El destacado historiador, escritor y poeta José Miguel Ángel Soto Jiménez, no deja de sorprendernos con su impronta escritural e historiográfica. Esta vez, se trata del libro que lleva el encabezado de este trabajo. Desde una mirada inquisidora, del desdoblamiento de la figura, del encuadre del personaje-prócer-héroe, que estudia mediante recapitulaciones del pensar o el decir, el general Pedro Santana y Familia reaparece en todas las formas posibles en la idea de ser, que es la concreción del “héroe” en su dimensión epistolar.

El atildado historiador Soto Jiménez profundiza aún más allá de esa identidad testimonial que encarna todo héroe de la trascendencia de Pedro Santana. Independientemente de los refunfuños de sus enemigos acérrimos, los  méritos del general Pedro Santana, para bien o para mal, tienen la marca de una historiografía ora singular, ora mostrenca, ora de radical problematismo, ora cerca o alejada de la realidad, pero, sin lugar a dudas,  de lectura obligada. Si odiado por unos, admirado por otros, calumniado por jenízaros, honrado con las metáforas de algunos poetas; como quiera que se coloque su figura en la losa del paraninfo, si de frente o al revés, en el entramado de la historia republicana su evidente jerarquía atávica y personal, se catapulta a sí misma en el mito.

Evidentemente, Soto Jiménez estudia y repara lo que subyace en la psiquis de Pedro Santana, su vestigio y accionar desde una perspectiva incómoda que lo eleva y reduce, sin dejar de estudiar la esfera costumbrista que representa este enorme cacique a partir de la historicidad. Y por esa razón,  separa la historia en dos cantos: la tradicional que tuvo su asiento en la Independencia Nacional y la Guerra Restauradora y el período convulsionado de la Montonera.

De ahí en adelante, se adentra en la praxis del general Pedro Santana, que es como decir, en lo popular, en lo folclórico del héroe, en su alegría y melancolía… Con ello, le otorga categoría ontológica, lo proyecta en el relleno y el vacío de la historia. Lo convierte en leyenda y todo esfuerzo supremo de parte de Santana subyace en lo profundo de una existencia controvertida y también en la superficie por donde transitó con su !machete, carajo!

Es ahí, precisamente, que está el dilema de la metafísica del discurso que en su discernir interioriza en la dimensión del entendimiento. Por tanto, el reconocido historiador Soto Jiménez no hace más que mostrarnos un héroe de carne y hueso, detenido en la historia por sus hazañas y, desde el altar y acto mental del propio Pedro Santana, nos obliga a transitar por los caminos de la realidad sin que la especulación pueda sepultarla.

En  !Machete carajo!, el consagrado historiador  “le echa leña al fuego” a través de una escritura histriónica y fluida, y la figura del general Pedro Santana se levanta en su espíritu de cuerpo, camina entre los páramos y en un acto de liturgia exorciza los demonios de su agonía y gloria. Baila al compás de un “perico ripiao” y se adueña de los versos del afamado poeta Manuel del Cabral:

 

                             Trópico, mira a tu chivo

                             después de muerto cantando.

                             A palos lo resucitan,

                             la muerte aquí vida dando.

 

La voz omnisciente que narra desde un costumbrismo lacerante y grotesco está cargada de epítetos injuriosos y se escuda en el resabio:

“Tamaña vaina del carajo, yo soy el machete de Pedro Santana, y por ese mismo asunto indiscutible, tengo casi siempre que vérmelas de cerca con esas cuestiones fuñidas de la historia, en las que me meten de cabeza y sin razón, en el mismo condenado paquete de este rudo “machetero de El Seibo”, acusándome de cosas terribles, donde además de primitivo soy granuja y sanguinario, pasando a ser cruel, abusivo e inconsciente”, así como si me entraran a empellones en una especie de “callejón sin suerte” de “muy mala muerte”, y en esta injusta y engorrosa situación, que no se la deseo ni al peor de mis enemigos, surge el infundio dañino también, de que en el mejor de los casos, “me quiero hacer el más pendejo de la cuenta”, porque me gusta hacerme el loco”, como si jugara al desentendido, y eso para mí, machete inerte, me resulta en un agravio terrible, porque según ellos con sus “malas lenguas”, soy al final de cuentas, como aquel carajo del cuento “que defeca y no lo siente”.

De este modo, el historiador Soto Jiménez, nos ofrece en su libro !Machete carajo!, un mosaico, una arquitectura de acontecimientos que produjo este machete en manos del general Pedro Santana Familia. !Machete carajo! tiene la particularidad de ser electrizante, hechicero, mágico, que va y viene por las rutas de la historia desbrozando nidos y nichos de aquellos que intentaron muchas veces sacarle el filo al “machete” del marqués de Las Carreras.

Soto Jiménez, certero cuando apunta su fusil de ideas, se muestra agudo en la observación del encuadre de este héroe o prócer; se muestra puntilloso en su narrativa de los gestos y la acrobacia de este !Machete carajo! Cual alquimista en su laboratorio de anécdotas, en sus apuntes como cronista de espacios y tiempos, nos presenta un “machete” agresivo, que abre trochas y traza rutas, caminos infernales que comienzan en un punto determinado y terminan en la línea de la guerra o en lo imaginario. Soto Jiménez, repito, nos presenta un “machete” que descuartiza cuerpos, que produce heridas incurables y mata irremediablemente a sus víctimas.

Así de simple o de epopéyico, si se quiere, es el “machete” que la imaginación embrionaria y certera nos pincela Soto Jiménez, saca a la luz después de tantos años de silencios y de combates memoriales. !Machete carajo!  está penetrado de gloria por las hazañas que logró en los frentes de batalla con su filo de navaja, y al mismo tiempo se manchó de sangre “indeleble” al descuartizar a muchos héroes y próceres valerosos e inocentes. Ese !machete carajo! cortaba pelos en el aire, y en el aire pende para seguir amenazando…

Solo el consagrado historiador Soto Jiménez podrá descifrar esta incógnita pendiente, al revelarnos un !Machete carajo! de infinitas disputas, de sucesos encarnizados, incorpóreo en las soledades de los muertos y de los vivos que lo celan y hasta le hacen sus rezos para que no desaparezca de la imaginación.    !Machete carajo! conjurado en los batallones, aplaudido en las proezas, pero también, estigmatizado ante las heridas abiertas que les dejó a generaciones enteras.

Es un machete agitado por las impresiones, poderosamente bendecido en los altares y acalorado en la fantasía. !Machete carajo!  que escarmentó en unos y en otros y, todavía hoy, bajo la tierra al lado de su amo, sigue siendo motivo de estudio para los historiadores, como en el caso de José Miguel Ángel Soto Jiménez, que sabe sacarle filo a las cosas y que sabe de qué metal está hecho un machete si se ha paseado por los trillos de la historia.

Desde ese punto de vista, lo dicho y oído sobre el machete del general Pedro Santana, provoca un debate sobre este personaje-símbolo. En este contexto, cabe preguntar: ¿estuvo ese “machete carajo”,  exhausto de lucha y de gloria, o fue el resultado de un tránsito histórico que culminó en una tragedia fratricida cuando le tocó al general Pedro Santana dirigir el primer gobierno dominicano?

Lo cierto es que !Machete carajo! es una obra repensada y bien estructurada por el distinguido historiador José Miguel Ángel Soto Jiménez, porque permite a los lectores reencontrarse con un pasado de luz y oscuridad. En su texto expresa, además, que el general Pedro Santana sigue siendo semilla de discordia y que en muchas mentes dominicanas sigue “vivito y coleando”.

 

 

 

Cándido Gerón en Acento.com.do