Eufrosina nació en Santa María Quiegolani, Oaxaca, es una política indígena zapoteca mexicana diputada local.

Se define en sus redes como un agente de cambio a favor de los derechos de las comunidades de Oaxaca y de México.Mamá de Diego. Escritora del libro Los sueños de la niña de Montaña.

Se ha destacado por su trabajo en defensa de la igualdad de género, los derechos de las mujeres y las comunidades indígenas. Su entusiasmo por el activismo comienza a encenderse a una edad temprana cuando su maestra la llama por primera vez a ser mujer, a ser niña, y le enseña a construir una realidad alternativa, responsable e irrespetuosa.

Una de las principales razones de su lucha se remonta a 2007, cuando se postuló y ganó la candidatura a la alcaldía de su pueblo natal de Santa María Quigullani, pero le arrebataron el triunfo porque la ley tradicional de su ciudad establecía que una mujer podía no ser mujer. elegido para este cargo.

Sin embargo, eso no fue obstáculo para Eufrosina, quien, ante lo que vio como una injusticia, decidió volver a la política en 2010 para demostrar que las mujeres indígenas merecían representación. representado en el Consejo Legislativo. Con este período, en 2010, fue elegida diputada local. Este hecho la convirtió en la primera mujer indígena en presidir el Congreso del Estado de Oaxaca, el 13 de noviembre de ese año. Años después, en 2021, se convierte en diputada federal por el PRI.

Angela Suazo: Eufrosina. Bienvenida a República Dominicana.

Eufrosina Cruz Mendoza: Al contrario, Ángela, un privilegio y un honor que estemos rompiendo paradigmas de las fronteras-…-Que nuestro origen no defina nuestra historia, nuestros sueños, sino que sea el principio de nuestros sueños. Así que es un honor estar contigo este día. 

AS: ¿Por qué escribir este libro Los sueños de la niña de la montaña?

EC: Porque entendí. Sabes que mi historia es la historia de miles de mujeres y de hombres también, que, de manera automática, por tu origen ya la vida y las circunstancias te dicen el “no” ¿para qué lo vas a hacer? más si eres una mujer indígena que naciste en un entorno donde la cotidianidad ya dictó cuál va a ser tu historia, que es la de repetir esa invisibilidad, que es repetir la historia de las abuelas, de las tías, que es convertirte en mujer, en mujer sin tener la conciencia, sin tener la capacidad, ¿sabes?

La historia de esa niña de la montaña es la historia de la niña de la costa. Es la historia de una niña del desierto. ¿Es la historia de una niña de cualquier parte de nuestra América Latina, sabes? Por eso decidí hacerlo y gritarlo. Para que nos vean con los ojos correctos. ¿Sabes? Porque desde la mirada también tiene que reaprender la sociedad a vernos, a no victimizarnos, a no ya nombrarnos como grupos vulnerables, a como el asunto, como el problema, como si fuésemos museos andantes… ver que somos personas y que lo único que gritamos es que nos vean como posibilidad y oportunidad.

AS: Y que maravilloso utilizar la literatura para allanar ese camino. Tú hablas en el libro de cómo para ti era esencial que las niñas tengan acceso a la educación ¿Cómo fue para ti ese proceso de darte, ese permiso, de educarte, de formarte, de buscar más allá de lo que tú debías recibir.?

EC: Pues cuando naces en esta adversidad, Ángela, y llega en esa adversidad, llega en esa invisibilidad, una lucecita, por más pequeña que sea, y te enseña que hay otra posibilidad, aunque sea imaginaria, que fue el referente para mí, mi maestro Joaquín…. de gritar y de descubrir que esa niña, la montaña podía hablar, podía gritar, podía reírse, podía ganar una partida de canicas o de juego. ¿Sabes? Y entonces creo que. Que cuando ves esta pequeña lucecita, el primer acto debiese ser el cuestionar lo cotidiano con esa posibilidad de decir ¡Wow!, esto no es normal, porque la violencia está implícita en el lenguaje cotidiano, en cualquier estrato social. Ángela, Porque en cualquier parte del mundo la palabra de ¿por qué lo vas a hacer? ¡Estás loca como crees! ¡Eso no te toca! Tu papel es atender, tu papel es cuidar a los hijos, tu papel es escuchar tu papel, esto como comportamiento ya predeterminado, ¿sabes? Y lo hemos absorbido tan perfecto. Las niñas, las mujeres, todo se repite de repente cuando en esa invisibilidad llega esta posibilidad de decir ¡Guau! …-yo quiero jugar, yo quiero gritar, yo quiero descubrir qué hay más allá de otras realidades de las que ya otros ya habían construido.

En mi caso, en esta invisibilidad, otros ya habían construido. La realidad que me tocaba era repetir la historia de mamá, casarme a los 12 años, ser mamá sin tener la conciencia, ¿sabes? Y entonces dije no, yo quiero construir mi propia realidad.

AS: ¿Crees que hay suficiente representación en el caso tuyo de las comunidades indígenas en la literatura?

EC: No, por supuesto, también es un tema también de romper paradigmas, de decir a ver, como decimos acá en México, a ver, también soy chingona sé escribir, ¿sabes? Porque arrebaté a la adversidad del poder de las letras, sabes porque también ni siquiera eso tenía yo derecho, ni siquiera eso tenía yo derecho de descubrir de poner tan siquiera cómo se escribe mi nombre. Porque muchas de las mujeres indígenas y afros, en el caso de México son somos invisibilizadas. Ni siquiera tenemos el derecho de escribir nuestro nombre.

Entonces, con el poder de la palabra, el poder de las letras, descubrí que yo podía gritar, yo podía nombrar y gritar también a través de este libro el que mi país, en primer lugar, me mire con los ojos correctos. En este libro lo estoy gritando de decir a ver México, aprende a verme con los ojos correctos, no como grupos vulnerables, no como víctimas. y entonces, porque también con el poder de la letra Ángela, entendí que lo que no se nombra correctamente no se puede escribir correctamente, no se puede amar, no se puede empoderar, mucho menos se puede defender.

Y por eso lo dije en el libro, que quede clarito, Los sueños de la niña de la montaña que nunca imaginó representar a su país en Naciones Unidas, que nunca imaginó cambiar la constitución. El máximo reglamento de mi país, que nunca imaginó por ser la primera mujer presidenta al congreso. Su deseo de su estado. Que quede clarito que los sueños de la niña de la montaña es que las cosas se nombren correctamente y que deje de ser normal la violencia amparándose en la cultura, amparándose en la cotidianidad. Que deje de ser normal los matrimonios infantiles, así como es. …-Entonces yo creo que es el poder de la letra. Por eso también lo quise hacer. El poder de las letras. Es tan poderoso porque queda aquí escrito y quien se acerque a este libro, sepa cómo queremos que nos nombren, cómo queremos que nos digan, cómo queremos que nos llamen, cómo queremos que nos miren. Para romper también estos paradigmas.

AS: ¿Cómo crees que has impactado a tu comunidad? ¿Cómo crees que ha impactado en ellos quién eres Eufrosina hoy? ¿Y todo lo que cuentas en tu libro?

EC: Yo creo que Ángela también por eso quise hacer el libro, para que cada mujer, cada niña, cada niño que se acerque en el libro, sepa que tiene que dar ese paso, que nadie lo hará si no lo hace, si no da ese paso y no arrebata, ese sí que estaría invisibilizado y en ese tenor, pues compartirte que desde el día que salí de mi tierra entendí que yo sí iba a ser la normal, primero de mi entorno de familia. Imagínate romper con la cotidianidad, decir no me gusta hacer la tortilla, no me gusta cazar y de repente enfrentarte a mamá, a papá y que papá te diga está bien, te vas, pero te olvidas de nosotros.

Cuánto dolor conlleva romper cada eslabón de para construir tu historia lleno de adversidad, llegar a un entorno que no es tuyo, donde ese entorno te ve con mirada de hostilidad que te dolía y cada conciencia lo vas, lo, lo vas arrebatando y regresas otra vez a ese entorno, y las cosas seguían igual, mamá seguía levantándose a la misma hora y era la última, papá la maltrataba, tu hermana no paraba tener hijos. Las compañeras que estudiaron contigo en la primaria ya llevan por su tres tercer hijo, su 4.º hijo y entonces de repente empiezas a cuestionar ya ahora otro nivel. El primer nivel fue no me gusta servir a mis hermanos, no me gusta atender a mis hermanos, no me gusta hacer la tortilla y ahora, es decir, las mujeres no podemos seguir sentando en el piso, las mujeres podemos ir a la cancha, al pueblo y entonces puedes volverte en esta primera etapa de lucha por la loca, la normal, la señalada, la chamaca que andaba con todos los chamacos del pueblo, la marimacha, o sea, un montón de adjetivos que con el poder de las letras, Ángela, vas entendiendo que tú tienes que asumir esa responsabilidad asumiendo las consecuencias de lo que significa para construir ya no la libertad para ti, sino que para las que están ahí, las que sufren esa cotidianidad invisibilizada, llena de dolor y entonces va, vas normalizando a que te digan la loca, la anormal no?

Pero sabes que es parte del proceso para construir, y hoy decirte que mi pueblo ya las mujeres votan y forman parte de la toma de decisión, ya las niñas juegan basquetbol y las niñas juegan canicas y hay muchas que van a ser ingenieras, arquitectas, maestras, hay muchas de las mujeres ya gritan ya y ya se echan una plática en la plaza del pueblo, ¿sabes?

Y nunca perdimos nuestra identidad, nunca perdimos nuestra cultura, lo que rompimos, es decir, que mi cultura no se ocupe decir que yo no puedo ser yo, tomar mis decisiones sobre lo que es mi responsabilidad, que es mi cuerpo, nada más. Y sobre ella decido yo, y ver a estas niñas dices Guau, esta eres tú, te das cuenta de que vale la pena alzar la voz, Vale la pena romper estos paradigmas, pero uno lo tiene que hacer, Ángela. Nadie lo hará si uno no lo hace.

AS: Así es. ¿Qué tan difícil fue escribir la historia?

EC: ¡Uf! Pues el libro es literal. Lo cuento es literal. Mi segundo bebé, parir en sí misma duele un chingo al final del día, pues parir es vida, es alegría, es esperanza. Pero duele, duele por muchas complicaciones que se presentan, ¿el embarazo no? Y así, literal, viví el proceso del libro. -…-que cuando lo leyeran (el libro) sepan que estaban hablando conmigo, que sepan que estaban viajando conmigo, que sepan que están soñando, llorando, frustrando, pero siempre, no victimizando, no sabes romper eso y me sirvió mucho, porque también desahogarte, escribir la letra también desahoga, ¿sabes? Me sirvió mucho de perdón, para perdonarme, de soltar cosas, de dejar de dejar cargar cosas y creo que de la gran reconciliación que hago con mi papá, de la del gran amor infinito que me dio mi padre, fue el haberme dejado ir a los 12 años y el amor en silencio de mi padre, de mi madre, esa mujer que en ese silencio me puso los 100 pesos mexicanos en mi mano, y en ese silencio me dijo ve y construye tu historia, tu destino, ¿No? Entonces fue, una gran, una gran lección de sanación por también lo quiero compartir a la gente que agarren una hoja, que se desahoguen. Yo no soy escritora, pero sí podemos acompañarnos con un editor en este caso, no conmigo, me trabajó Juan Carlos de la mano conmigo, pero quise, quise sanar también muchas cosas que estaban ahí y el libro me sirvió de mucha sanación.

AS: Sí, te pido que le hagas una. Un mensaje para nuestros lectores, de Dominicana, que sé que van a salir a buscar tu libro y van a tener la oportunidad de conocer su historia, como hice yo. ¿Qué les dirías?

EC: Yo les diría yo mira, les voy a leer una partecita del libro. Dice no quedarse quieta. “Un día rompí con mi comunidad. Salí de ahí. Es la primera parte dolorosa de mi vida, debía separarme de lo que más amaba. Dividir el corazón en dos. No para olvidarme de eso, sino para modificar esta circunstancia que otros habían decidido por mí. Yo quería dormirme en una cama como mi maestro. Ponerme esa crema como mi maestro. Sin olvidar quién soy y de dónde vengo. Sin olvidar mi identidad. ¿Pero entonces, cuánto dolor conlleva ser tú en esas condiciones? Y exactamente. Duele un chingo, pero si te quedas quieta, la vida se va a quedar quieta. Así que hoy las invito. Los invito a que vayan a arrebatar lo que les corresponde, porque nada sucede por arte de magia, nada sucede por decretazo, como está de moda. Si uno no tiene, no construye, no camina, no llora ese sueño porque los sueños se lloran, ¿sabes? Los sueños se frustran, los sueños se construyen en mucha soledad, pero si no lloras ese camino, si no te frustras en ese camino, si no te caes en ese camino, entonces no sabrás qué habrá pasado con ese sueño. Así que no tengan miedo de llorar, de frustrarse, de caerse, porque sabrán. ¿Qué habrá más allá de la montaña?”

La entrevista completa está disponible en todas las plataformas de podcast.