Mas de 60 años de existencia. Todavía pasan por mi acera cosas y gentes que van y vienen. Un repertorio desigual, sólido, líquido y gaseoso caminando en mi pasarela, mostrando sus ángeles y demonios y yo , claro , sin tomar partido. Nadando, pero nunca sin dejar de guardar la ropa. La música – el mejor de los bálsamos- y la lectura- la paz sin anteriores armisticios- me acompañan siempre. Me atreví a escribir un libro y eso vale oro. El otro viene en camino. Se acortan los caminos y los días se escurren entre los dedos , sin embargo, seguimos aquí sin arrepentirnos de nada, salvo no saber caminar entre las aguas. Cada día es un tránsito. Un moriviví.