En San Cristóbal y El Seibo cerraron bibliotecas. También en Pedro Brand la alcaldía en algún período previo al anterior eliminó la modesta biblioteca municipal que tenía. ¿Adónde fueron a parar los libros de las clausuradas bibliotecas de San Cristóbal, El Seibo y Pedro Brand?

Puede que una gran parte al basurero municipal.

La Ley de Municipios 176-07 promulgada el 17 de julio del 2007, establece en el párrafo 1 del artículo 19, competencias propias del Ayuntamiento, acápite d), que entre las obligaciones de cada cabildo está la “Promoción y fomento de la educación inicial, básica y capacitación técnico- vocacional…”, lo cual es imposible sin bibliotecas.

Más específicamente, en el acápite f) del mismo, aparece como obligación de las autoridades edilicias de cada municipio, la “Promoción de la cultura, el deporte y de la recreación”, lo cual tampoco se logra sin una biblioteca municipal.

Pero la misma ley, en su artículo 20, sobre Servicios Municipales Mínimos declara en su acápite a) la obligación del Ayuntamiento de tener habilitada una biblioteca pública entre otros servicios municipales mínimos.

Nuestros ayuntamientos están violando su propia ley, faltándole a sus munícipes y no cumpliendo con lo que son servicios mínimos básicos en el área cultural.

Y ahora que tenemos nuevos síndicos y nuestras administraciones es tiempo de corregir esa falta grave en perjuicio de sus munícipes.

El artículo 21, de la misma Ley de Municipios, sobre Destino de los fondos, establece en su acápite d) que el 4% de los fondos municipales se destine “a programas educativos, de género y salud.”

Los escritores y políticos Joaquín Balaguer y Juan Bosch.

Juan Bosch en alguna ocasión lanzó un llamado de que había que llevar al gobierno (en ese entonces detentado por Joaquín Balaguer) a que cumpliera su propia legalidad.

Necesitamos llevar a nuestros ayuntamientos y autoridades municipales a que cumplan su propia legalidad, la Ley de Municipios.

Es ilegal, violatorio de las leyes municipales y un atentado contra la educación, el desarrollo y el futuro que no estén habilitadas y en operación las bibliotecas municipales y estén distrayendo los fondos especializados para ella en otros asuntos.

La Ley 176-07 de municipios en lo referente a las bibliotecas municipales es letra muerta, sobre todo porque los munícipes no somos capaces de reclamarla ni vemos la importancia de que existan.

Para eso nos quieren analfabetos funcionales.

Revertir la condición de analfabetismo funcional es prioridad nacional, aunque no lo entendamos, porque una población que no lee es una población condenada ya que la Cuarta Revolución Industrial eliminará muchísimos puestos de trabajo, los robots sustituirán la “mano de obra”, pero los robots no tienen cerebro y los humanos sí, y esos cerebros son la única oportunidad que los humanos tendremos para no ser una carga superflua y prescindible.

El acceso al libro es mucho más fácil con las nuevas tecnologías

Leer sin papel.

Vivimos un momento extraordinario para el pensamiento, el conocimiento y la cultura.

A través del libro digital podemos convertir en bibliotecas los celulares, ipads, tablets, laptops y computadoras y facilitar el acceso a la información a grandes masas de personas a un costo irrisorio y prácticamente de forma gratuita.

Esos adminículos son por igual medios valiosos para recibir entrenamiento audiovisual vía videos, por audios vía podcasts y para establecer interacciones profesor/alumno, instructor/estudiante, facilitar grupos de discusión, debates y coloquios.

Y por igual, nos abren las puertas a fuentes valiosísimas de información y estimulan expandir los horizontes de aprendizaje, ya que todos, a través de ellos, formamos parte de una comunidad mundial.

Así que libros hay por montones, físicos y también virtuales.

Necesitamos enseñar a las personas a leerlos, a extraer la información útil y validarla a través de su implementación, creando experiencias significativas y construyendo conocimiento.

Nos falta construir lectores eficientes.

Los que van a obligar a los alcaldes que creen que su única tarea es recoger la basura (algo que muchos ni hacen), a cumplir con la Ley de Municipio y entender que el crecimiento cultural y educativo de sus municipios es la principal tarea del Ayuntamiento, ya que una comunidad más educada es una comunidad que gestiona mejor sus desperdicios y se compromete de forma más consciente con la limpieza y el ornato.

El basural en nuestras calles, ciudades y municipios también es un indicador de analfabetismo funcional.

No habrá alcaldía que pueda contra ciudadanos semianalfabetos que son máquinas de ensuciar, empuercar y diseminar desperdicios.

¿Eso se entiende o no se entiende?

En las universidades, las bibliotecas tienen que dejar de ser adornos

Biblioteca Pedro Mir, de la UASD.

Hay tres universidades con formidables bibliotecas: la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, PUCAMAIMA, y la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, UNPHU.

El reto es establecer cuál es la tasa de uso de esas bibliotecas.

Aclaro, para mí es maravilloso que existan. Las demás universidades tienen que construir bibliotecas portentosas, porque son indispensables para la investigación y el estudio.

El asunto es si los estudiantes son impulsados, motivados, enseñados a usarlas, si saben cómo extraer información valiosa de los libros y cuál es la frecuencia e intensidad de uso de las mismas.

Posiblemente, son elefantes blancos y eso es una vergüenza.

Necesitamos más bibliotecas, en las ciudades y municipios, en las escuelas, liceos, colegios y universidades.

En las instituciones y empresas.

Porque en los libros está la información que nutre, empodera, guía y transforma las mentes y activa los cerebros y los convierte en auténticos activos.

Pero esos cerebros y esas mentes hay que habilitarlas para que puedan adquirir, aprovechar y enriquecerse con esas informaciones.

Tenemos que entrenar y convertir en lectores efectivos a los estudiantes primarios y secundarios, a los estudiantes universitarios, a todos los profesionales, técnicos, empleados públicos y privados.

A todos los comerciantes, emprendedores, empresarios y a todo individuo deseoso de prosperar y elevar su nivel de vida.

Hay que entender que sin lectores eficientes estamos fritos, porque el analfabetismo funcional, la falta de lectura, nos convierte en tullidos mentales, en ineptos para el conocimiento y el pensamiento complejos.

Y aquí se gradúan centenares de nuevos profesionales que nunca se han leído un libro de su profesión y que tampoco revalidan ni actualizan sus conocimientos porque no leen.

Son ineptos para escribir con un mínimo de ilación, sentido y ortografía.

Su vocabulario es impreciso, lleno de impropiedades y vago, porque tienen serias limitaciones en su repertorio verbal, debido a que, precisamente, es la lectura la principal fuente de enriquecimiento léxico.

Y no entienden lo que leen.

Por eso en los hogares dominicanos no hay bibliotecas familiares.

Y los niños no ven a sus padres leer.

Podemos llenar de libros esos hogares, pero no los leerán porque son analfabetos funcionales y no entienden lo que leen.

Los smartphones, los ipads, tablets, laptops y computadoras y el acceso a la internet nos ponen en contacto con una prodigiosa fuente de libros y documentos.

Pero un analfabeto funcional usará esos equipos para ver disparates en Tiktok o Instagram, videos de chismes o calumnias en Youtube, pornografía o fake news, bulos y hoaxs, basura mediática, porque es para lo que su cerebro le da, por falta de educación y entrenamiento.

El problema no es el celular o la internet, porque cada quien elige lo que busca recibir.

Vivimos en la época donde mayor democratización de la cultura se ha alcanzado y donde mayor acceso a la formación, el conocimiento y la actualización existe.

Hay que habilitar los cerebros de nuestra población para que pueda aprovechar todos esos beneficios.

Las bibliotecas son el corazón cultural de una comunidad

Los seres humanos formamos comunidades, porque somos seres sociales.

La familia es nuestra comunidad base.

A partir de ella tenemos otras comunidades: el barrio, la ciudad, la escuela, el club social, el lugar de trabajo, etc.

Y esas comunidades requieren participantes que tengan formación y conciencia, capaces de aprender y crecer en todos los planos.

Eso solo es posible a través de la lectura eficiente, porque es lo que nos habilita para aprender.

Una empresa necesita una biblioteca técnica y profesional, además de libros de cultura general, para la formación continua y actualización de sus empleados.

Igual todas las instituciones públicas y privadas.

Todos los clubes y asociaciones, porque lo necesitan los atletas, los técnicos, los comerciantes y los profesionales.

Hay que fomentar la excelencia, el saber y la competencia y eso no se logra si no hay una actitud de aprendizaje continuo que se apoya en la lectura inteligente.

Pero las bibliotecas no pueden ser elefantes blancos.

No es para presumir de la cantidad de libros que tenemos, sino de la cantidad de libros que se leen, se usan y se asimilan.

Y eso se verifica en el cambio en el comportamiento, en las destrezas y habilidades, en el crecimiento profesional y en los aportes.

Y para las empresas se verifica en mayor productividad y una reducción del desperdicio y del trabajo que hay que corregir y enmendar por chapucero.

Quien no lee es un mediocre, le guste o no.

El principio de Peter y el efecto Dunning-Kruger

Pero igual es un peligro, porque es un analfabeto funcional e incurre en una serie de sesgos cognitivos que no solo le perjudican a él, sino que nos afectan negativamente a todos.

Para empezar, algo que abunda hasta la saciedad en nuestra sociedad, tenemos el sesgo del efecto Dunning-Kruger, que básicamente impide a una persona darse cuenta de su propia ignorancia y estupidez, precisamente por su baja capacidad para ser consciente de su limitada capacidad intelectual.

Es el tipo de persona que considera que ya no necesita prepararse y aprender, porque sabe lo suficiente.

Que entiende que leer libros es una pérdida de tiempo.

Y se siente incluso calificado para ser ascendido y promovido a mayores responsabilidades.

¿Recuerdan el principio de Peter? Es una descripción cuasi exacta de nuestra realidad laboral y social, hemos llegado a nuestra posición de incompetencia y por eso nada funciona y la mala calidad es la norma.

O nos convertimos en comunidades que aprenden o nuestra incompetencia operará en nuestro perjuicio.

De hecho, la incompetencia interna suele ser tan fuerte que no se necesita competencia alguna para que nos vaya mal o peor.

La ignorancia es el enemigo interno.

Un incompetente, un analfabeto funcional, es una catástrofe en potencia deambulando en nuestras oficinas, hogares, calles y talleres.

Una bomba de tiempo.

¿Cómo convertir a nuestras bibliotecas en el corazón de nuestra comunidad?

José Rafael Sosa entrega una partida de varias decenas de libros de Origami a Alicia Baroni, directora de la Biblioteca Infantil y Juvenil República Dominicana.

La función de una biblioteca no es adornar, no se crea para presumir, es un activo de crecimiento, superación y profesionalización.

Y como tal deben operar.

Alrededor de la biblioteca, en el hogar, en la oficina, en la institución, en el club, en el barrio, etc., se organiza el estudio y el aprendizaje de esta manera: las bibliotecas deben originar clubes de lectura y aprendizaje de por área de interés.

Y estos clubes de lectura y aprendizaje, a su vez, se ocupan de organizar, promover y realizar

Charlas

Talleres

Coloquios

Demostraciones

Exhibiciones

Intercambios

Puestas en circulación

Mesas redondas

Paneles y debates

Visitas de especialistas

Miniferias del libro

Exposiciones

Muestras

Un programa continuo de actividades que refuercen el aprendizaje, la actualización y la profesionalización, que eleve los estándares y cree la pasión por la excelencia, apoyado en material bibliográfico y documental fresco y actualizado, fomentará mejores hogares, mejores empresas, mejores instituciones, mejores ciudadanos, mejores municipios, mejores ciudades y un mejor país.

Y, sobre todo, recuperaremos la esperanza.

Tendremos una oportunidad de sobrevivir como nación.

Aquiles Julián. Presidente del Centro PEN RD Internacional