Su obra poética está envuelta en la sombra como una revelación existencial de la muerte que nos espera, de manera segura, en cualquier rincón o lugar de la existencia humana. Desde su primer poemario: Más allá de mi sombra (1993), entendió que: «La muerte es la segunda razón de la vida».[1] En su poema dedicado al fallecimiento de su madre: Una herida en la sangre, escribió «La muerte es una sombra que camina».[2] Después de eso, ella ha sido el sustento de su poesía, donde su ausencia se ha convertido en la eterna presencia de su alma poética y apesadumbrada, siendo el poeta de la sombra.
La poesía para Enegildo es la única salvación de su sangre: «Vivo en la palabra/ porque es la voz de mi sangre».10 Antes había proclamado: «Sueña el instante/ en el enigma del sol/ se oyen delirios de voces/ en las oscuras presencias del fuego. / […] nace el misterio poético del centro/ en el silencio sombrío de un filósofo» «[…] Yo soy el suicidio de la flor/ que me hace hombre/ en la luz de la sombra. / Yo soy las paredes de esta calle/ que vomita en soledades/ el silencio de la memoria».[3]
«[…] La sombra muere en la carne/ y mi rostro cubre la memoria de la nada»12. En estos versos de su primer libro, hallamos a un virtuoso de la sombra y el dolor, donde la muerte estimula su voz: «¡Oh muerte! ¿Por qué despiertas/ la otra conciencia de mi voz?».[4] Silencio en la sombra, es también la búsqueda revelada de la poesía: «El lenguaje del agua acaricia/ el idioma de los sueños/en el misterio de su forma. /La espuma revela/ la historia de las voces».[5] Entre la sombra, la memoria y el asombro, para Enegildo la poesía termina escribiéndose: «Y mira con nostalgia la sombra/ en los rincones de la memoria. /Al producirse otra vez/ nace el asombro donde la palabra/ sueña inventándose. / El fuego levanta/ el espíritu de esta sombra/ que no se nombra y termina/ escribiéndose».[6]
El poeta y ensayista Fernando Cabrera subraya sobre poesía: «Enegildo Peña da evidencias palpables de evolución de su sensibilidad poética; pues acertadamente presenta intención de contexto al concatenar sentidos en una estrategia identificable y válida. […,] Enegildo Peña claramente revela su intención de definir una poética de nostalgia, pretende huir entre sombras, a través de las palabras, de una realidad a todas luces hostil. Asombra el concierto creativo finisecular al cual Enegildo Peña se integra. En un esquema de escepticismo radical emerge la poesía con garras, cual si realmente –como es–, resultase indispensable para la vida».[7]
El escritor y poeta Andrés Acevedo, sobre su poesía, explica: […] «el poeta Enegildo Peña ronda delirante la temática de la muerte, de donde surge su poesía. Es un poeta melancólico y rebelde al mismo tiempo. Su melancolía le deviene de los recuerdos lacerantes de la madre muerta, como podemos apreciar en el poema: “Una herida en la sangre”, que es un homenaje póstumo al ser que tanto amó.» […] A partir de la creación de este texto, su poesía adquiere un sentido desgarrador, donde la muerte, la sombra, el dolor, la presencia y ausencia de familiares y amigos, incluyendo al mismo poeta, visualizándose postrado en el ocaso, son los elementos tangibles de su poesía […][8]
Por otra parte, conviene tener presente que en la poesía de Enegildo Peña se presentan situaciones tormentosas, desde una angustia telúrica y espiritual, que lo hace cuestionarse y repensarse en su mundo poetizante. En el año 2000, publicó Silencio de sombra, su segundo poemario, siendo más transparente y cotidiano en su poeticidad y en su temática.
Veamos de nuevo lo que nos dice Andrés: […] «En su segunda obra publicada en el año 2000, no percibimos ya al creador emitiendo extraños conceptos filosóficos sobre la muerte, sino a un poeta más acorde con la temática de las obras publicadas por sus compañeros de generación.» Creando una poesía tendente a concretar un discurso poético con imágenes visuales. Su poesía ha evolucionado bastante, pasando de unos textos oscuros y enrevesados a una obra más transparente y elaborada, tanto en el contenido como en la forma, imprimiéndole al verso el poder creativo que merece».[9]
Ahora podremos leer a un poeta reflexivo y traslúcido en la utilización de los recursos poéticos, desvelando la esencia misteriosa de su impronta poética. Su poesía ha ido modernizándose, aunque aparezcan términos parecidos y comunes en los libros anteriores. En estos nuevos poemas, tenemos a un aeda que es el mismo temáticamente, pero se reinventa en su forma y en su transparencia. En definitiva, su poesía descubre el deslumbramiento de lo que nombra, en procura de ofrecerle un poco de luz a la eternidad de la muerte.
La sombra de mi cuerpo
A mi madre: Alicia Peña,
desde la otra sombra de mi muerte.
Tengo que seguir
hacia la sombra de mi cuerpo.
La misma que me persigue antes de nacer.
Nadie podrá venir a detenerla
en su maldición divina.
Tal vez solo veré el rostro de la muerte
de mi madre en ese instante
de angustia eterna.
Los ojos de mi cuerpo
se cierran para siempre.
Solo espero encontrar a mi madre
en su luz y tocar sus brazos
en las cenizas de mi cuerpo.
Células de la muerte
Oh, terrible espanto
que detiene la angosta esperanza.
En las garras de sus ojos
la luz se apaga.
Oh, rostro sin cara,
por qué vienes ahora
a los tejidos de las células.
No te quedes ahí,
en las glándulas eternas del cuerpo.
Nadie aleja su sombra:
ni los dioses que la cobijan.
Vivir es irse muriendo en cada instante.
El Dios de la muerte
El Dios oscuro de la muerte
se nos presenta sin saber
de nosotros el destino.
Nos agarra en la luz o en la sombra.
A la muerte no le importa nada
que no sea su propio destino eterno.
Nosotros solo somos
el rostro de su camino.
Luz y sombra
La luz es la claridad del sol
tejiéndose en los días.
La sombra es el manto oscuro
de la noche.
Una y otra
caminan en pasos distintos:
el sol se refleja en su luz de nubes,
la noche en su sombra de estrellas.
Luz y sombra es lo único que somos.
Día y noche
El sol es la sombra
cuando el día se encierra
en su tiempo de luz.
Día y noche,
lenguaje de la distancia,
de dos tiempos diferentes
en la única realidad de la muerte.
Ser para solo ser la nada:
de la vida y la muerte.[10]
En la flor de la vida
En la flor de la vida
el cuerpo se abre
y muestra en la piel
su deseo de carne.
En una desesperada tentación,
antes los ojos de los años:
la luz lo devora.
En el sostén irreversible de mis manos,
un dios se levanta
en el hueco de su blancura.[11]
Tu voz
Escucharé tu voz
en el hueco vacío de la muerte.
Levantaré la alfombra de tu cuerpo
en otros cuerpos.
Uniré mis soledades
y me iré de ti y de las tuyas.
La luna y la tarde
La luna mira mis ojos
en la tarde que se contiene
y se contempla.
Yo solo soy un pedazo
de ella iluminada.
La tarde es una nostalgia
encendida en el resplandor
que me consume.
La luna
La luna
en su redondez
de Luz
cobija
la sombra
de la noche.
El fósforo
El fósforo
se enciende
en su destrucción
de madera:
la naturaleza
llora en su luz de fuego.
Respiro en tu vacío
En las imágenes de tu piel
el ser se abraza y se evapora.
Yo vivo y respiro en tu vacío.
Dios no está en mí,
sino en ti repartido por todas partes.
Al final,
solo queda
lo que fuimos.
El ser
El ser no tiene grado,
el hombre es la sustancia de su ser.
La palabra
lo contiene
y lo habita.
La lluvia
A Dionisio López Cabral,
dondequiera que se encuentre…
La lluvia
es el rostro
de los ojos del cielo
en las manos de las nubes
húmedas de la tierra.
Dolor ajeno
A Puro Tejada
Un dolor quiebra lo imposible
ha llegado a su cuerpo
garabateando la inocencia.
Arriba y abajo
Tejiendo los misterios
de la sombra
que allá terminan.
En mi la nada vive.
He tocado
el azul de la noche.
Al ver la oscuridad
que alumbra a la muerte.[12]
Experiencia
El haber formado el taller me ha servido para continuar mi labor literaria, que comenzó en la Sociedad Cultural «Alianza Cibaeña», en Littera. Y en el Círculo de Escritores de Santiago, donde publiqué mi primer libro, Más allá de mi sombra (1993). Igual que mi gestión cultural, que viene desde antes. El taller ha contribuido a que la universidad se incorpore al proceso de la creación y promoción del desarrollo de la literatura local y nacional.
De esta manera, hemos venido formando a los estudiantes, para que sean los literatos de nuestra institución: ya que el área de humanidades solo les permite instruirse en carreras específicas, enseñándoles lengua y literatura de forma optativa o transversal. Sin embargo, el taller les facilita desarrollar sus competencias, desde el punto de vista de la creación literaria. Es decir, convertirlos en escritores y lectores.
Sobre mí
Enegildo Peña nació en Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Es poeta, escritor, antólogo, periodista, gestor y especialista cultural. Licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo, recinto Santiago de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Realizó un Postgrado en Gestión Cultural, conjuntamente con los ministerios de cultura de Cuba y República Dominicana; igualmente posee una Maestría en Lingüística Aplicada a la Enseñanza del Español.
Fue director provincial de cultura, director regional y el primer subsecretario y viceministro hasta la fecha. Miembro directivo y director de varias instituciones culturales de la ciudad y creador de varias revistas y páginas literarias, también cofundador del Taller Literario «Líttera», fundador del Círculo de Escritores de Santiago y el Taller Literario Virgilio Díaz Grullón del recinto Santiago de la UASD, el 30 de junio de 1994, el cual después de 26 años se mantiene vigente todavía. Fue articulista de revistas y de los suplementos literarios y culturales del país; asimismo se encuentra antologado en diccionarios, antologías de poesías y de libros dominicanos. Su aporte a la cultura y la literatura ha sido reconocido por instituciones como: Gran premio Gregorio Luperón, en la Feria Regional del Libre de Santiago 1997, Ayuntamiento de Santiago (2003), Universidad Autónoma de Santo Domingo (2003), Taller Literario Virgilio Díaz Grullón (2003), Colegio Padre Emilio Tardif (2004), Secretaría de Estado de Cultura (2005), Ayuntamiento Municipio Villa Bisonó (20005), Casa de la Cultura Dominicana en Nuw Jersey (2006), Personalidad Cultura de República Dominicana (2007-2008), Orquesta Sinfónica del Cibao (2008), Colegio de Estudios Generales y de Servicios (2008), Ministerio de Cultura (2011), en el 2014 rotuló con su nombre una calle y un día del recinto ferial con motivo de la celebración de la XVII Feria Internacional del Libro de Santo Domingo Sociedad Cultural «Amantes de la Luz» (2022), por su gestión cultural, y poeta representativo de la promoción de los años ′90. Tertulia Cultural Viernes a las 4: OO P.M. (2023), un trabajador cultural incansable, poeta que desentraña los vestigios del tiempo en cada verso y en cada palabra. Reconocimiento al Taller Literario Virgilio Díaz Grullón por el trigésimo aniversario por el Consejo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recinto Santiago 2024. Ha sido distinguido en más de 25 ocasiones, siendo reconocido como uno de los líderes y gestores culturales más importantes del país. Ha obtenido varios premios literarios; igualmente ha sido jurado de prestigiosos concursos literarios en el país, como el Premio Nacional de Poesía «Salomé Ureña de Henríquez», Premio de Poesía «Pedro Mir», Premio de Ensayo «Pedro Francisco Bonó» de Funglode, entre otros.
Sus obras publicadas son: Más allá de mi sombra, 1993. En la palabra, 2000 (Poemas y ensayos). La poesía contemporánea de Santiago: Antología 1977-2005 (Ideó que también se publicara una de cuento con el mismo nombre, realizada por el cuentista y ensayista Máximo Vega). Entrevistar es pensar. Un encuentro con la cultura, 2010. Historia de la literatura de Santiago de los Caballeros, 2020. Volumen 1, 1694-1899. Antología del Taller Literario Virgilio Díaz Grullón (2024). Coautor de: Voces del valle, voces que llegan desde el Cibao, 2005. Santiago de los Caballeros. Ideólogo y prologuista de La poesía contemporánea de Santiago de Cuba, 2007. Visiones y latidos de la ciudad corazón, 2012.
[1] Peña, E. (1993). Más allá de mi sombra, pág. 14. Santo Domingo: Ediciones Imposibles.
[2] Ibídem, pág. 57.
[3] Ibídem, págs. 19, 24 y 25.
[4] Peña E. Obras, 2000, pág. 20
[5] Ibídem, pág. 24.
[6] Cabrera, F. (sin año). Poesía Finisecular Dominicana, págs. 380-382. Santiago de los Caballeros: Obra inédita. Sombra: prolongación o negación del ser que la crea.
[7] Acevedo, A. (19 de diciembre de 2014, pág. 1).
https://pisapelo.wordpress.com/. Obtenido de
https://pisapelo.wordpress.com/2014/12/19/enegildo-pena-
y-su-tematica-la-muerte/
[8] Ídem.
[9] Peña, E. (2022). Luz y sombra, Día y noche. Voz Literaria, pág. 31.
[10] Peña, E. (2022). Luz y sombra, Día y noche. Voz Literaria, pág. 31.
[11] Peña, E. (2022). Flor de la vida, Tu voz, Dios de la muerte y La lluvia. Voz Literaria, pág. 27.
[12] Peña, E. (1995). Dolor ajeno, Arriba y abajo. Voz Literaria, pág. 2.