando la combinación

del lenguaje y la risa.

Bésame con tu inocente boca de caracolas.

Donde gaviotas se alimentan y calman la sed.

Bésame, cerrando tus manos vacías de mar.

Bésame sostenida en espuma y sal.

Me sumerges en tu canto y ahoga.

Bésame antes de que despierte el día,

y no te vea más.

En tus labios de arena descansa el sol.

Sexto sentido

Escucho el sonido del cansancio

en sus párpados caídos.

En la sonrisa diluida en la taza de café.

En los lentos pasos que caminan

por sudorosas horas.

En su piel tendida en la silueta gastada.

En el temblor de las manos

que acarician soledades.

En las cortas miradas que se apagan.

En las historias repetidas.

En su voz cansada.

En los insomnios adoloridos.

En los callosos resabios.

En la resignación de los rezos.

¿Quién eres, pregunta?

¡Soy yo, madre, tu hija!

Los tiempos se tocan las manos.

Entre la ternura y añoranza.

Cuando la inocencia se tejía

en la prisa de las clinejas.

Hoy me toca peinar

la paciencia del tiempo cansado.

¿Habrá respuestas?

Recorro la monotonía de esta calle

de pies blandos.

Recojo desvanecidos pasos

de mis antepasados, en caminos solitarios.

¿Para qué esta prisa que

me conduce a ninguna parte?

que me aleja del lenguaje de los valles.

De la lengua dormida en planicie húmeda.

A las falsas cercanías.

Cruzo el puente.

Voy tarde por la angustia

de una mañana congestionada de preguntas.

¿Llegarán a tiempo las respuestas?

¿Quién las traerá a la mesa?

¿Llegarán trituradas o enteras?

¿La aceptarán los sabios

o los que van por la vida

escasa de equipaje y descalzo?

La sombra del milagro

Vientre asustado

en los cuerpos de la noche muda:

tus labios desnudos

regresan a la sombra del milagro.[3]

Experiencia

Arelis Albino.

Llegué a tiempo, porque ando disuelta entre las letras, construyendo mundos reales en la imaginación y seduciendo metáforas. Ingresé al Taller Literario Virgilio Díaz Grullón cuando fui a estudiar Comunicación Social a la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue una experiencia muy importante; poder entrar en contacto con escritores de los diversos géneros literarios: extranjeros y dominicanos. Conocer y entrevistar, además, a destacados escritores santiagueros y publicarlas en el libro Entrevista a diez escritores de Santiago y la Región, ha sido un logro significativo. También aprendí a ejercer la gestión y difusión cultural con los diversos eventos literarios que organizamos, incluyendo la celebración de los aniversarios y reconocimientos anuales a escritores y personalidades del arte, la cultura y la literatura de la República Dominicana. Producto del aprendizaje en el taller literario Virgilio Díaz Grullón escribí y tengo inédito un libro de poesía titulado Aroma de metáforas, y otro de narrativa.

Arelis Albino Díaz. Licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recinto Santiago. Miembro del Taller Literario Virgilio Díaz Grullón de esta institución académica, llegando a ser coordinadora ejecutiva. La Dirección General de la Feria Regional del Libro Santiago 2005, la premió por su eficiente labor como coordinadora del programa «Virgilio Díaz Grullón», a quien estuvo dedicado este importante evento cultural. Participó en la producción y conducción del programa TV Cultura, conjuntamente con el licenciado Enegildo Peña, transmitido por el canal Súper TV 55. Laboró durante tres años en el periódico La Información, en donde publicaba sus columnas «Comunicando» y «Desde el Monumento», así como reportajes, entrevistas y artículos, al igual que en la sección «Biblioteca» del Listín Diario, dirigido por el licenciado José Rafael Lantigua.

Fue encargada de prensa del Arte vivo 2003, generando con su excelente trabajo la mayor promoción mediática que haya desarrollado este evento cultural y encargada de prensa del Festival de Cine Global Dominicano, de la FUNGLODE En la actualidad es encargada de relaciones públicas y prensa, así como de la gestión cultural del Monumento a los Héroes de la Restauración. Produce dirige el programa «Una Cita» con la historia, grabado y editado en los estudios de Radio Visión Educativa, Calan 54, Claro TV, del Centro de Convenciones y Cultura Dominicana UTESA, y el programa cultural «Encuentro con escritores del mundo»

Publicó el libro: Entrevista a diez escritores de Santiago y la Región. Es facilitadora para el INFOTEP y el programa Supérate con Solidaridad, en el curso de Locución Profesional. Realiza maestría de ceremonias y organización de eventos.

[1] Burgos, F. M. (2006). Obras Completas, pág. 78. Santo Domingo: Bibliófilos.

[2] Albino, A. (2021). Ellas me tientan y Quiero escribir un poema. Voz Literaria, págs. 31-32.

[3] Albino, A. (1997). Voz Literaria, pág. 3