La música pop es tan contradictoria como la sociedad y la vida misma. Mientras muchos artistas se ajustan a las normas del sistema, hay aquellas y aquellos que se resisten y defienden su dignidad como seres humanos: artistas que tienen conciencia de clase y expresan su apoyo incondicional a las luchas sociales, denunciando la opresión e identificándose con los de abajo, la clase obrera y los pueblos pisoteados por el Gran Capital y el garrote colonial.

La música pop contemporánea se presenta a través de dos vertientes: por un lado está su accesibilidad masiva y, por otro, su atractivo comercial. Con melodías pegajosas y estructuras sencillas, apoyadas por la repetición, la variación en el tempo y las tecnologías modernas de grabación y mezcla, este género se nutre de diversas influencias, amalgamando elementos de la música rock, el blues, la música folclórica, el hip hop, el R&B, el flamenco, el dancehall, los ritmos latinoamericanos, el bhangra y la música electrónica. Así, el pop logra conectar con un público amplio y diverso.

En este mundo dominado por la lógica del capital, la música pop se concibe desde las grandes compañías o sellos discográficos para ser comercialmente viable. Consideramos que dentro de esa lógica de explotación capitalista surge la cuestión de la explotación laboral reflejada en contratos ilegales, bajos salarios y pésimas condiciones de trabajo.

Presionados a seguir la lógica irracional del mercado–que nada o poco tiene que ver con la creación artística–artistas y productores persiguen el éxito en las listas de ventas, el ámbito radial, la transmisión digital y las giras musicales, donde la visibilidad se traduce en lucro. Este énfasis en lo comercial, sin embargo, también ha generado un espacio paralelo para la creación de la música underground y alternativa, donde emergen ideas innovadoras que eventualmente logran infiltrarse en la cultura dominante, desafiando la homogeneidad del pop.

Migración y música pop

Las olas migratorias desde países semi-coloniales hacia países industrializados a causa de conflictos sociales, guerras, dictaduras y desplazamiento forzosos han impactado de forma significativa la evolución de la música pop. En ese sentido, los conflictos sociales provocados por las elites locales y la injerencia de las grandes potencias imperialistas han generado comunidades diaspóricas que transfieren sus manifestaciones culturales, sus gestos y sus formas de ver el mundo a nuevas geografías.

Tomemos el caso de Nueva York, gran urbe clave en la producción y distribución de grabaciones de música pop. Desde la década de 1960, la fusión de ritmos e influencias de migrantes cubanos, puertorriqueños, dominicanos, italianos y judíos dio lugar a un vibrante lenguaje musical afroantillano en Nueva York, impulsado por el icónico grupo Fania All Stars. Este fenómeno reflejó no sólo la diversidad cultural de diversas comunidades migratorias, sino también la vitalidad de la música caribeña y la propagación de la herencia africana de Nuestra América también presente en los EE UU, sentando las bases de géneros como la salsa.

Otro género musical que moldeó la música pop fue el reggae el cual se propagó globalmente desde Jamaica y la ciudad de Nueva York donde en la década de los años 1940 y 1950 muchos artistas del Caribe anglófono (Trinidad y Tobago, por ejemplo) grabaron composiciones de calypso y otros géneros.

Lo cierto es que la influencia de la cultura no europea blanca, especialmente las manifestaciones culturales del continente africano, asiático y el mundo árabe, ha dejado una huella indeleble en la música pop. Técnicas de percusión y estructuras rítmicas africanas, asiáticas y árabes han enriquecido a géneros como el jazz y el rock, ampliando así el panorama sonoro. En los sesentas, bandas como los Beatles que encarnaron en su momento la música pop incorporaron ritmos y nociones místicas provenientes de la India, demostrando que la música es un constante proceso de transformación a través de la fusión de influencias multiculturales. Lo llamativo de los Beatles es cómo la ruptura del grupo–que en cierto modo fue una ruptura e independencia artística y laboral– expandió los horizontes musicales de cada miembro del grupo, siendo John Lennon el que tomó la ruta más experimental junto a la gran artista de vanguardia Yoko Ono.

En la actualidad, géneros como la salsa y el reggaetón continúan dejando su sabor alegre y candente en los salones de baile, fiestas y conciertos de la escena musical global. Además, el ascenso del K-Pop y el J-Pop ha impulsado un crecimiento global de estas culturas musicales juveniles provenientes de Corea del Sur y Japón respectivamente, conectando raíces tradicionales con elementos contemporáneos, reflejando así las constantes adaptaciones y fusiones dentro de la música. Un ejemplo de fusión e innovación dentro del K-pop es el grupo XG cuyo estilo musical ha roto todos, absolutamente todos los parámetros del K-pop y el J-pop.

En fin, la inclusión de elementos de la música no occidental en el pop actual mantiene en el tapete el debate en torno a la autenticidad y la apropiación cultural. Aunque esta transculturación puede resultar en propuestas musicales llenas de potencialidad, es vital cuestionar tanto la explotación de manifestaciones culturales desde el centro a la periferia así como el respeto hacia las raíces culturales que se incorporan en este proceso.

Comercio y música pop

El surgimiento de sellos discográficos y la expansión de la radio anglófona en los Estados Unidos e Inglaterra (dos grande potencias capitalistas) en el siglo XX, con compañías como la RCA (fundada en 1919) y la EMI (fundada en Londres en 1933), no sólo moldearon el sonido del pop al promover estilos y artistas específicos, sino que cambió radicalmente la percepción sobre la imagen personal de los músicos. En el ámbito de la música pop más comercializada, hace décadas que el artista se ha convertido en sinónimo de su obra o la figura central de su producción artística.

Hoy, el pop contemporáneo se encuentra en una encrucijada: por un lado, prioriza los beneficios económicos, mientras que por otro, los circuitos alternativos y underground ofrecen un terreno fértil para ideas innovadoras. Desde lo más profundo y menos visible de ese terreno se gestan escenas musicales que se resisten a seguir las fórmulas comercializadoras de la música pop. Por tal razón y a pesar de sus limitaciones, los sellos musicales independientes juegan un papel crucial al apoyar a los artistas emergentes, enriqueciendo la oferta musical desde una postura apegada al compromiso con la creación, la calidad y la exploración musical.

Video del grupo musical XG: https://www.youtube.com/watch?v=5sT20edl02I