* (El autor de este escrito,  Aquiles Julián, es el Presidente del Centro PEN de República Dominicana Internacional aspirante)

Durante muchos años impulsé localmente la idea, entre mis amigos escritores, de constituir un Centro PEN en República Dominicana. Intenté contactar infructuosamente a la escritora puertorriqueña Yvonne Denis, cuando fue presidente del Centro PEN PR, porque era el Centro más cercano a RD (y admito que tengo una preferencia emocional incurable por Puerto Rico y su gente).

Siempre, (una actitud común en nuestro país en que pedimos que aparezca un hombre providencial para que haga algo que creemos que hay que hacer, pero que nos negamos a ser quien lo haga), esperé que fueran otros los que iniciaran la tarea y simplemente sumarme y apoyar. No se dio. Hay cosas que, si uno no es quien las comienza, no se comienzan. Sobre todo cuando no hay beneficios a corto plazo. Sólo trabajo no remunerado y su ración de sinsabores en un país de cultura adversa a las actividades del espíritu.

Desde muchos años tengo entre mis contactos, no sólo a Yvonne Denis, sino también a la poeta puertorriqueña Mairym Cruz Bernal, pese a nunca cultivar la relación, error mío. No sabía que ella había sido presidente del Centro PEN PR, pero decidí que ya era hora de culminar esa aspiración y no solo hablar de ella, y la contacté por Messenger. Mairym no solo me respondió con gran receptividad, sino que me facilitó contacto con Daniel Nina, actual presidente del Centro PEN Puerto Rico y ha sido consejera, asesora y amiga franca y valiosísima. Daniel, por su lado, no únicamente nos brindó una gran acogida, sino que nos facilitó el contacto con Alicia Quiñones, la directora del PEN para América Latina.

Igualmente, desde la página del PEN en la Internet, le escribí a la presidente del PEN International en Londres, Olha Mukha, en mi nombre y en el nombre, además, de tres queridos amigos: Raúl Bartolomé, Luis R. Santos y Juan Freddy Armando, que secundaron el propósito, y no sólo me respondió con prontitud, sino que incluso me expresó la disposición de viajar a RD a comienzos de agosto (algo para lo que no estábamos para nada preparados).

Daniel, por su parte, nos informó que la poeta Máxima Hernández y el grupo literario Mujeres de Roca&Tinta, entre ellas las escritoras Evelyn Ramos y Solangel Román, habían por igual tenido un acercamiento con el Centro PEN Puerto Rico con los mismos propósitos. De inmediato, buscamos una aproximación con este grupo de escritoras y la unificación de esfuerzos, lo que se ha logrado satisfactoriamente.

Estamos bien encaminados a la creación del Centro PEN de Rep. Dominicana Internacional. Ahora ya cubrimos la categoría de Aspirante, el primer estadio del proceso de constitución.

¿Qué es el PEN International?

Fundado en Londres en el año 1921 por la poeta y periodista Catherine Amy Dawson Scott, el PEN inicialmente debe su nombre a que reunía a poetas, ensayistas y narradores con el propósito de promover la amistad y la cooperación entre escritores. Desde sus inicios, se sumaron escritores de la talla de Joseph Conrad, George Bernard Shaw y H.G. Wells, que fueron parte de su Asamblea Fundacional. Y su primer presidente fue el luego Premio Nobel, John Galsworthy.

Al PEN se adhirieron escritores de la talla de Paul Valery, Thomas Mann, Benedetto Croce, Karel Kapek, Alberto Moravia, Heinrich Böll, Arthur Miller…

A esa dignísima liga es que los escritores dominicanos nos vamos a sumar.

El PEN tiene status especial consultivo en la ONU desde 1949 como representante de los escritores, y status en la UNESCO.

Las metas y propósitos del PEN crecieron con los años para no sólo fomentar la literatura y la creación verbal, sino también para promover y defender la lectura, la educación, la libertad de pensamiento, de creación, de expresión, de difusión y de recibir y ofrecer información, así como la defensa de la integridad física y de los derechos de los escritores en todo lugar en que la expresión de sus ideas ponga en peligro su libertad, sus derechos y su vida.

El PEN, por otro lado, no se limita a los escritores de ficción, sino que amplía sus alcances a los dramaturgos y escritores de no ficción: traductores, cronistas, autores de libros técnicos y profesionales, de autoayuda, historiadores, periodistas, autores de libros especializados, de ebooks y blogueros.

Igualmente, las puertas del PEN también se abren a amigos de la literatura y la libertad de expresión, escritores jóvenes sin obra publicada, y organizaciones: colegios, escuelas, universidades, instituciones y empresas, así como, en una categoría especial, a estudiantes.

¿Para qué sirve un Centro PEN en República Dominicana?

Catherine Amy Dawson Scott, fundadora de PEN Internacional.

 

Para promover la literatura, sus creadores y obras.

Para fomentar el amor por la lectura y la escritura, las buenas prácticas de redacción.

Para superar y eliminar el abrumador analfabetismo funcional que nos lastra.

Para estimular y defender la literatura y las libertades de pensamiento, creación, expresión, difusión y de recibir y ofrecer información.

Para fomentar una cultura de la tolerancia, la discrepancia decente, la aceptación del derecho a expresar un punto de vista divergente, el aprendizaje de colaborar en lo que coincidimos y respetar en lo que diferimos.

Para celebrar el arte, la cultura y el espíritu.

Para dejar atrás décadas de malquerencias, chismes, rastrerías, descalificaciones y comparaciones ridículas.

Y para sencillamente madurar y pasar a adultos de una vez por todas.

Hay mucho por hacer, mucho en que aportar. Rumiar malestares y ventilar viejas malquerencias es un deporte local. Todos recordamos las heridas que nos infligieron, porque los escritores somos individuos hipersensibles, pero nunca recordamos todo el daño y la malevolencia que salió de nuestras bocas o produjeron nuestros actos.

Cuando se inicia un proceso como éste, todas esas viejas rencillas se reactivan y muchos se niegan a “estar en un sitio donde esté fulano o zutano”. O se le niega condición de escritor a perencejo o zutanejo. O méritos. Cuando no, hasta derecho a respirar. Lo siento, no vamos a excluir a nadie. En algún momento hay que comenzar a pensar, actuar y alcanzar el nivel de adultez y madurez. Si alguien se autoexcluye, se respeta esa decisión. Las puertas siempre estarán abiertas y receptivas para cuando la sensatez retorne y se acepte que la pluralidad, la diversidad y la variedad de gustos, tendencias, posturas y valores son en su esencia, la vida. Que rumiar y ventilar antiguas querellas nos estanca en el dolor y la inmadurez. Y que nadie tiene, más allá de su arbitrario y personal gusto, preferencias y aversiones, la propiedad de esas abstracciones que son el gusto, la verdad o la razón.

Confiamos en que la creación del Centro PEN de Rep. Dominicana Internacional ayudará paulatinamente a superar todo ese sustrato de inquinas y malquerencias.  En su momento, esta iniciativa empezará a dar sus frutos en beneficio de los escritores, lectores, la educación, el país y el mundo.

Hay que sanar. Hay que perdonar. Hay que superar el pasado.

¿Será que podremos crear una organización no trujillista?

El 30 de mayo del 1961 un puñado de valientes nos libró del tirano, pero, como en su mayoría fueron pronta y vilmente aniquilados, no nos libraron del trujillismo. Y el Jefe fue sustituido por una pléyade de jefecitos, trujillitos de segunda mano, y las prácticas de autoritarismo, control, subordinación, encumbramiento, egolatría y centralismo han sido repetidas en provecho propio por todos los que han ocupado la primera magistratura del Estado y las posiciones del Estado, y hasta cualquier carguito o puestecito, incluso en organizaciones de izquierda.

Mi sueño es que se liquide el trujillismo mental, cultural y organizacional, la destrujillización de República Dominicana, algo que nuestros políticos, que sacan pingües beneficios de que tal fenómeno no acontezca, se resisten a permitir que ocurra.

Bien, por algún lado hay que comenzar, y creo que el Centro PEN de República Dominicana Internacional es un buen lugar para empezar.

Eso significa que la categoría más alta y de más derechos en el Centro PEN RD debe ser la categoría de miembro del PEN. Un directivo no tiene más derechos ni más poder, sino que voluntariamente asume más responsabilidades y deberes, pero nunca puede ser más ni sentirse más que un miembro, igual que el presidente de la República no puede tener más derechos ni poder que un ciudadano, sino que asume voluntariamente más responsabilidades al comprometerse al servir al bien común. En la actualidad, como sabemos, la cultura organizacional trujillista hace que un presidente concentre todo el poder, casi absoluto, sin control ni limitación alguna (aunque formalmente se disimule), y haga y deshaga con total impunidad, mientras los ciudadanos estamos despojado de todo poder y derechos, a merced de cualquier funcionario o autoridad, o jefecito autoproclamado,  y se nos pueda abusar impunemente.

Igualmente, los miembros deben gozar de  autonomía e independencia para empezar y  realizar todas las iniciativas en pro de la literatura y la libertad, simplemente cuidando no vulnerar o entrar en conflicto con los pilares cardinales del PEN: El respeto a la diversidad y la pluralidad, a la no discriminación por raza, edad, sexo, creencias, ideologías, simpatías o preferencias de ningún tipo, y defender la libertad de creación, de pensamiento, de expresión, de difusión y de dar y recibir información.

Que nadie tenga que esperar un permiso, una autorización de nadie para actuar y emprender. Eliminar el control y la burocracia al máximo.

También, que no se produzca una centralización geográfica, una dependencia de un centro, sino que cada provincia, cada municipio, cada ciudad importante del país o en cada ciudad del exterior en que residan escritores dominicanos, opere una organización filial del Centro PEN de Rep. Dominicana con total libertad, autonomía e independencia, para hacer todo lo que puedan hacer en beneficio de la creación, difusión, proyección y estimulación de la literatura, sus creadores y obras, además de los valores ya expuestos que son los principios innegociables del PEN.

Una organización sin jefes ni jefeos. Sin que nadie se sienta en poder de maltratar, ningunear, limitar, degradar o desautorizar a los que se atreven a sacudir el árbol y producir un resultado.

Lo único que podemos hacer siempre será aplaudir, apoyar, contribuir, aportar y celebrar.

Superar viejas prácticas y una cultura trujillista no será fácil ni sencillo

Esto no será fácil de implementar, porque nuestra cultura nos lleva exactamente a lo contrario. Tendremos que construir los indicadores, señales de alerta y los recursos y medios que salven la organización de nuestras proclividades autoritarias a la instrumentalización, la degeneración, la degradación y el apandillamiento mafioso, que buscará siempre desvirtuar, corromper y abusar de este instrumento, desnaturalizándolo. Cada dominicano viene torcido de raíz en ese sentido. Esa cultura fascista y abusadora la mamamos con la leche. Nos viene en la sangre. Tendremos que aprender, como Joe Dispenza pide, a dejar de ser uno mismo y convertirnos en otro.

Estas prácticas inmorales ya han sucedido de vicio en todas las organizaciones sociales, culturales, políticas, profesionales y hasta religiosas en nuestro país, víctimas de mafias oportunistas que complotaron, se coaligaron para asaltarlas y luego convertirlas en medios para sus propósitos espurios, politiqueros y corruptos. Así han naufragado sindicatos, clubes culturales, asociaciones, instituciones, partidos y hasta iglesias.

Nuestra historia organizacional es deplorable. Y es tiempo de cambiarla. Por algún lado hay que comenzar. Yo espero que empiece por el Centro PEN de República Dominicana Internacional.

La actual directiva provisional, conformada por los dos grupos de escritores que iniciaron, cada uno por su lado, los contactos para crear el Centro PEN de RD, cesará en sus funciones cuando se realice la Asamblea Fundacional y se elija la primera directiva nacional del Centro PEN de Rep. Dominicana Internacional.

Ahora vamos a ir definiendo a los líderes municipales y provinciales que encabezarán las filiales locales, incluyendo a los que lo harán en distintas ciudades de EE.UU., España y otros países.

Hay que garantizar un período corto, una sola repostulación, la presencia plural en la dirección, el no enquistamiento y prolongación de la misma gente por más de dos períodos, el relevo, el cambio, la renovación y mecanismos y organismos de supervisión, control e intervención, si se verifica el intento de asalto y corrupción del propósito de esta organización. Eso es posible y lograble.

Todos los miembros fundadores tenemos el derecho a elegir y ser elegido. Solo que velaremos porque nunca la dirección del Centro PEN de República Dominicana Internacional, CPENRDI, sea copada por personas de una misma ideología, tendencia política, partido, raza, edad, sexo, religión, género literario y hasta procedencia geográfica. Hay que proteger la pluralidad, la diversidad, la polifonía y la libertad. Eso es innegociable.

Tendremos, por fortuna, la supervisión exterior para evitar que miembros de mal corazón quieran, en algún momento, dañar lo que no forjaron y destruir este instrumento de servicio para los escritores, la literatura, la cultura, la educación y la sociedad dominicana.