El autor de esta novela es Manuel Brugal Kunhardt. Este autor no es novicio en el oficio. La que se comenta en este espacio es la tercera que produce.

En esta novela de 233 páginas el autor presenta un tema a entender, salpicado por introducciones y presentaciones descriptivas muy interesantes. Del mismo modo en que lo ha hecho en sus trabajo anteriores, Manuel Brugal coloca las acciones en un período definido de la historia dominicana que resulta fácil de reconocer. Puede suceder que usted no solo lea la obra, sino que la viva. Esto precisamente busca el novelista.

En la obra algunos personajes llevan nombres que corresponden a personas de la vida política dominicana. Tal y como puede intuir el lector de estos párrafos, en esta producción literaria hay una gran dosis de materia política. La realidad de esta ficción se acepta con facilidad porque varios de los personajes guardan estrecha semejanza por su proceder con los nombres que les son asignados en la narración. No puede negarse, en esta obra novelística existe la voluntad de comunicar un mensaje y este trasciende.

Otros caracteres que aparecen en la novela reciben nombre en el relato que corresponden a la personalidad que representa. Este tipo de denominación ofrece avances sobre la actuación de esa persona; veces la denominación se torna jocosa cuando la conducta del personaje se desarrolla en la trama. Este recurso ya lo empleó Brugal en sus obras anteriores.

Además de lo apuntado en el párrafo anterior, tal cual lo ha hecho en sus novelas anteriores, el escritor incursiona en descripciones de conflictos sociales de clases que aparecen en esta obra de ficción de manera natural.  Al principio de la novela el propósito de esta no aparece de inmediato, pues los incidentes y circunstancias secundarios sazonan o distraen la atención de manera intencionada para el fin último. 

Las dos características anteriores, la política y la social, retratan de manera pormenorizada la interacción entre las clases sociales de la sociedad del momento elegido para la acción. Si bien es cierto que es una obra de ficción, el lector de más edad puede descubrir la verdad detrás de la representación propuesta.

Puerto Plata.

En el asunto social el autor ha elegido dos comunidades que ha tenido tiempo de conocer a fondo, la de Puerto Plata y la de Santo Domingo. La tipificación de estas que ofrece corresponde con la realidad, al tiempo que expone prejuicios e interacción entre clases sociales que participan o convivieron en la época que sirve de marco a la novela.

El aspecto político de la novela es el principal. La interacción entre los personajes resulta muy interesante por los papeles que desempeñan ante las situaciones que viven o el ambiente en que se desarrollan los hechos de la novela. El fondo político no es todo lo que interviene en Marcado por los sueños, hay escenas de amor, de conflictos, dudas y sucesos familiares.

Los detalles de la novela pertenecen a un pasado reciente, aun cuando las consecuencias existen aún en el seno de la sociedad dominicana actual.  La conducta de quienes encarnan los roles principales es más elocuente que su pensamiento. Esto es, hay más acción en el seno de la novela que explicaciones ofrecidas a través de los reflexiones de los personajes.

Puede adelantarse que varios de los caracteres representan símbolos que pueden atribuirse a casos concretos. La realidad que se plasma lleva al lector a tratar de descubrir si describe a alguien de la vida política reciente dominicana. Esta reacción no se produce en todos los lectores, pues los más jóvenes disfrutan de la ficción aprendiendo sobre la realidad creada por el artífice de la obra.

La tensión dinámica en el seno de la sociedad introducida en la obra, algo que se ha planteado en otros términos más arriba, constituye una de las características más destacadas de la novela. La estructura literaria que se percibe en Marcado por los sueños surge de la organización impuesta por el tema mismo. El desarrollo literario que se observa se ajusta con el gusto literario a que pertenece el género de esta obra.

Antes se manifestó que la ambientación de la novela ocurre en un medio dominicano no muy lejano del tiempo actual. Este elemento distintivo no significa en modo alguno que sea obra de circunstancias que solo se produjeron o se producen en el seno de la sociedad dominicana. Lectores de otros países pueden encontrar puntos comunes con la realidad de su país. Este es uno de los objetivos de creaciones literarias de este tipo.

Puede asegurarse aquí que se establece una relación dinámica entre el lector y la realidad social a que se contrae la novela. Quien lee se compenetra de tal forma con lo descrito en la novela que se identifica con esta y percibe el valor literario que produce el goce, aun cuando no capte esa sensación sino a medida que se adentre en la lectura.

La novela objeto de este comentario puede ser considerada por su valor histórico literario. La explicación es esta, las consideraciones sociológicas que se hallan son obvias, el apego a la realidad creada seduce de tal modo que el lector se involucra, se identifica con las circunstancias y reacciones de los personajes que es precisamente lo que se persigue en una obra de ficción de este tipo.

Lo ya manifestado no implica que cada lector no pueda sentir de modo particular el placer estético de la lectura a su manera. No faltará quien conceda o reconozca mayor importancia al sentimiento amoroso que aparece en esta novela que al aspecto político de esta. Ese tipo de reacción es precisamente lo que trata Brugal, presentar un relato que despierte efectos diferentes en el lector o lectores.

Con anterioridad en el curso de esta opinión se ha insistido en el momento histórico de lo narrado en la novela. No debe considerarse necesariamente como una obra testimonial, pues la verdad histórica está sometida al proceso literario. Hay que entender la realidad de la obra, aceptarla a través de la transformación que le imprime el novelista. La que se palpa es la realidad de la novela, no otra.

Se desea llamar la atención para que se busquen en la obra los momentos importantes en el desenvolvimiento de lo narrado, porque no se pretende aquí entrar en detalle que pueda estropear el disfrute que pertenece a cada lector. No se trazan pautan de lectura ni se reduce lo que se escribe a modelar la interpretación de la obra. En realidad, se invita por este medio a la lectura, indicando algunas ideas que deben tenerse en cuenta en la novela para que la lectura sea placentera.

Se hizo referencia en párrafos anteriores a que la fuente de los capítulos que forman la novela ha tomado como referencia hechos y circunstancias de la sociedad dominicana, de la política de ese país en el momento elegido para situar el progreso del argumento de Marcado por los sueños. A pesar de la semejanza que se observa entre el momento histórico elegido y la mención de personas conocidas, la novela tiene su propia realidad.

A medida que se progresa en la lectura de la novela, quien la lee podrá darse cuenta de que la estructura de la novela está encaminada a llevar la acción hasta el “sentido de la obra” que se hace evidente hacia el final de esta. Puede considerarse que la creación literaria cumple su cometido -como en este caso- cuando realiza su función de hacer pensar, cuando valiéndose de la literatura enfoca temas de preocupación, propios de problemas humanos. Así puede llegar a decirse que la novela mantiene la atención del lector en los casos en que lo persuade que revelará con palabras el secreto, el sentido último de esta.

Estas notas no pretenden hacer la función de crítica pues eso sería una forma de tomar partido, sino de despertar la curiosidad del posible lector para que sea él quien descubra el contenido de Marcado por los sueños. Cada lector tiene derecho a formar su propio juicio. Es importante que cuando se lee una novela con esta clase de estructura se haga una labor para extraer la lección que subyace la ficción.

La novela está articulada en veintitrés capítulos Que llevan epígrafes sugerentes acerca del contenido y la substancia de estos. Los títulos impuestos a los capítulos marcan el ritmo de la novela. Puede seguirse con la ayuda de estos la progresión de la historia, el desarrollo del relato general. A guisa de muestra se citan algunos. Le pesaban mucho los recuerdos (I).  Finalmente se dejaron llevar por el lenguaje de sus miradas (XII). Aquí todo es difícil (XX). Y el capítulo final de cierre de la obra, En mi caso, también ha sido triste. Ese último puede resultar sorpresivo o precipitado para muchos de los lectores.

La arquitectura de la obra se siente a través de su organización interna, de su forma. No puede negarse que el escritor redacta su obra -salvo casos excepcionales- y en gran medida la obra a su vez describe al autor. Esto así no solo por lo que escribe, sino como lo escribe. La dinámica del escrito lo dicta la imaginación, corregida esta por la forma, por la presentación del material. El personaje principal de la novela representa un tipo de revolucionario. Quizás lo que pretende el autor es que el lector identifique este personaje.

Después de agotar la lectura de esta obra literaria, vale que el lector haga la reflexión para saber si encierra pesimismo el mensaje tácito. Vale que quien lee lo narrado se pregunte si el escritor deja traslucir su pensamiento con ayuda del personaje principal de la obra, si expresa un estado de ánimo propio. Esto sin olvidar que una novela es arte de ficción. Cuando se plantea este asunto viene a la mente lo que dijo Marguerite Duras, que la escritura es un tipo de lectura interior. A veces el autor trata de desaparecer o desaparece detrás de la obra, pero no siempre lo logra. A veces algunas huellas quedan que delatan al autor por medio de sus personajes, o, de uno de sus personajes.

Una vez más en esta novela Brugal se sirve del diálogo o los diálogos para enmarcar la acción, para situar los personajes, sin necesidad de adornos superfluos. Podría considerarse este estilo de directo, pues logra situar los acontecimientos en perspectiva. El novelista logra contar lo que desea que se perciba y se sienta, que se viva la visión del momento con economía descriptiva. Este estilo se produce como resultado de la adecuación de la narración a la norma lingüística de la lengua, pasando por el tamiz del idiolecto elegido. Así cumple el estilo su cometido de atraer al lector al terreno del autor, hacerlo partícipe del argumento literario.

Con la lectura de esta novela se produce el fenómeno de la complicidad que se consuma entre el público lector y el autor, pues se acepta como opinión común la narración de la novela. Puede que le suceda a quien la lea, lo que aconteció con quien esto escribe, que se compenetre con la obra de modo tal que se hace cómplice de esta, partícipe. Esto así porque la realidad expuesta seduce, Estas son impresiones de las que uno se percata después de razonar la lectura, de evaluarla. Con este tipo de razonamientos realizados a posteriori, se trata de abrir la obra por y para los posibles lectores.

Roberto Guzmán en Acento.com.do