Comenzaré definiendo ambos términos, desde mi perspectiva: el intelectual es aquella persona que hace uso de su intelecto para construir un pensamiento propio, sobre los temas que trata. El escritor, en cambio, es quien utiliza la lengua de forma creativa, para inventar nuevas posibilidades imaginarias o literarias. Desde este enfoque, escribiré sobre el autor que ahora me compete, porque aplicando los dos, ha hecho de su existencia una trayectoria significativa.
Lo conocía a través de algunos escritos que realizaba en la prensa local, ahora con mayor consistencia en Acento. Leí más sus ensayos académicos donde demuestra que es un excelso intelectual de la mejor alcurnia de nuestra lengua. Sus escritos son para lectores versados y especializados, por su exquisita profundidad y acertada metodología investigativa. No es un escritor improvisado ni expresionista ni farandulero, de ahí su poca presencia en la cultura del espectáculo, que hoy es la moda para conectarse socialmente. Manuel García Cartagena es un hombre de la cultura renacentista y del intelecto, que ha hecho de la academia y de la literatura su vida.
En nuestras letras dominicanas, tradicionalmente no es común la práctica de los estudios y ensayos académicos, sino los literarios que obedecen más a la impronta personal del autor que a la formalidad de los rigores epistemológicos. Nuestra escritura no es procesal, sino casual o computacional. Es decir, vamos al computador y comenzamos a escribir. Tal vez con una buena intensión o un tema preestablecido, que luego puede ser cambiado, como le pasó al maestro Juan Bosch, cuando se disponía a escribirle una carta a un amigo, pero le salió el formidable cuento La mujer. Así de espléndida y extraña es la literatura nacional.
Manuel García Cartagena no es de los escritores improvisados que tanto pululan, por doquier, que carecen de dominio de la lengua y no tienen una cultura lectora que les permita construir un buen esquema de análisis conceptual. Sus trabajos son pensados, desde la razón lógica, de un estudioso que está formado académicamente para tales fines. Se apodera de una gnoseología para analizar y repensar la historia, la literatura, la cultura y la sociedad. Una evidencia de ello es su libro Verse, pensarse y saberse dominicanos: ensayos sobre historia, sociedad, cultura y literatura en la República.[1]
En su trabajo: «Los efectos alucinogénicos del fundamentalismo intelectual», diseña cinco categorías para analizar los entramados de la figuración de los diferentes sectores en que se caracteriza el poder en la sociedad dominicana: 1) Ilusión del saber, 2) ilusión del poder, 3) ilusión de ser, 4) confusión entre el ser y el parecer, 5) el desprecio de sí. En cada uno de ellos, ahonda en la estructuración de los grupos sociales, desde los intelectuales hasta las instituciones nacionales; los cuales se reciclan para asentarse y mantenerse socialmente. Con una visión de un experimentado sociólogo y psicólogo: los expone, los cuestiona y los enfrenta, para configurar la esencia del ser dominicano. Para la muestra solo basta leer las páginas 19-24, aunque esto lo encontramos en toda la obra, incluyendo los temas culturales y literarios, donde se sostiene en los grandes teóricos-analistas como la del poeta francés Henri Meschonnic, en su ritmo-sentido y la relación fundamental y vinculante que existe entre la ciencia del lenguaje y el sujeto. Para comprobar lo que digo, solo citaré dos ensayos: «Para leer las Cartas a Evelina, de Francisco E. Moscoso Puello» (págs. 103-167), y «Franklin Mieses Burgos y la dominicanidad profunda: sentido-lectura vs. sentido escritura» (págs. 225-252).
La mayoría de los prologuistas dominicanos se van por la tangente, a la hora de presentar una obra. Por suerte, este no es el caso, en el realizado por el doctor, académico y escritor Fernando Valerio-Holguín. Es un prolegómeno hecho con una acertada profundidad, donde hurga la estructura teórica y el accionar ensayístico del autor: «Mas que como Polemos, padre del Cristo de Guerra, quisiera pensar en Manuel García Cartagena como Critilo. En El criticón de Baltasar Gracián, el personaje de Critilo reúne la agudeza, el ingenio y la crítica mordaz, frente a los diversos fenómenos culturales que analiza» (pág. 9).
Esta obra debería ser un referente en los estudios de los temas planteados, porque realiza una lectura y una interpretación diferentes, a los preceptos establecidos en el país. Cambia los enfoques tradicionales de cómo debe verse, pensar y saberse: el dominicano. Prefiere utilizar en sus estudios la epistemología de figuración en vez de representación: […] «desde mediados del siglo XX, se viene llamando el sujeto y su “representación” (un término marcado por su inscripción más o menos pasiva en el discurso positivista de las ciencias sociales), o más bien su figuración, término que prefiero al de representación porque permite, entre otras cosas, aislar por todos los medios los a nuestro alcance, como lo proponía Richard Kearney, filósofo estadounidense alumno de Paul Ricoeur, ese “hacer creativo” que ya se encuentra sugerido en el sentido etimológico del término figuración (fingo-fingere-finxi-fictum) (Kearney, R.: 1980, p. V)». (Cartagena, 2023, pág. 24).[2]
Es a partir de este enfoque, que Manuel García Cartagena comienza a reinterpretar los cuatro temas que se trabajan en la obra, que está dividida en tres secciones y un cierre, pero antes tiene: Prólogo, Pensarse para no dispersarse, Los efectos alucinogénicos del fundamentalismo intelectual, Figuras, no “representaciones”. Todo su contenido está diseminado en cuatrocientas veinte páginas, es una obra densa, tanto en el contenido como en su conceptualización.
Valerio-Holguín vuelve a subrayar: «[…] la teoría literaria constituye un corpus teórico de disciplinas como la filosofía, la sicología, la sociología, entre otras, en la discusión académica. Verse/Pensarse/Saberse Dominicanos pertenece a esta última categoría […]» (págs. 9-10). Es un trabajo hecho por otro autor de fuste, penetra en el cuerpo teórico de la obra y de su autor: «García Cartagena, puesto a lo que él mismo denomina “crítica de opinión”, escribe contra ese conocimiento coercitivo que predomina en la República Dominicana, pero también contra conceptualizaciones desgastadas y repetidas hasta el cansancio; escribe, a contrapelo de las ideologías epocales» (ídem).
Cartagena es un pensador admirado en la sociedad nacional, por sus dotes y su criticidad metodológica cuando se enfrenta a cualquier texto, ya sea en la literatura local o en la internacional. Sin embargo, es muy poco conocido entre los jóvenes escritores, por su falta de formación y carencia lectoral. Es un escritor de una diversidad textual, se desplaza muy bien por la poesía, la novela y el cuento con maestría creativa. Leyendo algunos de ellos, me ha sorprendido su capacidad y su talento. Es un hecho distintivo en nuestras letras que un estudioso, intelectual y ensayista académico, pueda adaptarse y conquistar con asombro la creación literaria.
Esto nos lo revela, cuando en la década de los años 80, obtuvo en dos ocasiones el galardón del «Premio Siboney» de Poesía: Palabra (1984), igual con la novela Aquiles Vargas, fantasma (1986). Fue uno de los concursos más prestigiosos que tuvo la historia de la literatura, preservando aún su distinción entre los escritores. Su huella inventiva arrancó en el vasto universo de la poesía, donde la palabra exhibe su mayor riqueza estética. En su poemario La mar (1981), desde el prólogo mismo, nos revela su concepción de su escritura:
«Antes de la palabra, la humanidad levanta el dedo de acusar y el mundo tiembla. Antes de la escritura, el mundo entra en contacto con el dedo de la humanidad, y ser significa lo mismo que escribir. La imagen nace donde la humanidad y el mundo flotan como suma de posibilidades. Percibir la realidad y transformarla, como si no hubiera otro camino para seguir existiendo. La humanidad y el mundo frente a frente, en cada palabra; la historia latiendo en toda escritura. Lo mismo que la mar, cada ida es un regreso; cada novedad, un recuerdo…Vivir sin aferrarse al momento; escribir dándose todo al instante, a la historia; removiendo surcos ya estériles, inventando surcos, jamás olvidando. Ser labrador de una Mar Abierta, lector de una escritura en blanco, lectura que va componiendo las palabras sobre la página, lecturescritura: única visión capaz de volver a abrir la Mar». (Cartagena, 2024).[3]
Por un problema de espacio, no podré citar, en su plenitud, el poema que le da título a la obra, tendré que hacerlo de una manera fragmentaria que no es lo mejor. Sin embargo, es un texto poético sobresaliente de la tradición de estos lares, con una frescura metafórica y simbólica, haciendo de la mar una sinfonía rítmica en la luz de la sal de su espejo y en las aguas orilladas de su arena: sembradío de vida y muerte. Vemos cómo percibe y piensa, ahora en su condición de poeta García Cartagena, con algunas portentosas imágenes: «[…]espejo muerto, /luz dormida, / […] inmueble natural. / […] náusea vespertina, /velamen imaginario, / […] animal flotante, /. […] Alcohol terrestre/ […] boca de los vientos, /». (Ídem). Veamos y leamos esta breve parte:
La mar
«Mar ventana, /espejo muerto, luz dormida, /confesionario privado, / propiedad sin importancia/inmueble natural. /Mar entraña, /náusea vespertina, /velamen imaginario, grito, /recurso evasivo, fuente. /Mar interior, alucinación. /Fábula. /Alga inventada, gnomo ebrio, /superación descartada, cuerpo. /Alcohol terrestre, historia lluviosa. / Mar alimento, /sal agorera, pez fundamental, /relato anfibio, dedo fugitivo, /sexo sumergido, vómito de nada, /relación recién cosida, metempsícosis. /Mar camino, /animal flotante, filtro del día, /cópula seca, promontorio en gotas, /meteorito destronado, beso. /Mar futuro incierto, /hijo y padre en la hora del sacrificio, /
pan universal. /Mar boca de los vientos, /tambor atormentado, noche portátil, /excusa inhalable» (ídem). El poema mantiene siempre este tipo de poeticidad, con metáforas asombrosas e innovadoras.
El poeta José Alejandro Peña dice: «La poesía de Manuel García Cartagena, además de condensarse en una dinámica filosófica cercana al existencialismo, está unida a una precisión de contrastes elementales que retratan los umbrales psicológicos del hombre contemporáneo. La diversidad temática, como la diversidad de tonos, permiten que el lector aprecie con gratitud la sostenida enmienda poética de sus libros, cuya calidad es, en mucho, superior a la de casi todo el resto de sus contemporáneos» (ídem).
Otra faceta que desarrolla, además de sus novelas, el autor es el cuento con habilidad y técnicas narrativas, siendo un ejemplo, lo hayamos publicado en la antología que hiciera el escritor Avelino Stanley: Los mejores cuentistas contemporáneos. Antología ruptura del límite (2023). La primera es una pieza atrevida y valiente, explorando el amor, desde una mirada diferente, al común de los escritores nuestros. El título del cuento: Amor constante más allá de la mierda, ya es un preludio de que el tema será tratado desde una visión diferente, como un excremento anal del sentimiento humano y material de la vida.
Pero, lo que me interesa que conozcamos ahora es: ¿Eres acaso tú el tú de esta historia? Es la historia de un escritor que escribe y se lee, para buscarse y desdoblarse cuando el otro está frente al libro, narrado su yo imaginaria ante la presencia de su lectura: «En tus manos está el libro, y en el libro, la historia. Otro como tú, idéntico a ti, vive en ese relato. Es la historia de tu imagen, de tu reflejo en el mundo de las palabras, es decir, la Imaginación. En tus manos está el libro, y en el libro, la historia. Otro como tú, idéntico a ti, vive en ese relato. Es la historia de tu imagen, de tu reflejo en el mundo de las palabras, es decir, la Imaginación». (Stanley, 2013, pág. 184) [4] La lectura de este texto trabaja la técnica dentro de una misma historia, de lo real y lo ficticio, como lo hiciera Julio Cortázar en su cuento Continuidad de los parques, aunque ahora no pueda profundizar al respecto. Lo que sí nos queda claro es la maestría de la narratividad y de la técnica que tiene Manuel García Cartagena sobre el género. Un trabajo imaginario, bien estructurado, llevado y apropiadamente escrito; en ambos textos el autor nos confirma que también es un gran escritor ficcionario.
¿Eres acaso tú el tú de esta historia?
«En tus manos está el libro, y en el libro, la historia. Otro como tú, idéntico a ti, vive en ese relato. Es la historia de tu imagen, de tu reflejo en el mundo de las palabras, es decir, la Imaginación. El tú de la historia ha abierto el libro que, al igual que tú, tiene en sus manos. Lo sabes porque has comenzado a leer lo que se dice en tu libro acerca de ese tipo cuyo nombre ignoras todavía: “En tus manos está el libro”, lees,
“y en el libro la historia”. No sabes por qué te gusta tanto esa frase. Como no eres pedante, nunca has podido explicarte claramente por qué te gusta tal o cual cosa.
Continúas leyendo: “Otro como tú, idéntico a ti, vive en ese relato”. No te enteras
todavía de lo que está sucediendo ahí dentro, en esas palabras. Al parecer, el tipo de la historia está leyendo lo que hace un personaje de un libro cuyo narrador parece incapaz de sobrepasar el estadio de la inmediatez. Sigues leyendo: “Es la historia de tu imagen, de tu reflejo en el mundo de las palabras, es decir, la Imaginación”. Sólo entonces comienzas a sentir que el calambre de la inteligencia se apodera de tu cerebro, y te das cuenta de que estás parado ante el espejo blanco de la página impresa, la cual reproduce, uno a uno, todos tus pensamientos (¿eres realmente tú mismo el tú de esta historia, o acaso éste último no es más que el producto imaginario de esa extraña divagación que te atosiga mientras lees, persiguiéndote por todos los rincones de tu cerebro?). “El tú de la historia”, lees en
tu recién aclarada página mental, “ha abierto el libro que, al igual que tú el tuyo, tiene en sus manos”. ¿Cómo sabes que no lees? ¿Leíste acaso que no sabes nada en alguno de esos libros que constantemente estás leyendo?
En tus manos, el libro abierto en la página no te permite mantener por mucho tiempo la hipótesis del espejito de la página impresa, de manera que te ves forzado a continuar tu lectura: “Lo sabes por qué has comenzado a leer en tu libro la historia de ese tipo cuyo nombre ignoras todavía”. Estás perplejo. Ya no sabes si leer o seguir imaginando que lees, seguir tu loca carrera por evadir la evidencia. Pero intentas tranquilizarte diciéndote que lo mejor que puedes hacer es continuar leyendo hasta descifrar el enigma de los lectores que se entrecruzan: un tipo que, como tú, está leyendo sobre otro como él que lee algo referente a alguien que, como ustedes, lee en su libro la historia de algún personaje (“ficticio”, te dices, pero luego sonríes) que lee una historia inverosímil que parece haber sido escrita por alguno de los autores del cuento del gallo capón» (ibídem, págs., 184-185).
Por sus cualidades de escritor, Manuel García Cartagena recibirá la Distinción al Mérito Virgilio Díaz Grullón 2024, de parte del taller literario que lleva su nombre, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recinto Santiago. El 28 de junio, a las 7:00 p. m., en el salón de actos, edificio Ciencias de la Salud, calle 16 de Agosto, esquina San Luis. En el marco del trigésimo aniversario y el centenario del cuentista santiaguero, también serán reconocidas otras personalidades e instituciones culturales del país. García Cartagena se licenció en Letras Puras en nuestra universidad, luego obtiene un doctorado en Letras Francesas Modernas por la Universidad Francois Rabelais de Tours, Francia. Su tesis fue Las apuestas del Yo en las novelas de los surrealistas, 1992. Es miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Ha publicado hasta la fecha ocho novelas; tres libros de relatos; ocho libros de poemas; siete libros de ensayos críticos, entre otros.
[1] Los libros publicados por dicha institución, son textos de prestigiosos intelectuales y escritores.
[2] Cartagena, M. G. (2023). Verse, pensarse y saberse dominicanos: ensayos sobre historia, sociedad, cultura y literatura en la República Dominicana. Santo Domingo: Editorial Universitaria Bonó. Nota: solo utilizaremos el número de la página de la obra, para no repetirla ni al autor.
[3] Cartagena, M. G. (Viernes 8 de junio de 2024). https://members.tripod.com/. Obtenido de https://members.tripod.com/eersin_1/id47.htm
[4] Stanley, A. (2013). Los mejores cuentistas contemporáneos dominicanos. Antología ruptura del límite. Santo Domingo: Editora Búho, Ministerio de Educación.