Siendo lo más sinceros que permite la conciencia, el uso de la lengua, el razonamiento libre de prejuicios, la modesta experiencia, la libertad expresiva justo es evidenciar que los cultos, incluidas las sectas politizadas a favor de causas de extrema derecha como una adocenante y tóxica “Pare de Sufrir”, (que apoya y ayudó a subir al poder a un engendro de apellido Bolsonaro en Brasil), su praxis cultural, la de la mayoría, su trayectoria y el enfoque que hoy mantienen de lo que es la vida espiritual, amorosa, solidaria, y yacimiento de riquezas insospechadas e intangibles, se presentan como caricaturas de lo que fueron estas expresiones y prácticas de aquellos profetas y maestros a quienes pretenden imitar sin lograrlo en absoluto, haciendo puro mercado de la fe, recaudando un poder terrenal que simulan no tener y que daña a quienes quieren creer como expresión humana cuasi genética, como respiro para sus angustias, como oxigeno para el desaliento que expele constantemente un mundo falible, trágico, lleno de imperfecciones y errores, desalentador, desigual, con cada vez mas desafíos severos, pandémico, que a veces da la sensación de estar dirigido por locos incurables destinado a la catástrofe pero que muy pocos quieren abandonar ya que no hay otro, al menos cercano, al que se pueda acudir ante una emergencia y quedarse ahí bien solo, libre de las bestialidades, los desarreglos, las tentaciones, las duras lecciones del devenir de los que viven aquellos que se la pasan creando terrores apocalípticos, mostrando un pasado milenario como si estuviera ocurriendo en este momento, espantando a la gente, prometiendo infiernos intolerables si no se obedece una supuesta fe que no aparece y que, como se sabe, no pasa de ser control social sazonado con amenazas cada vez menos sutiles que lo que hablan en realidad es del fracaso de esa vida religiosa falseada, monetarizada, manipuladora, ruidosa, altamente mediática, que sirve a los intereses de la anestesia general que se quiere llevar a los pueblos desesperados para que no encuentren en la autoliberación, en la reflexión, en la meditación y el cambio interno, no externo, de la conciencia, la meta inmediata de la liberación integral que pasa por no escuchar a los profetas apocalípticos y entender que el templo principal de una persona es su conciencia, su gurú, no un señor o señora voceando ante un micrófono, y que pueden perfectamente prescindir de otros auxilios en la mayoría de los casos interesados para echar adelante y sanar sin estos médicos del alma, guías ciegos que no han aprendido a sanarse a sí mismos.
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