Lugar de procedencia
La independencia de los Estados Unidos de Norteamérica se logra entre otras cosas por el triunfo de los Estados del norte antiesclavistas, respecto a los Estados del sur de tradición esclavista, solo este triunfo consolida de forma definitiva la nueva democracia norteamericana.
Sin embargo, es de todos conocidos que los esclavos de las antiguas plantaciones de algodón de New Orleáns, Alabama y Mississipi temían que se produjera un retroceso en cualquier momento y volver a su antigua condición de esclavizados. Estos hechos coinciden con la campaña iniciada por el jamaiquino Marcus Garvey, quien sustentaba la tesis del retorno pura y simplemente de las poblaciones y sus descendientes traídas esclavizadas desde África arbitrariamente a América, bajo el alegato, de que estas tierras americanas significaban hambre, explotación y esclavitud para los africanos-americanos.
Apoyándose en sus propósitos, en barcos, movimientos esparcidos en todo el Caribe, la fuerza de la religión, las logias y otras formas de organización reproductoras del mensaje, sus acciones tuvieron en lo inmediato resultados cuando logra negociar que muchos de los ex esclavizados del sur de los Estados Unidos amparados en un acuerdo, fueran llevados a África donde se les cedió un territorio fundando una nación y que en su honor fue denominada, República de Liberia.
Otros ex esclavizados se quedaron en territorio norteamericano, mientras que algunos grupos importantes negociaban su traslado a otras partes del continente americano y es cuando en 1824 y años posteriores, se producía otro arribo de libertos desde la costa sur de los Estados Unidos, a costas de la isla de Santo Domingo, que encuentra la oferta del gobernante haitiano Jean Pierre Boyer de instalarlo como hombres libres y con ciertas facilidades, en territorio de la parte este de la isla de Santo Domingo, concretamente Puerto Plata y Samaná, pues en ese momento éramos territorio haitiano.
La llegada
Entrando por la ciudad de Puerto Plata, estos negros llamados aquí libertos, americanos negros o ingleses, por aquello del creole inglés que le caracteriza, se asentaron en algunas zonas de Puerto Plata, Sánchez y Samaná. Su destino final de asentamiento lo fue Samaná, aunque sus huellas son notorias en la arquitectura victoriana de Puerto Plata, Sánchez y su enclave definitorio, Samaná.
De sutil presencia, este asentamiento a penas se ha hecho sentir, su firme adhesión religiosa metodista donde han reproducido con rasgos populares el culto, así como en los aportes de su culinaria entre los cuales contamos los bizcochos, panes, pescados con coco, y destacándose con grandes aportes a la diversidad cultural dominicana.
Perfil de la inmigración
De perfil bajo, sus pobladores se han destacado en la labor agrícola y otros oficios de sinigual importancia como la carpintería, pues son ellos y sus antepasados quienes trajeron consigo la arquitectura de techos en varios vuelos y galerías decoradas en madera, así como balcones, puertas y ventanas con estilísticas muy elegantes y contornos simétricos, geométricos y abstractos, conocida como arquitectura victoriana.
El predominio de sus pobladores en la antigua ciudad de Samaná hizo dominante su arquitectura, su comida, la iglesia de la entrada del pueblo conocida como la Church y su actividad pesquera, teniendo el poblado de Samaná, el segundo paseo de la virgen que se desarrolla en la mar, el otro es en la comunidad de Palmar de Ocoa, en el sur del país.
Los americanos negros o libertos tienen una procedencia diferente a los cocolos, aunque comúnmente la gente confunde sus perfiles. Si bien son de religión protestante, en los cocolos se hizo natural el uso de las logias como parte su organización social, mientras que, entre los negros de Samaná, la iglesia es el principal centro de convocatoria y ente nucleador y reproductor del grupo con celebraciones importantes en el año que hacen acopio a viejas tradiciones ancestrales como la fiesta de la cosecha en agradecimiento a los frutos de la tierra, festividad que se inicia cada verano en el mes de junio.
De porte señorial, el negro de Samaná es visto con frecuencia con traje formal, con corbata, a veces paraguas y una Biblia consigo. Las mujeres suelen usar más el sombrero señorial inglés, sobre todo para la ocasión religiosa y los domingos y días especiales.
El enclave de los negros libertos
Extrañamente el gobernante haitiano Boyer al ofrecer acogida a sus huéspedes permanentes no pensó en hacerlo en territorio haitiano, lo que podría interpretarse como parte de una escasez de suelo o para evitar el conflicto de la tierra con sus oficiales habidos de tierra. Lo cierto es que, en dos ocasiones, estos viajeros del sur de los Estados Unidos pisaron suelo dominicano para quedarse en esa parte del país, interactuando poco con el resto de los dominicanos, pero al mismo tiempo sintiéndose parte de la dominicanidad que ellos han contribuido a forjar en más de cien años.
Tanto en los casos de estos grupos inmigrantes del siglo XIX, como otros producidos en los negros libertos de otros tiempos de la historia nuestra, sus enclaves, como espacio territorial, no solo fueron rápidamente apropiados, sino definidos y de forma permanente, pues estos grupos, como los demás que se produjeron en este siglo XIX, con excepción de los chinos y los árabes, se han movilizados muy poco de sus territorios de ocupación inicial, tal vez esto ha contribuido con las características de su traída al país y los niveles estrechos de relación con formas económicas de trabajo.
Naturalmente, lo laboral, no fue el caso de Samaná, aunque su cercanía al mar especializó sus fuentes de trabajo, además de la agricultura, la pesca, pero explotada en baja intensidad por no existir en su entorno corporaciones agrícolas que requirieran una mano de obra especializada o intensiva como la caña, el banano u otros recursos naturales de extensión y mano de obra intensa, como acaeció en otras partes del país.
El turismo de sus bellos paisajes los incluye como parte de la mano de obra de esta economía de servicio y por el dominio del inglés, le resulta más fácil su vinculación. Hoy muchas de sus tradiciones se han visto disminuidas como el caso del Bambulá, cuyos orígenes y procedencia, aun inciertas, siguen de una u otra forma, relacionadas por su dimensión afroamericana.
Su corte umbilical con sus anestros, aunque no definitivo, es débil y lo étnico está presente en sus valores culturales familiares, pero su identificación es nacional, es decir el gentilicio dominicano, prevalece por encima de su ancestral procedencia étnica.