El principal desafío de un ministerio de Cultura en el siglo XXI es “democratizar la inversión y reivindicar los sentires, las raíces y las aspiraciones de los sectores populares”, afirmó el doctor Guido Gómez Mazara, aspirante a la nominación presidencial por el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
“Cuando la cultura no conecta con los sectores populares, y la realidad de todo el contexto de la sociedad, se queda como patrimonio de las élites y ésta es manejada en función de sus intereses”, afirmó Gómez Mazara durante una conferencia que ofreció a intelectuales, académicos y gestores culturales.
A su juicio un elemento fundamental para el desarrollo de la cultura, es la convivencia y la cohabitación, y en ese sentido puso como ejemplo que, siempre ha creído que la música más exquisita no es incompatible de la música popular, ya que se deben tender puentes entre ellas.
Pidió al Ministerio de Cultura tener una mayor visión cultural democratizar para que las políticas de inversión lleguen a todo el mundo, pues dijo que, lamentablemente la construcción de lo cultural ha estado marcada hasta el momento con una concepción de élite.
Relató que, cualquier ciudadano que tenga determinada destreza en un ámbito artístico, o los llamados hacedores culturales, deben tener la oportunidad para desarrollar su talento y que, en ese sentido, es que entra el Ministerio de Cultura como un ente democratizador en forma ampliada.
Para Gómez Mazara, quien acostumbra a citar novelistas, poetas y filósofos en sus discursos, citó que, los ayuntamientos del país juegan un papel vital en el desarrollo de la cultural, y recordó el papel que jugaron en la creación y desarrollo de las bandas municipales, de las cuales salieron destacados músicos y sirvieron como fuente de inspiración para muchos artistas.
“Los gobiernos que tengan una visión cultural deben incentivar ese tipo de situaciones. Existen múltiples maneras de frisar e imposibilitar el proceso de inseguridad que se está gestando en el país, y una de ellas es habilitando mecanismos para que de una forma u otra forma los jóvenes de los barrios no tengan solo la esquina como una alternativa vecina a delinquir”, afirmó Gómez Mazara.
Los intelectuales y su papel
Otro de los temas abordados por el político fue la relación existente entre el poder, los gobiernos, los intelectuales y los gestores culturales, y puntualizó que éstos deben mantener a toda costa la visión crítica, cuestionadora, y que jamás deben convertirse en simples asalariados silenciosos o entes al servicio de lo oficial.
Afirmó que ha sido una práctica desde la época trujillista tratar de cooptar a los artistas mediante el llamado presupuesto público. “El Estado ha tratado de silenciar o de comprar la conciencia de los creadores e intelectuales.
Lamentó que muchos intelectuales empujados por la sobrevivencia del día a día, terminen anclados en el presupuesto nacional mediante un decreto, lo que los aleja de constituirse en elementos críticos, cuestionadores de lo que está pasando, papel que debía ser esencial para ellos.
“Debo decirlo, aunque esto hiera algunas sensibilidades, hay un drama de vivir desconectado del Estado”, afirmó Gómez Mazara, quien reflexionó no obstante que ese drama no solo son los intelectuales los que la padecen, sino que quienes ejercen otras profesiones, sufren calamidades económicas y luchan por sobrevivir.
Sin embargo, reconoció que esta situación se da en el país, porque “no hay protección para los artistas, y los mismos terminan sus carreras, desamparados en términos económicos”.
Abogó que se detenga esta situación y que finalmente se imponga el talento por encima de la mediocridad, ya que en esta sociedad el sentido de la promoción está invertido, y por ello la calidad y el talento no garantizar el éxito.
“Si desde la cultura ustedes están promoviendo ese tipo de antivalores también contribuyen a que la sociedad tenga el rezago que tiene, porque sus respectivas instituciones en el sentido de la promoción están íntimamente ligadas a cuán servil soy con el jefe, cuán militante político soy de una causa”, dijo Guido.
Pidió a los intelectuales presentes en la conferencia tratar de mantener el espíritu cuestionador y crítico, por encima de todo.