Abril es un mes memorable para la República Dominicana, puesto que acontecimientos históricos de relevancia se dieron él, pero la fecha que más se conmemora es el del 24 de 1965, día de la guerra civil a causa del golpe de estado a Juan Bosh y los intentos de respetar y restablecer la constitucionalidad en el país. Hoy este hecho está latente en la memoria histórica dominicana. Desde la fecha, numerosos textos en distintos géneros se han escrito sobre el mismo y es obvio que seguirá siendo tema de estudio y creación por mucho tiempo. Dentro de esta lista figura el cuento de César Sánchez Beras: Mami, ¿Por qué no hay clase en abril? Este, con una novedosa particularidad; es un cuento para niños. Este relato constituye un excelente recurso para introducir a los niños en este hecho histórico sin que sean afectados por su edad.
La historia cuenta de Ricardito un niño de siete años, hijo de un militar que como de costumbre se levanta para ir a la escuela y se entera, por su madre, que no hay clases ese día. A pesar, de la alegría por no tener que ir a la escuela le sorprende que sus primos les visitaran a tan tempranas horas de la mañana y que el entorno estuviera solo y ninguno de sus amigos jugara como de costumbre. Pide permiso a la madre para salir a jugar con los primos, esta lo niega, pero titubea, pues no encuentra como justificar la negativa. Intrigado, Ricardito pregunta a la madre sobre los motivos, pues no era costumbre faltar a clases, ni que le negaran el jugar fuera de la casa. La madre se turba, pues es difícil hablar sobre guerra a un niño de tan corta edad. El padre sugiere que le explique al niño de la mejor manera, sobre la situación. Ella procede, a lo que el niño cuestiona sobre el bando opositor, pues en su mente, la guerra se hace contra otros, como en las películas. También pregunta por qué el padre coloca espejos sobre el techo, a lo que este responde que es para dificultar el bombardeo de los aviones. El niño entiende todo y forma equipo con los primos para mandar el mensaje a los pilotos que bajo su cielo hay personas a las que no les gusta la guerra.
Al igual que en otras ocasiones César Sánchez Beras transforma hechos lamentables en historias atractivas para los niños. En este caso, la guerra de abril está inmersa en una dinámica familiar positiva. Una familia donde reina el amor, la disciplina, la solidaridad y el compromiso social. El protagonista es un niño que crece en libertad, conjuga el juego con su responsabilidad como estudiante y se expresa con franqueza y respeto. En la familia fluye una comunicación franca y positiva. La madre no se limita a lo doméstico, sino, que tiene sus propias convicciones y opiniones sobre la guerra y las expresa con franqueza; el padre, a pesar de ser militar es un pacifista que protege a los demás, hace lo que puede para evitar mayores daños; cuida las emociones y salud mental de su hijo siendo ejemplo de civismo.
Está escrito con un vocabulario comprensible para niños en edad escolar, los diálogos logrados con claridad, propios de cualquier familia sana y democrática. La descripción de los lugares y costumbres se corresponden con el contexto social e histórico donde se desarrolla la historia. Cuenta con ilustraciones no solo bellas en el aspecto artístico, sino, que las figuras humanas reflejan los sentimientos, emociones y actitudes propias del contexto. Los personajes encarnan cada miembro de una familia que cualquier niño desearía tener.
En fin, este cuento representa un buen recurso para introducir a los pequeños en ese período histórico sin entrar en detalles nocivos para su edad. Sin mostrar los hechos violentos y sangrientos propios de una guerra. Despertaría la curiosidad por saber otros detalles sobre el hecho. Es propicio para mostrar el amor en vez del odio, lo opuesto de la guerra; la paz.