A la hora de exponer juicios personales sobre la obra de Vladimir Tatis Pérez, antes, como buen lector de los maestros, he de reverberar lo publicado Pedro Henríquez Ureña en la revista El Fígaro de 1914 en la Habana, Cuba. Tomo 5, Pág. 35, obras completas.

«Las dos cualidades superiores del espíritu crítico en nuestro tiempo: la intuición psicológica, capaz de sorprender el rasgo característico en la obra de arte que tiene ante sí; el sentido histórico y social que la observa como punto en que convergen tradiciones e influencias».

En la primera el maestro se refiere a un acervo experiencial que determina, el universo de elementos coexistentes en la obra que forma una estructura temática de una necro novela (novela de muertos). Y la segunda parte, también se puede intuir la novela negra o submundo en que están embutidos ciertos grupos sociales en una especie de modus operandis, ya que la sociedad los margina y aprenden a vivir en ella delinquiendo.

En Mátalo , a mi juiciol,  se pone de relieve una necro novela y que no es un tema gótico; en su punto estilístico, es una narrativa dominada por el Realismo Mágico: magia, inverosimilitud, alucinación y misterio. El accionar de los personajes en el escenario en que se desarrollan es algo “común”, pero inverosímil para el lector que lee atento la diégesis ficcional. Otra definición sería: los personajes ven el mundo con posibilidad de hacer cualquier cosa sin importar si para otro es raro. A mi entender la propuesta narrativa sigue siendo herencia latinoamericana.

En la misma línea de los personajes, Tatis evoca lo histriónico en ellos, dado que a cada uno lo hace actuar como desarrollando un guion. La valoración de los personajes es relevante, hace sentir al lector como que ya los conoce o se topan con ellos en el barrio. Por ejemplo, el personaje de Chochueca es una figura popular y, propia del país, que se le veía siempre buscándosela en las funerarias o en algún velorio donde moría un vecino. Los sobrenombres, apodos o epítetos, etc, es un enlace chanzoso en el medio social. Cada uno de ellos es un leitmotiv o motivo gruía, digno de recordarlos por mucho.

Vladimir Tatis Pérez.

Todo el que escribe y publica hace una denuncia. El lenguaje o discurso con que están desarrollados los hechos en la obra es estratégico, es un lenguaje para las masas, una oralidad deliberada para que todos lo entiendan. En la mente de los personajes de Tatis hay un espíritu de libertad, de hacer cosas normales según su universo mental. Es la manera particular que Tatis escenifica con sus personajes. De hecho, Mátalo: es un título morboso. Pero nada que objetarle al autor de Mátalo, ya que es simple marketing.

La trama es un mejunje delictivo que hace ver al ser humano inmundo, pero a su vez, son acciones de inmanencia.  237 páginas que se leen sin tropiezos, es una lectura lineal donde los capítulos van agarrados de manos.

Con relación al discurso vulgar y exponencial de la obra de Tatis; en la página 51 de la novela se reafirma lo que dice Pedro Henríquez Ureña sobre las cualidades del espíritu crítico al referirse a (tradiciones e influencias) en que incurre el autor.

"Varo lo observó todo desde lo alto del techo del hospital, flotando sobre su propio cuerpo, no sentía nada, y los dolores desaparecieron. Cuando llegaron a la morgue Varo sintió penetrar en un túnel oscuro que lo colmaba de una paz jamás sentida. Siguió elevándose y vio a su madre buscarlo por todo el hospital…"

El fragmento sigue su curso astral pero no hay que terminarlo para decir lo siguiente: Bosch hace un desdoblamiento astral de un personaje en el cuento La bella alma de don Damián y el que lo ha leído recuerda esta influencia, aunque no es la misma narración, es el mismo efecto mágico y hasta surrealista. Ignoro si el autor de Mátalo lo ha leído, pero, como literatura habla de literatura, lo identifica un lector de experiencia. En cuando al sentido histórico, la necro novela argumenta de un tema antiquísimo que data desde tiempo de los egipcios: las profanaciones o el hurto a los muertos; pues en lo social, PHU alude al resultado que ofrece la sociedad con el individuo, una descomposición cívica que hace ver a los personajes de la obra como delincuentes y su forma más natural de subsistir.

En ese mismo tenor sigue el morbo en la página 89.

…pero quería estar ya con el cadáver de la viuda.

Esta frase es muy ambigua, dado que en la mente del lector se especula, antes que otra cosa, una necro relación, el lector juzga que por su accionar esos delincuentes son capaces de todo, donde la lujuria los podría llevar a acciones insondables. Aunque hay un argumento vandálico, lo medular en Mátalo es un inframundo que no asusta. En la misma línea del argumento, se podría decir que también se puede hablar de una novela negra por el submundo delictivo y vicioso en que se desarrollan los personajes.

“…servía para revendérselo al Evangélico y así poder seguir drogándose.” Página 94.

“…y sin escuchar las quejas de la mujer se persignó, cogió el revólver y la encañonó.” Página 205.

Por último, un tema histórico.

“Otros estaban convencidos de que las desapariciones de cadáveres se debían a una red de haitianos que los robaban para hacer brujería quedarse con la isla entera.”

Esta y otras cláusulas son meros derroteros que son parte de la trama en la novela Mátalo, un conflicto cultural, geográfico y étnico que nos ha mantenido en vilo desde 1844. Mencionarlo siempre encaja debido a que somos dos pueblos disparejos tras una guerra fratricida entre dos naciones que se disputaban las riquezas de la isla.