Me voy para escribir esta mañana. Apuesto a estas palabras que nacen de un yo que no conozco del todo. Me anima el alma. Dejo el kung fu para más tarde, para encontrar esa otra parte de mí , si es que está en algún lado. (La Mansa/KarlinaVeras/Ediciones Equidistancias/Narrativas)
La novela La Mansa de la escritora y cineasta dominicana, Karlina Veras, es un solo riff de Slash en la famosa Sweet Child o' Mine del grupo de hard rock Guns N' Roses…para mí, si, es una multiplicidad riffs hasta la página 216. Lo que hacía Slash es uno de ellos.
También tenemos la oportunidad de elegir. Riff de Luis Días con Transporte Urbano. Ordoñez tranquilo como primera guitarra y el Terror ofreciéndole un trago de Brugal Blanco y Ordoñez que no, que ahora no. A mí me persigue un carrito gris de la policía. Los cascos negros recostados al final en la puerta de hierro de las Ruinas. Diez de la noche. Los labios cenizos por el hambre y la yuca.
O es el riff de Stairway to heaven de Led Zeppelin o de Lynyrd Skynyrd ´por Sweet Home Alabama. Elijan .
Pues nada, eso, La Veras nos propone varios riffs: viscerales y duros de matar. Soledad y luego con la cabeza en alto, dándole pá llá a lo que venga. Ná en ná, mierda e.
Lo de la Veras son solos de guitarra , “escandalosos” para los letristas y tribunos de las academias. Las huidas a los pubs y a las noches de insinuaciones. Babe, we should do a goddess night and masturbate each othter.
Una literatura para el morbo que pide más y más pero no en plan vulgata, sino en plan Bukowski o Pedro Juan Gutiérrez y hasta Annie Ernaux.
Realismo sucio y auto ficción. Con meados en el tren y bulla en los pubs y lluvia sin parar en un Londres que no es Picadilly Circus y Husbando roncando en el balcón.
No es solo que a mí la novela me suena al riff de Slash, el tipo del sombrero y pajón negro, magistral en la tarima es que el texto es una serie -reitero- una cadena de riffs, sutiles y no como pompas de jabón, sino de la vida como é , aquí y allá, Santo Domingo y Londres.
La vida autentica e inoportuna, jodida como el Míster Musgo, invasor de su lavadora.
La novela Mansa es como el primer trago de cerveza al mediodía antes de comer cuando ese petacazo frío y efervescente te provoca una lucidez inédita, una sicodelia insoportable. Una lucidez tan filosa y racional que ya de antemano sabes que al cuarto trago te recorrerán sombras y féferes emocionales, destartalados y fragmentados, barnizados por antiguas pinturas cuyo orígenes se desconocen .
La manchas poéticas sale siempre al final, Pinchazos en el corazón mal tallado, es lo que siento yo. Cuánto quisiera pertenecer al aire corrupto. Brillar .
La Mansa es también ¡coño, por fin! las ansias de libertad de una generación sin mártires empuñando fusiles e ideas y mucho menos dictadores blandos, sepulcrales con su eterna pinta de trajes funerarios. Soy yo y lo que me rodea ¿qué coño hago con eso?
No, es la búsqueda de la libertad sin adultos alrededor. Adultos que al final se adoran y se comprenden y tienen su lugar , el lugar que les pertenece dentro de nosotros y fuera de nosotros ¿por qué no?
La Mansa es también yo, aquí, y más nadie, solo yo, con mis mierdas, con mis vicios, con mis búsquedas flotando en el aire. Feliz chichigua, reina del mar, del rompeolas, sin cola ni abejón, extraviada en el cielo de Londres.
La libertad no solo es una palabra, es la palabra y los hechos. Lo bueno y lo malo. A la libertad. A poder caminar de noche sola por las calles de la ciudad…Al gavetero roto con mis panties y las medias de Husbando saliéndole de las entrañas.
Al mal olor del cigarrillo y a las rayas de perico en la meseta de la cocina
Las ganas de libertad las conoció desde que le negaron compartir un helado con sus hermanos en un McDonald’s . Luego vino Londres, el Husbando, las lluvias y mayores lluvias, los trenes, los bares y la Doña que no deja de joder desde la distancia.
Hay acercamientos literarios en La Mansa: el chileno Alejando Zambra (Formas de Volver a casa) y la argentina Samantha Schweblin (¿Pájaros en la boca y otros cuentos?) para mencionar algunos amigos colaterales.
La autora de la novela ya trabaja en llevarla al cine. Karlina Veras será la directora. Está en el proceso de escrbiri el guión y en conversaciones con productoras de cine de España y el Reino Unido. Un producto transmedia que de seguro aportará al cine dominicano.
Lo dejo aquí . La computadora se está resistiendo hace rato a que siga escribiendo sobre La Mansa. La novela está en venta en la Librería Caribeña Mamey en Amazon.