Captar la imagen de una parte de nuestro entorno, desde una cámara fotográfica, va más allá de nuestra realidad. Se constituye en una expresión que traslimita el entorno vivencial del artista del lente. Eso es lo que se puede evidenciar en la exposición fotográfica de Otto Viloria, bajo el título de "Máscaras que te hablan", dedicada a su madre, la difunta maestra, exinvestigadora e historiadora, Gladys Martínez, en el lobby principal de la biblioteca central "Pedro Mir", de la UASD,
El sujeto espectador, al fijar su atenta mirada en esas fotografías, puede percibir y sentir que hay una armonía temática en esa exposición. Son Máscaras hablantes que nos manifiestan su decir, desde una expresión comunicacional y emotiva, de múltiples discursos, desde el ambiente que le sirve de base contextual y su equilibrio cromático.
Estas máscaras comunicacionales y estéticas, son marcas pictosemánticas de un ejercicio artístico, ceñido en la cobertura dimensional de un fotógrafo que, paso a paso, a sabido apegarse a la disciplina, aprendizaje y rigor de su maestro, el pintor y artista del lente, Román Castillo, actual director de la Dirección de Recursos Audiovisuales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (DRA-UASD).
Esas máscaras simbolizan realidades que traslimitan el folklore y la cotidianidad de nuestro pueblo, porque manifiestan el sentir y la raíz identitaria de nuestra sociedad, para representar el carnaval dominicano, desde su iconografía artística, desde la cámara y el certero mirar de un artista de la fotografía que procura establecer una dialogía franca y directa, con su gente, con nuestra gente, esta vez, convertida en público espectador, receptora de este encuentro con nuestra realidad, desde la fotografía.
A mí, esas máscaras me dicen de su territorio natal, la sociedad, los carnavales dominicanos. Ellas conversan conmigo, como parte del público que la cuestiona y la degusta, desde mi presencia inquisidora, como espectador exigente, y no me conformo con sus discursos iniciales y/o primarios, por lo que revoloteo en sus cimientos, y con mis ojos las tiro hacia arriba, rebusco en sus detalles imperceptibles y las revoloteo, como quien procura provocar examinar sus puntos cromáticos imperceptibles.
Es esta una exposición de la memoria, un transcurrir por nuestro recuerdo vivencial. Una vinculante mirada a nuestra realidad cultural, desde un lente pendenciero, a quien nada se le escapa sin ser captado, para convertirlo en discurso cromático, desde la imagen.
Esta exposición fotográfica traspasa la imagen de las Máscaras, te hablan y, en verdad, nos hablan. Su aparente silencio, es su comunicar más asertivo y efectivo.
El color verde, rojo llameante o encendido y el color amarillo, se convierten aquí, en recursos artísticos que le sirven a Otto Viloria, para dialogar, desde la imagen o desde la fotografía, con el público que mira y que escucha el discurso de estas máscaras que te hablan, que nos hablan, y que exigen nuestro mirar, por encima de sus muecas y sus ironías danzantes.
Todos tenemos esas Máscaras de Otto Viloria, sobre nuestro rostro. Sin querer, estamos ahí representados, desde el filosofar del otro que también nos mira y nos cuestionan. Estas son máscaras de sentidos dimensionales que delatan lo que, en el fondo, realmente somos, como sujetos pensantes y hablantes.
Debo decirlo, por responsabilidad y por honestidad con mis lectores y lectoras, estas son máscaras bufeantes, que dejan brotar su otro discurso, el que subyace oculto y que es su consigna política. Su expresión ideológica, frente a un público pendenciero que, muchas veces, ni entiende, ni escucha.
Es esta, una exposición de retos, para nosotros, como espectadores, y para el autor, Otto Viloria, como artista de la imagen y del lente, porque, desde ella, ha fijado un continuar ético y estético, que certifica un compromiso con los rumbos de nuestra identidad y el transcurrir histórico de nuestra realidad folclórica y carnavalesca Dominicana.