En el contexto actual hay una tendencia a despreciar las humanidades. Pululan las opiniones, los posts que pretenden convencer a los jóvenes de tomar carreras sin atender a las vocaciones. Importa más la vida desde afuera que los anhelos interiores. Llueven las propuestas sobre las supuestas carreras del futuro. La virtualidad más la ilusión de enriquecer han copado las aspiraciones del ser humano. Los modelos de vidas fabulosas recreadas en las pantallas han despojado la vida de la propia vida. Contrario a esto y en otro horizonte se encuentran aquellos que creen en un estilo de vida más propio, más sentido y de mayor significado en términos humanos y espirituales; seres que han hecho del arte y su vocación el centro de su existencia. Dentro de este grupo figura Freddy Bretón, quien ha convertido su vida y vocación en arte, en poesía. La misma que se presenta en su antología Poesías completas, cuya tercera parte funge como tema principal de este artículo.

La vocación es centro de parte de su poesía, oscila entre el llamado de Dios, sus implicaciones entre lo humano, las tentaciones del mundo y sus repercusiones en la colectividad.

Libro Poesías completas, de Freddy Bretón.

Con un hermoso soneto plasma la aceptación del llamado vocacional, por el cual renuncia a la belleza de la vida en la juventud.

El sí

Ya voy señor, feliz te dije un día

Con un sí que me brotó sobre una alfombra;

Es fácil guerrear desde la alfombra. Hurtándose al abismo rebeldía.

 

La vida era muy bella y sonreía

Como una beldad joven que te asombra.

Esa flor que te besa y que asombra;

Era vida, soñar como poesía.

Asimismo, expresa en una alegoría la metáfora en nadar en el mar caribe y la vocación.

Mar adentro

… Cómo puedes pedirme

Un seguro naufragio

Pero después de todo

Prefiero naufragar

Si es contigo

A morirme de hastío

En lo seguro,

Viendo correr la vida

Desde lejos.

Dentro de su relación con Dios y su vocación, este autor clama cuando siente el hastío, cuando no siente su voz, por el encuentro final, entre otros aspectos de su vida.

El ámbito social no escapa de su interés, lo inserta en sus poemas que él llama oraciones. Dentro de los que figuran Un ser abandonado, oración de un pensador, oración de un rico, de un artista, un científico, del narcotraficante, del que se va en yola, del carretillero, del pobre el enfermo, el sembrador, entre otros. Como diciendo: Nada humano me es ajeno. El hombre es un ser social por naturaleza, sin importar su oficio, vocación o aspiración necesita de los otros, sus vidas conforman la propia,

Oración de un rico

Son los negocios mi afán primero,

La mayor parte de mis cuidados

Y hasta en mis ocios,

Como bien sabes,

Me va faltando tranquilidad.

Oración de un artista

Señor, soy artista.

Soñador de tus mundos, plasmador de tus sueños.

De un narcotraficante.

He ido a todas partes en viajes de placer

Y la intranquilidad

Vuelve siempre conmigo.

De uno que se va en yola

Subo a la yola, oh, Dios

En busca de otras playas.

Aquí hay quien va, quizá

Pensando en aventuras.

Yo voy detrás del pan

Y algo de dignidad para los míos.

La última parte de esta antología muestra el reflejo del mundo en el espejo de la consciencia de Freddy Bretón, puesto que la sociedad con todas sus implicaciones y desigualdades ofrece caldo de cultivo a su vocación.  Desde sus roles de servidor del cristianismo y escritor ha puesto el dedo en la llaga de las heridas sociales y ha ofrecido la plegaria convertida en arte como aliciente para mermar el dolor.  Deja ver que, sin importar el oficio o la vocación, el ser humano es suma de carne y espíritu; de lo físico y lo sensible; de lo práctico y del arte.

 

 

 

 Andrea Teanni Cuesta Ramón en Acento.com.do