La conexión entre deporte y soberanía nacional es multifacética. En primer lugar, el deporte, aglutinador de multitudes dentro del Estado-nación, tiende a forjar unidad y fraternidad. Por ejemplo, durante juegos de pelota o béisbol en la región del Caribe o partidos de fútbol en América del Sur, Inglaterra u otras naciones se construyen sentimientos de identidad y solidaridad nacionales. Segundo, el deporte también puede ser una fuente de tensión y conflicto entre habitantes de diferentes regiones de un mismo país y territorio o entre naciones, y en la mayoría de los casos las diferencias políticas y sociales se manifiestan en rivalidades deportivas.
Pensando el contexto dominicano, examinemos brevemente los archivos periodísticos en torno a la cuestión de la soberanía nacional y el deporte en la segunda década del convulso siglo veinte.
Desde esta columna damos a conocer dos breves notas o crónicas periodísticas aparecidas en la sección “Remitidos” del periódico Listín Diario bajo el título “Bass-Ball”. En esos textos se pone en relieve la instrumentalización del deporte (la pelota o el béisbol) con fines propagandísticos desde los sectores intelectuales afines a la naciente clase media dominicana que adoptó posiciones antimperialistas y de corte nacionalista ante la presencia militar norteamericana (1916-1924) en la República Dominicana.
Leyendo detenidamente estas notas periodísticas (o más bien editoriales o artículos de opinión por la falta de imparcialidad) se podría deducir, desde la distancia que habitamos en el presente actual y con un ojo crítico, la existencia de una campaña que buscaba el distanciamiento entre jugadores de pelota de procedencia dominicana y peloteros estadounidenses. En ese sentido, un sector del nacionalismo veía el intercambio deportivo entre Santo Domingo y el coloso del Norte como una afronta a la soberanía nacional. Y al mismo tiempo, ese sector consideraba el estadio de béisbol como un espacio físico nocivo donde existía la posibilidad de normalizar la ocupación militar a través del deporte y el entretenimiento de masas.
En cierto sentido, lo que estaba de manifiesto era una campaña de boicot a los juegos de béisbol entre jugadores dominicanos y yanquis en rechazo a la ocupación militar.
Desde la posición del autor (o autores) de las notas editoriales publicadas en el Listín Diario, también se podría deducir que se denunciaban las tácticas del nacionalismo al considerarlas fuera de tono con la posición conservadora (o conciliadora) de algunos sectores que estarían dispuestos a expresar rechazo a la ocupación y a la misma vez, ser partícipes de intercambios deportivos entre nativos y extranjeros provenientes de la nación usurpadora.
Finalmente, el ataque al nacionalismo antimperialista (cuya corriente también se manifestó en ese entonces en Nicaragua y en el vecino Haití, dos pueblos ocupados militarmente por los EE UU) provenía de un medio periodístico conservador que, si bien es cierto expresó rechazo a la ocupación y a la violencia yanqui a través de sus páginas en sendos editoriales y crónicas periodísticas, el matutino se oponía a actos de desobediencia civil que pudieran desafiar intereses comerciales y económicos tales como el muy concurrido juego de pelota.
A continuación publicamos de forma íntegra los dos textos del Listín Diario transcritos por quien suscribe estas líneas:
Dice La Bandera que los nativos que jueguen pelota con los americanos no son dominicanos. ¿Y los espectadores? ¿Qué son? Van cuatro juegos y el público ha sido numeroso. Allí pudimos ver algunos redactores de La Bandera que hoy nos critica, aplaudiendo y gritando. ¿Son o no son dominicanos? Hace más de un mes que se está jugando y sin embargo La Bandera ha necesitado la insinuación de un periódico de Santiago para atacarnos. ¡Bien por los patriotas! Les recomiendo un poco de tila y una revisión al artículo publicado el 11 de julio en el Listín por “El Abad de Yelum,” intitulado “El Bluff del Patriotismo.” Recordamos a La Bandera, además el cantar popular, aquel que dice:
“Tiro piedras por la calle
Y al que le dé que perdone.
Tengo la cabeza loca
De tantas cavilaciones”
Septiembre 1 de 1916
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En lucha con la Degeneración, muy bien!!! Ignora La Bandera acaso que generación, inmoralidad, siglo XX, etc, etc; son sinónimos? Ya el honor y el patriotismo no tienen más valor que el oro. Estos son artículos con los cuales se comercia. Los patriotas de hoy no son los del 1844.
Tiene razón el señor Fabio [1] al decir que no se le ha visto en el Play Ground. Nos referíamos a otros señores a quienes creíamos poder considerar como redactores de su periódico. En los demás sitios a que se refiere no le podemos contestar porque Jugador no los frecuenta.
Para terminar, debo llamarle la atención a que el 50% de los espectadores. “pueblo ignorante a quien hay que educar”, según Ud. los llama, era compuesto por profesores, médicos, farmacéuticos, abogados políticos de gran renombre, individuos del alto comercio, periodistas de gran talla y muchos más capaces de preciar el patriotismo lo mismo que cualquiera de La Bandera.
Y Punto final.
Septiembre 5 de 1916
Partiendo del registro periodístico citado más arriba reflexionamos en torno a dos temas que requieren estudio e investigación: el rol de la prensa conservadora y su ataque al movimiento antimperialista en Santo Domingo durante la primera ocupación militar estadounidense y el boicot como arma política en la sociedad dominicana.
Notas
1.Fabio Fiallo (1866-1942) poeta, escritor y fundador del periódico La Bandera Libre en 1899 y otros rotativos de prensa escrita. Fiallo fue sin duda alguna un intelectual que mantuvo una firme posición nacionalista e antimperialista durante la primera ocupación militar norteamericana en Santo Domingo.