La escritora española Rosa Montero afirmó en un diálogo sobre su libro El peligro de estar cuerda que, por medio de la ficción o la literatura, en cualquier sentido, se dicen verdades que de otro modo no podrían decirse. Justamente es lo que sucede con la obra Morir en Bruselas de Pablo Gómez Borbón, quien plantea, que, con ella, pretende aclarar los hechos relacionados con las muertes de Maximiliano Gómez y Miriam Pinedo, ambos asesinados en Bruselas, Bélgica, en el año 1971.

Ambas muertes han estado sepultadas por el silencio y la impunidad. La vida y muerte de Maximiliano Gómez ha sido ponderada y lamentada en República Dominicana, no así la de Miriam Pinedo, viuda de Otto Morales, compañero de lucha de Gómez.  Mucho menos reconocida y valorada en su justa dimensión; razón principal que según el autor lo llevan a investigar y escribir su obra, esto, sin restar méritos a Maximiliano Gómez.

Hasta la publicación de la novela, Miriam había sido una desconocida para muchos e ignorada por quienes han debido exaltar su memoria, aclarar su muerte y darle su lugar en la historia dominicana.

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La historia inicia relatando el hallazgo de una parte del cuerpo de Miriam Pinedo dentro de una maleta, en el garaje de la casa de una familia acomodada. Esto da pie a un periplo de investigaciones que se va complejizando en la medida que avanza el relato. Luego se conecta con la de Maximiliano Gómez hasta llegar a su final. Dichas investigaciones incluyen las ordenadas por el estado belga, como era de esperarse, más las hechas a motu proprio por los investigadores Paco Gossens y Paul Hendrickx los únicos personajes ficticios de la obra.

Tres aspectos amenazan el éxito de la investigación; primero, encontrar la cabeza de Miriam para cotejar el experticio forense, ya que fue descuartizada, puesta en dos partes en maletas y su cabeza no apareció por mucho tiempo; segundo, que el caso fue cerrado por la policía belga; tercero, los supuestos implicados se encontraban disperso por Europa y otros lugares del mundo. Pero nada fue obstáculo para que el inspector y su colaborador siguieran adelante. Cruzaron mares, desafiaron la tensión política mundial de entonces, las férreas luchas ideológicas, enfrentamientos entre derecha e izquierda, golpes de estado, la guerra fría, caos en todos los sentidos, incluyendo la desaparición del inspector en el aeropuerto de Chile. Nada impidió que su colaborador siguiera hasta fortalecer vínculos con el lugar de origen de los crímenes; República Dominicana.

El contexto político de República Dominicana no era menos aciago y desafiante; marcado por la intolerancia, el crimen y la represión del gobierno de los doce años de Joaquín Balaguer. Fueron frecuentes los asesinatos a los opositores al régimen, en especial a los izquierdistas, dentro de los que figuraba el MPD, partido liderado por Maximiliano Gómez y del que fue miembro Morales, esposos de Miriam, cuyo asesinato generó su exilio junto a sus hijos a diferentes países incluyendo a Bélgica como destino final.

Aunque se ha puesto en el debate si esta obra pertenece o no al género novela por su singularidad y la dominancia de hechos reales sobre los ficticios, incluyendo a su propio autor; cabe destacar que su estructura y recursos dan forma a una obra de arte que agudiza la imaginación y cala en la sensibilidad del lector. Un narrador omnisciente sigue una estructura lineal que cuenta los hechos de manera sucesiva sin perder la secuencia narrativa a pesar, de tratarse de innumerables entrevistas y personajes. Cada espacio es descrito de forma magistral sin obviar ningún detalle, la naturaleza, el clima, el relieve de cada país aportan belleza a la obra y deleite al lector, a pesar, de los macabros hechos que se cuentan. Las innumerables entrevistas al igual que los diálogos se dan de forma prolija; pudieron ser abrumadores de no ser tratados con la naturalidad que le imprime su autor.

De las conversaciones entre investigadores, sospechosos y relacionados aflora un arduo trabajo de investigación por parte del autor. Revelan los yerros y aciertos de las luchas izquierdistas dominicanas, sus estrategias políticas, las personalidades de sus miembros, las pasiones humanas, sus diferentes ideologías, las penurias del exilio, el sufrimiento y la muerte a causa de la intolerancia del régimen, los asaltos para conseguir recursos, el apoyo de izquierdistas de otros países y, sobre todo, la inteligencia e idealismo del moreno y el sufrimiento físico y espiritual de Miriam Pinedo. Todos los entrevistados resaltaron el alto nivel intelectual del moreno su afición a la lectura y el conocimiento en sentido general. Asimismo, su interés de que hubiese unificación de las fuerzas, a fin de sacar a Balaguer del poder.  No cabe duda; él era el líder.

Finalmente, Morir en Bruselas aunque no lo afirma da una respuesta tácita sobre los culpables,  las flechas apuntan hacia la CIA y el MPD. La obra termina con una expresión del investigador: Morir en Bruselas no sirve de nada. Este artículo finaliza parecido ¿Valió la pena morir en Bruselas? ¿Valió la pena morir en cualquier parte? Luego de tantas luchas y sufrimiento Balaguer volvió a gobernar. A los cincuenta años esas muertes están impunes, otros crímenes por igual, como es el caso del profesor Narciso González. Hay más de dos millones de pobres, la educación y la salud estancadas, por mencionar algunos problemas.  Los campesinos siguen huyendo fruto del abandono. Las mujeres con representaciones mínimas en los puestos de decisiones, sus derechos reproductivos ignorados. Cada vez que hay un feminicidio la mujer es rematada por la moralina machista que la culpabiliza de su propia muerte. La suerte de Miriam Pinedo se repite en otras circunstancias y con otros tintes.

 

Andrea Teanni Cuesta en Acento.com.do