Probablemente, en la obra Mujeres de la independencia, publicada por Vetilio Alfau Durán en 1945, tenemos el primer intento de visibilizar con solidez el rol de la mujer en los procesos históricos dominicanos. El opúsculo refiere la contribución de unas 15 mujeres a la acción revolucionaria que facilitó la proclamación de la independencia el 27 de febrero de 1844. Siguiendo esta línea de trabajo, Margarita Cordero, lectora de Neruda a los constitucionalistas en 1965, presentó su obra: Mujeres de Abril (1985). Esta se concentra en los testimonios, vaya coincidencia, de otras 15 mujeres de cuantas apoyaron la Guerra de Abril, pero queriendo la paz. A pesar de su deseo, la participación de la mujer en el combate militar directo fue limitada en la Guerra. Su labor se concentró en el empaque de medicamentos, el procesamiento de alimentos, la confección de ropa militar, la custodia de las trincheras, la instrucción en la Academia 24 de Abril y en sus marchas y desfiles contra los invasores…

Pijky durante la guerra de abril de 1965, combatiendo por la democracia y por la patria contra el invasor EE.UU.

De la lista de Mujeres de Abril, hecha con “dolorosas ausencias”, recordamos a Carmen Josefina Lora Iglesias (Picky Lora), nacida en Santiago (1940-1999). Su apego por la justicia y la igualdad confirma su autodefinición como rebelde y combatiente. Destacó como militante antitrujillista, fundadora de la Federación de Estudiantes Dominicanos y del grupo estudiantil FRAGUA, dirigente del Movimiento Revolucionario 14 Junio y como ´primera guerrillera dominicana´. Fue entrenada militarmente en Cuba, reflejo de su reafirmación revolucionaria al padecer la cárcel y el exilio. Guiada por sus convicciones, Picky Lora, acudió a la cita patriótica de la Guerra de Abril de 1965. En esta contienda fungió como chofer y asistente de Rafael Fafa Taveras y Juan Miguel Román, nada común para la época; como secretaria del Comando Central del 1J4 e instructora y organizadora de la Academia 24 Abril. En el asalto a la Fortaleza Ozama y en el intento fallido por la toma del Palacio Nacional, según confesó, no usó su ametralladora M-1 porque no la dejaron. Pasaron los años y, afortunadamente, nunca se apartó del imaginario de esta Guerra, su estímulo para amar a la patria y servirle sin flaquezas, como reiteró en Bahía de las Águilas, ¿su otro Abril?