Tomar conciencia, mirar a la distancia, saber que la historia reafirma todo lo que por convicción he defendido por años, es ocasión propicia para la siguiente reflexión… hoy quiero escribir en nombre de la danza.
Oh danza que me has dado razones para vivir, que has hecho de mi un alguien que quiere que sus semejantes sientan la vida bajo el prisma del arte. Que bailen la vida, que el goce por la danza sea el norte de su existencia, y que los espectadores sientan sus corazones dentro de su ser.
No seamos solo cuerpos con necesidades. Juguemos a ser dioses con trascendencia. Miremos la vida mundana desde las alturas. Seamos transmisores de inspiración.
Hoy 29 de abril se conmemora el "Día Internacional de la Danza", declarado por la UNESCO en 1982, en homenaje del natalicio del coreógrafo Jean George Noverre. Es hermoso que le dediquemos un día al año al maravilloso arte de la danza, que no es solo para bailarines, ni profesores, ni alumnos nada más; es para toda la humanidad.
El hombre ha bailado en algún momento en su existencia. Incluso dicen que no han bailado nunca, sí lo han hecho, pero no se acuerdan.
La danza es intrínseca al hombre desde el nacimiento. Es la primera manifestación de arte en la humanidad, primero que la música y la pintura. Se baila en la inconsciencia. Antes del habla, todos hemos bailado en algún momento.
La importancia de la danza en las grandes civilizaciones tuvo un efecto mágico que, a través de sus diosas, imponen advertencias y adoración de parte de los pueblos. Hathor en Egipto, Terpsícore en Atenas. El propio Luis XIV encabezó un reinado en el que danza desempeñó una misión inspiradora y hasta política en Francia; y ni hablar de un Simón Bolívar, quien no perdía la oportunidad de bailar.
Igualmente, hay países que se han apoyado en la danza para exhibirse por el mundo, como grandes embajadores culturales, como Rusia, Cuba, Francia, entre otros.
Algo importante percibí un día. Fue un sueño. Fue que en nuestro país tuviéramos esos niveles artísticos logrados en otros. Por eso salí y viví en el exterior, donde pude darme cuenta de las posibilidades reales de hacer realidad ese sueño, el de mejorar la danza en República Dominicana.
Definitivamente, el reto, después de muchas luchas y trabajo, se ha cumplido. Las muestras están ahí, todas posibles, todas abordables y recuperables. Desde 1944 comienza el ballet en República Dominicana. Es mucho el recorrido, pero aún mi sueño no es concluyente, ante la politización de la vida artística, que es incapaz de ver más allá de coyunturas particulares y de momento. No son buenos tiempos para la danza.
Y mi sueño y mi derecho de verlo hecho realidad, de tener un país de oportunidades, en que cada niño o niña se encuentre con la danza, conozca de ella o, simplemente, como me ocurrió una vez muy niña, que la descubra.
Ese sueño cambia vidas, supera convicciones, y crea dioses eternos para miles de almas que perciben su perfume en los asientos de cualquier teatro o en cualquier presentación. Más danza es más humanidad.
Entonces, me cuestionan cuando cuestiono. Pero mi sueño debe realizarse antes de que parta. quiero escuelas de danza en todo el territorio nacional, quiero políticos que se interesen en ella, quiero funcionarios comprometidos con su labor, y quiero que la danza sea la mejor embajadora de nuestro país.
Eso quiero, y mi sueño nadie me lo va a quitar.