La participación femenina en la literatura modernista fue históricamente limitada, con las voces masculinas dominando gran parte del escenario literario de esa época. Sin embargo, hacia mediados del siglo XX, con la llegada del posmodernismo, se produjo un cambio significativo en esta dinámica. El posmodernismo, conocido por desafiar y subvertir las reglas estéticas establecidas por el modernismo, abrió las puertas a nuevas perspectivas y voces, incluidas las de las mujeres. Este período marcó el surgimiento de numerosas poetisas y autoras que aportaron una diversidad de estilos, temas y enfoques a la escena literaria.

Juana de Ibarbourou, también conocida como Juana de América, fue una poetisa de origen uruguayo que llegó a ser considerada como una de las autoras más importantes y destacadas en la poesía hispanoamericana. A lo largo de su carrera cautivó a lectores con su estilo lírico distintivo y su capacidad para explorar temas universales con una sensibilidad única.

Juana de Ibarbourou, también conocida como Juana de América.

La obra de Ibarbourou se caracteriza por una exaltación sentimental de la entrega amorosa, la belleza física, la naturaleza y la maternidad. Pérez (2018) señala que su obra poética se centra en la relación entre ella y la naturaleza o ella y el amor, todo ello impregnado de sensaciones. Hoy en día sus versos siguen cautivando a los lectores con su belleza y poder evocador.

“La cita” describe el estado físico y emocional de una mujer que se prepara para un encuentro amoroso. Se presenta vistiendo únicamente un manto negro, sin joyas ni accesorios, pero aun así se siente sumamente hermosa y seductora. Está tan pálida y nerviosa como excitada y ansiosa por recibir a su amante y entregarse a él.

Me he ceñido toda con un manto negro.

Estoy toda pálida, la mirada extática.

Y en los ojos tengo partida una estrella.

¡Dos triángulos rojos en mi faz hierática!

Ya ves que no luzco siquiera una joya,

ni un lazo rosado, ni un ramo de dalias.

Y hasta me he quitado las hebillas ricas

de las correhuelas de mis dos sandalias.

Mas soy esta noche, sin oros ni sedas,

esbelta y morena como un lirio vivo.

 

 

Y estoy toda ungida de esencias de nardos,

y soy toda suave bajo el manto esquivo.

Y en mi boca pálida florece ya el trémulo

clavel de mi beso que aguarda tu boca.

Y a mis manos largas se enrosca el deseo

como una invisible serpentina loca.

¡Descíñeme, amante! ¡Descíñeme, amante!

Bajo tu mirada surgiré como una

estatua vibrante sobre un plinto negro

hasta el que se arrastra, como un can, la luna.

“Implacable” expresa el sentimiento de rechazo y decepción de una mujer hacia un hombre que despreció su amor en el pasado y que en el presente regresa arrepentido en busca de ella. Utiliza la metáfora del rosal que florece para otro para representar el cambio en el afecto dirigido al destinatario.

Y te di el olor

de todas mis dalias y nardos en flor.

Y te di el tesoro,

de las ondas minas de mis sueños de oro.

Y te di la miel,

del panal moreno que finge mi piel.

¡Y todo te di!

Y como una fuente generosa y viva para tu alma fui.

¡Y tú, dios de piedra

entre cuyas manos ni la yedra medra;

y tú, dios de hierro,

ante cuyas plantas velé como un perro,

desdeñaste el oro, la miel y el olor.

¡ Y ahora retornas, mendigo de amor,

a buscar las dalias, a implorar el oro,

a pedir de nuevo todo aquel tesoro!

Oye, pordiosero:

ahora que tú quieres es que yo no quiero.

Si el rosal florece,

es ya para otro que en capullos crece.

 

Vete, dios de piedra,

sin fuentes, sin dalias, sin mieles, sin yedra,

igual que una estatua,

a quien Dios bajara del plinto, por fatua.

¡Vete, dios de hierro,

que junto a otras plantas se ha tendido el perro!

“Salvaje” evoca una sensación de comunión con la naturaleza celebrando la belleza y la vitalidad de vivir en armonía con el entorno natural. Bebiendo el agua limpia y clara de un arroyo y disfrutando mientras vaga por los campos.

Bebo el agua limpia y clara del arroyo

y vago por los campos teniendo por apoyo

un gajo de algarrobo liso, fuerte y pulido

que en sus ramas sostuvo la dulzura de un nido.

Así paso los días, morena y descuidada,

sobre la suave alfombra de la grama aromada.

Comiendo de la carne jugosa de las fresas

o en busca de fragantes racimos de frambuesas.

Mi cuerpo está impregnado del aroma ardoroso

de los pastos maduros. Mi cabello sombroso

esparce, al destrenzarlo, olor a sol y a heno,

a savia, a yerbabuena y a flores de centeno.

¡Soy libre, sana, alegre, juvenil y morena,

cual si fuera la diosa del trigo y de la avena!

¡Soy casta como Diana

y huelo a hierba clara nacida en la mañana!

“La sed” explica el deleite producido por el beso de un ser amado. Describe el beso como un dulce refrescante cuyo sabor se compara con el de agua viva y moras  negras, y deja a los amantes con ganas de más.

Tu beso fue en mis labios

de un dulzor refrescante.

Sensación de agua viva y moras negras

me dio tu boca amante.

Cansada me acosté sobre los pastos

con tu brazo tendido, por apoyo.

Y me cayó tu beso entre los labios,

como un fruto maduro de la selva

o un lavado guijarro del arroyo.

Tengo sed otra vez, amado mío.

Dame tu beso fresco tal como una

piedrezuela del río.

“Supremo triunfo” habla del trance de limerencia en el que se encuentra el ser que ama y es amado, y de cómo la experiencia de ser besado por alguien especial cambia  completamente la percepción y la realidad del sujeto.

Estoy ahora impregnada toda yo de dulzura.

Desde que me besaste, toda yo soy amor.

Y en la vida y la muerte, en lecho y sepultura,

ya no seré otra cosa que amor, amor, amor….

En la carne y el alma, en la sombra y los huesos,

ya no tendré más nunca otro olor y sabor,

que el sabor y el perfume que he absorbido a tus besos;

me has dado una fragancia, tersa y viva, de flor.

Hasta el último átomo de mi piel es aroma,

¡oh mortal podredumbre, te he vencido tal vez!

Eres mi hermano, ¡Oh lirio! Eres mi hermana ¡oh poma!

Desde que él me besara, rosa mi cuerpo es.

Hasta aquí esta pequeña mirada a los sensoriales y apasionados versos de Juana de Ibarbourou, una poeta que supo capturar la belleza, la pasión y la profundidad de las experiencias humanas a través de su poesía. Su obra ha dejado una marca perdurable en la literatura hispanoamericana, y su manejo del lenguaje la convierte en una figura destacada en la poesía en español

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Pérez, E. (2018). Poesía Femenina del Posmodernismo. Littera.  https://littera.es/poesia-femenina-del-posmodernismo/