El libro Mar nuestro de cada día, del autor dominicano Luis Reynaldo Pérez, es una obra que sumerge al lector en una reflexión sobre el ser humano, el mar y la isla. A través de imágenes evocadoras y una narrativa que abarca la vida, la muerte y la eternidad, el poema sugiere que la conexión entre el hombre y el mar es profunda y perdurable. El mar y la isla adquieren múltiples capas de significado a lo largo de la obra, lo que la convierte en un motivo poético complejo y central. El poeta nos dice:
«Mar nuestro de cada día
temblor nacido de los huesos luminosos de Yayael,
dador de los peces y las caracolas»
En el libro se menciona a Yayael como dios del mar, y la obra sugiere un culto y adoración hacia este dios en la sociedad que representa. Esta interpretación plantea preguntas sobre la relación entre lo divino y lo humano, ya que durante el poema es notable esta voz, aparentemente humana, que le grita y le exige a Yayael. Se encuentra también, a modo de introducción al poema, la historia de sus inicios y carácter:
«Pasaron cuatro meses de su partida cuando, Yayael regresó a su hogar.
La furia de Yaya no se había aplacado en este tiempo y, en un
estallido de cólera, mató al revoltoso joven. Arrepentido y lleno de
remordimientos, recogió los huesos de su hijo y los metió dentro de una
calabaza hueca que colgó del techo de su cabaña»
Con esto se crea la cuestionante de si se quiere representar a Yayael como dualidad capaz de regresar a su hogar y al mismo tiempo albergar una rebeldía única, sugiere una relación paradójica entre padres e hijos, lo que nos hace preguntarnos si el poeta pretendía representar este tipo de relaciones o simplemente la divinidad que Yayael personifica.
Por otro lado, en Mar nuestro de cada día, el mar se presenta como un elemento central con significado simbólico y multifacético. El mar no se limita a una interpretación literal, sino que adquiere múltiples significados a lo largo del poema. Es símbolo de la naturaleza en su estado más majestuoso y poderoso. Representa inmensidad y belleza, así como su capacidad para albergar vida y, al mismo tiempo, destruirla; todo propio de la dualidad que se puede comprender de Yayael.
Asimismo, los versos evocan la idea de que el mar está entrelazado con la vida y la muerte de las personas, actuando como testigo de sus experiencias y memorias. El mar es un recordatorio de la fuerza indomable de la creación y su influencia en la vida humana, pero acaso ¿habla el poeta verdaderamente del mar o es tan solo una metáfora con un significado más hondo?, en un fragmento nos dice:
«Cada mañana el mar nos recuerda que somos isla
que estamos condenados a esta letanía de caracoles
a este círculo de agua
encerrados en esta jaula
asidos al vuelo de una gaviota ciega»
El primer verso establece una metáfora poderosa al comparar el mar con un recordatorio. Se convierte en un símbolo de la vida y la existencia humana, recordando constantemente a las personas su conexión con la naturaleza y su aislamiento en una isla. La referencia a la letanía de caracoles podría ser una metáfora que sugiere una vida lenta y repetitiva, obligadas a vivir una y otra vez círculos interminables, como la de los caracoles que avanzan con parsimonia. Esto pinta una imagen de monotonía y rutina.
La imagen de un círculo de agua puede representar la idea de que las vidas de las personas están atrapadas en un ciclo eterno de experiencias similares. Esta metáfora refuerza el concepto de repetición y encierro. Por otro lado, la mención de estar encerrados en esta jaula se interpreta como la limitación de la libertad o la sensación de estar atrapados en una existencia que carece de expansión y movimiento. Así tenemos la gaviota ciega que representa la falta de dirección o propósito en la vida. El poeta nos llena de metáforas y significados durante todo el poema. El poema continúa:
«Una isla es un espejo
donde vemos tan solo el rostro
de lo que seríamos fuera de ella
una mentira encendida de légamos
sombra de ti mismo en cada mínimo espacio»
La isla no se limita a su significado geográfico y físico, la isla puede entenderse como un símbolo de aislamiento y limitación. Los versos sugieren que quien está en la isla se encuentra atrapado como en una jaula. En el poema se plantea la idea de que la isla es un lugar de confinamiento y restricción, donde la vida se desarrolla en un espacio limitado, pero, ¿es la isla un lugar o la persona misma?
Finalmente, Mar nuestro de cada día de Luis Reynaldo Pérez es un libro que invita a una profunda reflexión. A lo largo de la obra, el mar y la isla adquieren significados multifacéticos que van desde lo natural y divino hasta lo identitario y restrictivo. Esta riqueza de simbolismo convierte al escrito en una obra poética compleja y central en la literatura dominicana. Invitamos a los lectores a navegar en ella.