La lluvia danza a son de fuerzas naturales;

 la poesía dibuja el cosmos de los poetas

Mientras veía caer la lluvia desde mi ventana y respiraba el aire húmedo residual, leía los poemas de Morrison y los meditaba al compás de las gotas que se esfumaban al encontrar el suelo. Así como aquella lluvia intermitente irrumpía el sistemático silencio que imperaba en mi alrededor, este poemario invadió el silencio de mi interior propagando el placer que solo la poesía brinda. Mi mente fue asediada de preguntas tantas: ¿Hay tempestad en el silencio? ¿Es el silencio pacífico o abrumador? ¿Cuándo el silencio es borrascoso? ¿La tempestad que desató el silencio fue la separación de dos almas? ¿Cuál es la relación entre el silencio y el tiempo?

Tempestad del silencio, publicada en 2014, es una colección de poemas compuesta por un prefacio homónimo y treinta y un textos innombrados. Su autor, Mateo Morrison, vertió experticia y viveza en cada poema. Sus versos se presentan con una musicalidad fresca y una intensidad que varía al ritmo de la batuta del poeta. Morrison, galardonado con el Premio Nacional de Literatura 2010, es un veterano de la cultura literaria dominicana. Forma parte de la Generación de Postguerra y fungió como líder de la agrupación ‘’La antorcha’’. Su catálogo de creaciones literarias, incorporado por manifestaciones poéticas, ensayísticas y narrativas, es vasto y diverso.

Esta compilación nos lleva por tramos escondidos y laberintos de emociones. Nuestra lectura fluye por el río agasajador de las palabras del literato, que reluce como un escribano apegado al sentir. Desde el prefacio, nos sumerge en un letargo de contemplaciones existenciales, nutridas de lo incógnito y verdadero, que ponen a prueba nuestro intelecto. Mareas de sensaciones y confusiones nos conducen por el camino que conecta a los poemas, revestidos de una amplia gama de colores, que se pueden vislumbrar por medio de diferentes prismas.

Ciertamente, la literatura viva es aquella que le brinda al lector la posibilidad de teorizar, construir nuevas significaciones, aterrizar en nuevos puertos, jugar con la subjetividad recostada a los conceptos del escritor. Esta recopilación de poemas traza el sendero para que los destinatarios erijan un panorama de interpretaciones.

Mi experiencia lectora me posibilitó abordar el universo poético perpetuado por el poeta desde dos vertientes, principalmente. A través de ambas, descubro elementos distintos, que crean un contraste dinámico en función de las mismas letras. La primera de ellas se centra en la idea de que los poemas están insertos en realidades paralelas, conectadas bajo la ilusión conjurada por el autor. En cada pieza poética escuchamos múltiples voces líricas que gritan al viento sus juicios, lamentaciones, proezas, aventuras, deseos… plasmados en papel por la tinta del poeta. En su conjunto, la diversidad temática: el peso del tiempo, la soledad, el amor, el erotismo, la sociedad reflejan historias y vivencias de ‘’seres anónimos que nunca serán esfinges’’.

Ahora bien, ¿qué pasaría si realmente estamos ante una misma historia separada por escenarios y eslabones? El autor deja huellas indelebles y perspicaces en el texto que me hacen visualizar esta noción. En el poema 1 nos presenta a ‘’un anciano’’, mientras que en el poema 2, a ‘’una anciana’’. Al parecer ambos se encuentran a merced del tiempo, abrazando sus últimos momentos. ¿Comparten algún destino? ¿O sus espíritus no se conocen? ¿La tempestad que desató el silencio se originó en la separación de sus corazones?

Mateo Morrison, José Mármol y Junior Mcabe durante la exposición de Rosa Elina Arias

Desde esta perspectiva, los poemas restantes pueden contarnos en retrospectiva una historia escondida. Una cadena de sucesos que acontecieron en sus vidas en diferentes estadios, momentos, circunstancias. Las estrofas evocan memorias preservadas del olvido y el destierro. En los versos descansa el viaje transversal de seres que han vivido, reflexionado, amado, entristecido, sufrido…

A todo esto, en el poema 21, se hace referencia a un poeta y en el último se describe, de cierta manera, el proceso creativo que forma parte de su labor. ¿Es el anciano este poeta y la anciana su musa? ¿Es su voz la que escuchamos en los poemas? En el prefacio, el hablante lírico enuncia en primera persona: ‘’El tiempo se recuesta en mi hombro izquierdo y deja descansar mi costado derecho para que me recorran las hormigas’’. ‘’El tiempo’’ es el elemento que lo relaciona con el anciano del poema 1, del cual se dice:

…a este ser que lleva

el tiempo entre los huesos.

Con respecto al tema amoroso, si bien este no acapara todo el poemario, pues resaltan las índoles personal y social, sí está presente en ciertos poemas que reproducen melodías románticas:

Trato de salir de mi mudez y se me caen las palabras.

Me abalanzo sobre esos ojos.

Su cuerpo se lanza sobre mí y me responde.

Los transeúntes imaginan el reencuentro de dos

[enamorados.

 

Vivo aquí donde fallece el viento.

Muero para renacer

tal vez

en tu memoria.

En particular, en el poema 2, la anciana rememora sus años de gloria soterrados bajo las capas del tiempo y se aferra a ellos. Su eterna juventud se encuentra en los recuerdos, en las vivencias del ayer:

Todavía siente las caricias

de la superficie que recoge sus pisadas.

[…]

Se zambulle en el recuerdo de unos labios

que fueron fosforescentes

y ahora no saben pronunciar el adiós.

 

Leer el poema 10 es como trasladarnos a sus añoranzas, revivir sus cantos y encaminarnos hacia su plenitud:

Lo armonioso viene de tu piel,

suave y húmeda como ciertas cavernas.

[…]

Tu sombra me cubre.

Ya puedo entrar en ti

bañado de gemidos.

 

Llegado el ocaso de estas líneas, concluimos con que en el prefacio leemos: ‘’La tempestad que desató el silencio aún no se detiene. […] Seres desnutridos emitiendo sonidos que quizás se inventaron en la prehistoria de sus meditaciones. […] El odio y el amor cambiaron de lugar, pero no de intensidad’’. Como lo indica el popular refrán: ‘’Del amor al odio solo hay un paso’’. Entonces, surge la incógnita de si la verdadera tempestad es el odio:

¿Es que le falta amor a esos ojos?

Un museo silente tu mirada.

 

La daga que construyes para herirme. El cuchillo imantado que lanzas a mi pecho.

[…]

La mirada que exhibes cada mañana forzando

a refugiarme en la quietud.

¿No son suficientes para detener tus asedios a mi sombra?

 

Loisy Abreu Vargas es estudiante de la Licenciatura de Lengua y Literatura orientada a la educación secundaria en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.