Dedicado a Lisette Vega de Purcell, gran conocedora del caballo
Siguiendo con la tradición establecida en estos escritos, se analizarán los orígenes de los nombres de dos animales escogidos por ser muy conocidos y mencionados a menudo en el habla diaria. Son animales domesticados y de mucha utilidad para los humanos a través de la historia. Los animales seleccionados son el caballo y la yegua. La lógica es tratarlos como parejas.
Uno de los propósitos es hacer entender cómo algunos femeninos se alejaron del masculino. Aprender cómo en algunos casos el sexo dominante fue el femenino y luego perdió valor referencial ante el masculino por motivos o razones variadas. Se hace necesario en esta exploración tocar lenguas extranjeras como nociones orientadoras para entender mejor el proceso general.
En el transcurso de la lectura se entenderá, eso deseo, porqué se eligieron los nombres caballo, yegua. Son animales mamíferos perisodáctilos. Lo de perisodáctilo es porque las extremidades terminan en pezuñas. Es monodáctilo por tener un solo dedo unido en un todo sólido, de material córneo conocido con el nombre de casco. Es admitido que esa forma se desarrolló porque en sus orígenes se defendía gracias a su velocidad al escapar de los ataques de sus depredadores.
Caballo
Muchos lectores se habrán preguntado por qué hay hipismo y equitación. De dónde viene que haya equinos y ganado caballar. La explicación en detalle vendrá en esta sección. Hay toda una larga historia que la proporciona este animal que ha sido muy beneficioso para el hombre a través de la historia y en variados campos. El caballo y su consorte, hembra de la misma especie, la yegua, han sido valiosos amigos de los humanos.
Se presume que la domesticación del caballo fue una ardua tarea, fenómeno que ocurrió en el tercer milenio antes de nuestra era. Según parece la forma más antigua de denominación para el caballo que sobrevive en lengua moderna es el femenino mare, que corresponde a la hembra del caballo en inglés cuyos orígenes se han seguido hasta el año 900 de nuestra era.
Aquí se hace un paréntesis para introducir una relación sorprendente entre este femenino del caballo, mare, en francés y, un título muy apreciado entre los grados militares, mariscal, que en lengua francesa es maréchal. El mariscal comenzó como maréchal, que corresponde en lengua moderna al español herrador. La gran diferencia es que era el que herraba la caballería del rey y se ocupaba de la caballeriza del monarca; de ahí su importancia. Ejerció también funciones de veterinario. Por inducción puede entenderse la importancia del caballo, si el herrero devino con el tiempo mariscal. En algunos ejércitos ese título es el de mayor rango en nuestros días. Se nota en el grado militar la palabra mare.
El nombre común más conocido, sin duda, es el que se relaciona con la raíz indoeuropea ekwo- que más tarde se encuentra en el latín Equus y en el griego hippos. Ya al ver estas estas dos voces el hispanohablante comienza a sentirse en terreno más conocido pues puede reconocer los antecedentes de palabras que son de conocimiento general en la lengua española. No deja de ser extraño, sin embargo, que un sonido /kw/ haya podido terminar en /p/, pero fue una evolución fonética con explicación como otras muchas que se han producido en todas las lenguas. Diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua española (1997:51).
En las lenguas románicas se han conservado palabras que se relacionan con el latín, así como con el griego. Equitación, ecuestre. Aunque parezca extraño a simple vista, el femenino yegua deriva del latín equa. También el portugués égua deriva del latín. Las demás lenguas adoptaron voces derivadas del griego hippos que el español conserva en hípico, hipismo, por ejemplo. No puede olvidarse el hipódromo, de la misma raíz.
Luego de leer los cinco párrafos precedentes, muchos lectores se preguntarán de dónde sale el nombre caballo. Este tiene su origen en el latín caballus que en su origen nombraba al animal de tiro o al de mala calidad. Se puede concluir de allí que no es una regla que lo mejor imponga su nombre. En español hay muchas palabras derivadas de la raíz del caballo en latín, caballería, caballero, caballeresco, cabalgata, caballar, caballeriza. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-I-708).
Ahora cabe la pregunta, ¿dónde fue a parar la raíz griega? Aparte de los sustantivos y adjetivos mencionados más arriba, aparece en el hipopótamo, que es un caballo de río, de agua o marino. Se conoce el hipocampo que es un pez pequeño, que recibe ese nombre por la semejanza de su cabeza con la del caballo. La particularidad de este pez es que nada en posición vertical. Se le llama además caballo de mar. Se conoce en el habla popular por el nombre de “caballito de mar”. Por el último nombre lo conocí en mi niñez.
Existen nombre de personas que tienen relación con este “hipo”, ejemplo de ello Hipólito. En la historia constan los nombres de algunos caballos famosos, Rocinante del Quijote y Bucéfalo de Alejandro Magno. La descripción de Rocinante no era halagadora. El último debe su nombre a que su cabeza semejaba la de un buey, del griego bous buey y kephale, cabeza. En la mitología griega existió Pegaso que era un caballo blanco alado.
El origen del nombre caballo ha sido objeto de discusión con respecto a si caballus proviene del latín, del griego o hasta del gálico. Aunque parezca imposible, el cheval francés, es decir, el caballo, puede derivar de este caballus también por evolución de la pronunciación. No entraremos en ese asunto, pues pertenece al ámbito francés, aunque no deja de ser sorprendente. Chuhuahua, Zébu et Cie. (2003:109).
La palabra caballo ha producido el nombre caballete que es el lomo del techo de dos aguas desde donde derivan las aguas. Los bohíos dominicanos igualmente tienen un caballete. También recibe este nombre el armazón de madera que sujeta el cuadro que se pinta. No puede olvidarse el “caballo de fuerza”. El “caballero de industria”, que no es otro que el individuo con apariencia respetable que vive a costa ajena por medio de la estafa o del engaño. Las mujeres han mostrado con orgullo la “cola de caballo”, que es un estilo de peinado. Otro caballo famoso es el de Troya que hace su trabajo desde dentro.
En el habla de los dominicanos hay caballos particulares. Un caballo es “persona que posee amplios conocimientos en temas de su competencia”. Puede el caballo ser “persona joven torpe de comportamiento rudo”. En la religiosidad popular es “persona poseída por un espíritu o deidad”. Diccionario de símbolos (2017:57). De donde se dice que ese espíritu o deidad “se monta” sobre el caballo. Este caballo tiene antecedentes no solo en el vudú haitiano, sino en Abisinia, así como en Asia Menor en los antiguos misterios. Dictionnaire des symboles (1969:224). Caballo se usa en tanto forma de tratamiento y saludo entre varones con cierto grado de confianza. Diccionario del español dominicano (2024:121-2).
“Andar en el mismo caballo” es locución verbal que expresa “compartir las mismas circunstancias”. Existe un “caballo de paso fino” que es el de silla para exhibición y competencia. Un “caballo loco” no es un animal, sino una persona impulsiva que actúa irreflexivamente. Otra locución verbal es “pararle a alguien el caballo”, vale para contenerlo, reprimirlo, ponerlo a raya. Diccionario del español dominicano (2024:121). Cuando éramos niños decíamos, “caballito valiente que tiene la carga y no la siente”. Consistía en poner alguna cosa muy liviana sobre el hombro de alguien y decirle esta frase. Es probable que en la vida moderna los niños de hoy no jueguen de esta manera. Si un dominicano dice que vino “en el carro de don Fernando”, un ratico a pie y otro andando; no cabe duda, vino caminando.
Yegua
Hay quienes afirman que la yegua en Roma era un animal de tiro, de tracción, utilizado para colocarle los accesorios que ayudaran al humano a transportarse halando carretas y carruajes. En francés el femenino del caballo es tan alejado del nombre del macho como lo es en español, jument. La yegua italiana por su nombre se asemeja a la francesa, giumenta. Más arriba se escribió que caballo en francés es cheval.
Alejado del español, se escribió más arriba, pero próximo al latín, equus masculino y equa femenino para la yegua. Al colocar próximos el femenino yegua, de la raíz latina, no es tanta la distancia entre las dos denominaciones.
Sucede demasiado a menudo. El femenino soporta toda la carga negativa en lo que se refiere a las connotaciones de menor valor; se le reconoce menor mérito y se pondera con comparaciones que destacan la inferioridad en algún aspecto, que pueden ser rasgos de la naturaleza o implícito rechazo. La hembra, cría de la yegua se le llama potra o potranca, nombre que depende de la edad y grado de desarrollo del animal hembra.
En la vida moderna los caballos y yeguas son muy apreciados por su belleza y utilidad. Algunos tipos son domados y amaestrados de acuerdo con su fisonomía para tareas o deportes diferentes. La relación que los humanos han creado con el animal y este con aquellos permite usarlo para desarrollar deportes que involucran gran comunicación afectiva e instintiva entre unos y otros. Como ejemplo de lo anterior pueden mencionarse las carreras de caballos, el polo, el salto.
Reconozco que la yegua y el caballo son animales de fisonomía bella, sobre todo su cuerpo. Observarlo caminar, trotar o galopar es una fuente de deleite. Los caballos saben enseguida cuando una persona sabe montarlos. Las personas que conocen caballos en general saben cómo acercarse a estos sin causarles sorpresas. Cabalgar es un arte cuando el animal y el jinete se acoplan. Los colores del pelambre, comprendidos los de la crin y la cola pueden formar una combinación admirable en este animal.
Considero que la apreciación que los griegos hacían del caballo el más bello y útil de los animales no era exagerada. Según cierta creencia nórdica, en el cementerio antes de enterrar un cadáver humano debía enterrarse un caballo para que este guiara las almas hacia el otro mundo. Diccionario de símbolos y mitos (1980:104). Casi siempre por sus bellas formas el caballo se presenta de perfil para destacar las armoniosas proporciones.
El caballo, y por extensión la yegua, fueron muy apreciados en los medios rurales. Ayudaban en las tareas agrícolas, arando, por ejemplo. También fueron un medio de transporte. Para lo último han sido desplazados por las omnipresentes motocicletas. Testimonios de lo anterior están en los merengues que celebraban la posesión de un caballo. Hubo un presidente dominicano que hizo famosa la frase “Y seguiré a caballo”. Esta frase de Trujillo fue celebrada en merengues y discursos.
Roberto Guzmán en Acento.com.do