Los lectores asiduos o regulares que leen estos escritos es probable que estén preguntándose si al autor de esta columna de pronto también cultiva flores. No hay nada más alejado de la realidad. Lo que sí sucede es que algunas flores bellas deben su nombre a orígenes o fuentes muy alejados del campo agrícola. Otras derivan la razón de su denominación a causas alejadas de las plantas. Esto quedará en evidencia cuando se sepa de donde proviene el nombre de la orquídea, por ejemplo

No hay que desesperar por ver el origen de la orquídea. Está en el título. Ese es el “plato fuerte” de este trabajo. Antes de llegar ahí se estudiará la formación de los nombres de otras flores. Se han escogido algunas flores que se piensan que son bien conocidas por los dominicanos.

La primera flor que se estudiará será la magnolia. Debe tenerse en cuenta que no es un estudio desde el punto de vista de botánico, sino desde el enfoque de la etimología. Magnolia no proviene de magno ni cosa parecida. Fue el botánico Charles Plumier quien bautizó la nueva especie de planta de hojas largas brillantes con el nombre de magnolia. Esta planta presentaba bellas flores color crema. El nombre se atribuyó en honor de Pierre Magnol, natural de Montpellier quien era médico y se especializó en botánica llegando a ser profesor de esta ciencia. No fue la magnolia la única flor que Plumier bautizó. En 1752 Linneo confirmó el nombre atribuido por Plumier a la planta. Dictionnaire des mots qui ont une histoire (1989 :227).

Se mencionó unas líneas más arriba a Plumier quien bautizó más de una planta en su vida. A la begonia también le otorgó nombre. Esta planta con su flor tiene alguna relación con Haití. La denominación le viene del apellido de Michel Bégon quien en 1680 fue nombrado Intendente de las islas de las Américas con misión en Saint Domingue entre 1682 y 1684. Esto es, vivió o visitó la colonia francesa de la isla en los años citados.

Bégon se destacó durante su gestión en Saint Domingue porque reunió una importante colección de reproducciones de plantas raras. Plumier conoció y apreció a Bégon; en reconocimiento de sus méritos llamó begonia a la planta que hoy conocemos. La begonia es reconocida como una panta bella de follaje decorativo y flores multicolores. Esta alcanzó reconocimiento a partir del año 1777 con la llegada de especímenes a Gran Bretaña desde las Antillas y Brasil. Muchos de los especímenes conocidos en la actualidad se lograron por hibridación.

Otra planta productora de flores decorativas que recibió su nombre derivado del apellido de alguien es la dalia, (Dahlia). La planta fue llevada de México a Europa a finales del siglo XVIII. El nombre de la planta deriva de la persona que la llevó, el botanista sueco Andréas Dahl. Dictionnaire historique de la langue française (2012-I-942).

La dalia es a flor nacional de México. Se presume que quien bautizó la planta fue Antonio José de Cavailles director del botánico de Madrid en 1791.  En todo caso, desde el año 1804 el nombre dalia se hizo común. Él le puso este nombre para honrar a Andréas Dahl. La flor ostentaba su nombre en el idioma náhuatl; era una palabra compuesta que la describía, “flor de los tallos de agua”.

La flor siguiente a las anteriores es el tulipán. Si el origen no fuera tan extraño y distanciado de plantas, flores y botanistas, sería fácil de adivinar hasta para los legos. No es menos cierto que a pesar de que su origen es relativamente sencillo, como se verá más abajo, esta flor tiene una historia interesantísima.

La historia del nombre de la flor recorrió un circuito largo en la historia y un recorrido no despreciable a través de diferentes lenguas. Procede de turbante. Algo no tan sencillo como se escribió. Turbante es una sola palabra que forma parte del acervo del español desde hace largo tiempo.

En francés de principios del siglo XVII se escribió igual que en español, tulipán, solo que sin la tilde. Más adelante pasó a ser tulipe. El nombre fue tomado del turco tülbend (lâle) que era el nombre del tulipán blanco que Busbeck, embajador francés ante el Solimán el Magnífico mencionó en la relación de su gestión oficial. Él explicó que la voz turca era el nombre de la flor por la semejanza de su forma con la del turbante, que eso significaba la voz en turco. En italiano pasó a ser tulipano; en español tulipán. En Holanda recortaron el nombre que quedó en tulipa; en alemán tulpe, en inglés tulip y en portugués tulipa. La denominación en español y en francés llegó del italiano.

El embajador Busbeck publicó en latín su relación con la descripción de la flor en Amberes. Desde allí, Holanda, se conoció la flor en Europa quedando así Holanda vinculada con la flor hasta el presente. Dictionnaire étimologique de la langue française (1950:625). La voz del turco fue tomada del persa dul-i-bond.

A la orquídea le llega su nombre de lejos. Esto es, de un campo ajeno a la botánica. No debe su nombre al apellido de persona alguna. En general los nombres de objetos se asignan por rasgos que se observan a simple vista, que sobresalen por encima de otras características. Ahora bien, el nombre orquídea viene como consecuencia de la semejanza que tienen dos partes de sus raíces con los testículos.

Ese nombre viene de hace muchos siglos. El origen remoto del nombre de la flor viene del griego orchidion, que significa o significaba pequeño testículo, diminutivo de órchis. Quien primero utilizó la palabra fue el filósofo y naturalista griego Teofrasto, en el siglo III antes de la Era Cristiana en su obra sobre las plantas. Este señor es reconocido como el padre de la botánica. A origem curiosa das palavras (2003:167).  En la lengua española se consignó por primera vez en el Diccionario de la lengua castellana en la edición de 1884. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1981-IV-308).

No hay que expresar sorpresa acerca de la palabra griega o de origen griego para nombrar un órgano o parte del cuerpo humano pues muchas palabras de la medicina provienen del griego. Orquiectomía es la escisión de uno o los dos testículos. Orquitis es la inflamación de testículos. Ya sabe el lector, cuando alguien le provoque mucha molestia y se encuentra en un ambiente refinado, puede decir que esa persona le produce orquitis, y, su desahogo quedará servido.

Sí debe de haber asombro si se menciona que en la Antigüedad y en la Edad Media se entendía que comer estos bulbos, para llamarlos de algún modo, mejoraba el desempeño, se les tenía por afrodisíacos. No solo los griegos utilizaron la semejanza de los testículos para nombrar frutas por la semejanza entre estas y aquellos. Los náhuatls civilización sin relación alguna con la griega, llamó awákatl, que en su lengua era testículo, al sabroso aguacate por el parecido mencionado. De esa voz americana provino la nuestra que ha permanecido hasta nuestros días.

En tanto símbolo, la orquídea en la China antigua se asociaba con las fiestas de primavera. Se la usaba para expulsar las experiencias perniciosas; entre estas la esterilidad, era así un símbolo de fecundación. Dictionnaire des symboles (1969:708). Puede apreciarse de nuevo como la orquídea se relaciona con la fecundación, que en algo se asemeja a las virtudes afrodisíacas. Y lo último puede tener relación con los testículos.

Antes de concluir no puede dejar de mencionarse que en botánica existe una familia de plantas orquidáceas. La belleza y la exoticidad de algunas de estas flores ha generado el cultivo de estas plantas en lugares destinados exclusivamente para este fin.

Se escogieron estas flores para indagar en el origen de los nombres porque son muy conocidas en República Dominicana. Hay muchas más, que también con bien conocidas, esas también tienen un origen curioso o imprevisto. El estudio de otras plantas y flores será el objeto de un futuro artículo.

Roberto Guzmán en Acento.com.do