“La ciudad no se ve desde arriba. Esta allá abajo, y no nos queda sino creerlo.

“Los lugares están desiertos… De noche apoyando la oreja en el suelo, se oye una puerta que golpea”. Así describe Italo Calvino en Argia ciudad de los muertos, una ciudad invisible, solo hecha de música; descripción que nos recuerda a la Cómala de Rulfo, una ciudad hecha de murmullos.

Edificios insaciables, hecha de deseos, arquitectura inverosímil, reflejos delirantes, arquitectura del gozo, plazas, calles y estatuas hecha de sonidos, que cambian a cada instante, música, que se eleva construyendo plazas, edificios y estatuas que flotan suspendida en el viento, y en un acorde en glissando desaparece entre nubes. Así visualiza el que escribe este artículo, la relación entra la música y la arquitectura al escuchar la pieza musical Metástasis , del músico y arquitecto griego Iannis Xenakis,  colaborador y co creador  junto al arquitecto Le Corbussier,  del diseño del Pabellón Philipps, estructura en donde se establecen con claridad las relaciones entre la música y la arquitectura.

“El sonido es parte de nuestra percepción del mundo, nuestro universo y el espacio al ser integrado en las  estructuras sonoras, alguna gente cree que incluye también el tiempo, en los ángulos y  los diseños arquitectónicos”.

De tal manera reflexiona Xenakis, en su libro del 1948, sobre la relación de la música y la arquitectura, música y espacio.

Iannis Xenakis.

“La música es un espíritu buscando formas, arquitectura sonora que se crea y se destruye en melodías y acordes”, afirma Gaston Bachelard, en su libro La poética del espacio.  (Pág. 36).

Estar en una catedral barroca escuchando los doble coros y la doble orquesta de la crucifixión , en La pasión según San Mateo de Juan Sebastián Bach,  cuando las sagradas sonoridades del  canto bajan del coro a  los balcones, y como sierpe barroca  se enreda la melodía en las alas de oro de  los gordos angelitos,  y volutas barrocas flotan entre acordes y acordes, contrapunto que parece descender  como arcángel  hacia a los oyentes, y la percepción ya no es  tan sólo  poesía simbólica, sino que esta experiencia es el resultado la acústica de los espacios arquitectónicos.

Sonidos que a partir del recorrido de las ondas emitidas de la caja de resonancia  del  coro, que  caen como flechas sonoras,  hacia el centro del templo ,y reverberan en el altar, flechas los sonidos , acordes de  oro ,ríos de luz, música con alas, que levantan otro  templo sonoro en donde Bach es  un  Dios y la música y la arquitectura sus templos.

Johann Sebastian Bach.

La arquitectura y la música son dos disciplinas fundamentales dentro de las artes, cuyos objetivos principales los podemos sintetizar en la relación materia y espacio entre la arquitectura del tiempo los sonidos y la música.

Esta relación entre la arquitectura y la música ha sido observada por creadores de la estatura de Vasili Kandisky, Le Corbusier Frank Lloyd Right,  y el propio Xenakis.

Desde la casa, el sótano, la buhardilla, el castillo , la choza, la casa universo, la inmensa intimidad, la dialéctica de lo adentro y lo de afuera, la fenomenología de lo redondo,   son los universos desde donde Gaston Bachelard invita a los arquitectos a sonorizar espacios, a diseñar estructuras sonoras, poéticas del espacio, ontología de la música, y a través de la arquitectura construir espejos sonoros que dancen y canten.

Fenomenología de la música. Fenomenología de la arquitectura.

“En los rincones de la casa, en los pasillos del castillo, se escucha una música interior”, concluye Bachelard en su Poética del espacio.

La música de Xenakis fue determinante en los años 40 y 50 para crear nuevos diseños arquitectónicos inspirados en la música. Reconocido por el propio Le Corbusier, cuando declara lo determinante que fue la música de Xenakis al proponer elementos arquitectónicos que han llegado adquirir una cierta autonomía, como las ventanas ondulantes de La Toreau, proyecto en el cual tuvo Xenakis una participación determinante, al crear las ventanas como una serie de intervalos dispuestos de manera aparente azarosa que produce armonías visuales.

Una suave vibración en las varillas metálicas que se asoman tras los ventanales, como cuerdas de un bajo continuo, contrapunto serial en las ventanas neumáticas,

diseñadas en las habitaciones de Nantes. en el oeste de Francia.

Música serial y aleatoria, música de cierta naturaleza visual que se proyecta en estructuras, ventanas, edificios, módulos.

Ciudades sonoras, en donde las columnas son cuerdas de un violín gigantesco, cuerdas que vibran al  ser acariciadas por el arco invisible del viento.

Arquitectura hecha música, música buscando formas, estructuras, planos y diseños.

Ciudad hecha música. Sincopa los pasos del cojo en la calzada. Improvisación la cojera.

Jazz descalzo de manos y pies. Barroco al revés… Clavicordio en la niebla. Arte de la fuga, danzan las estatuas. Ventanas y acordes.

Edificios que se esfuman, volverán en un arpegio.

Intervalos y motivos levantan columnas, para deshacerse en un instante.

Arquitectos y músicos creando y destruyendo, ciudades reales, imaginarias, e invisibles.

Arquitectos y músicos, creando siempre las posibilidades infinitas de espacios sonoros para todos los hombres.