El dragón como habitante
Un habitante de la lengua y el lenguaje es el dragón. Es el animal, en este caso simbólico, con calidad expresiva para interpretar y reflexionar sobre procesos de articulaciones culturales y neurolingüísticas. Aquí analizaremos al dragón como símbolo presente en la mayoría de las culturas de los pueblos del mundo, en las primitivas, orientales, clásicas y modernas. Se explica cómo muchas características de este animal están relacionados con las actividades humanas precitadas. ¿Cómo el dragón puede habitar o es parte del entramado del lenguaje? ¿Cómo este animal que ha sido construido no solo desde las dimensiones subjetivas, sino espirituales, está presente en el lenguaje para la articulación de procesos conscientes y de lo inconsciente? ¿Sería el dragón un símbolo arquetípico a la manera de Carl G. Jung (1875-1961) para razonar fenómenos lingüísticos y de comunicación?
Este ejercicio interpretativo con ejemplos arquetípicos, tomando como modelo, animales y elementos ficticios, no es nuevo. Con Aristóteles y Plinio, se cree que en occidente se dio inicio al simbolismo animalístico que, después de Jesucristo, aparece en los libros Physiologus (Alejandría, siglo II), en Horus Apollo y en la aplicación del simbolismo egipcio con Hyerogliphica, según refiere Juan–Eduardo Cirlot en su Diccionario de símbolos (1992).
En la construcción humana de formas culturales (maneras de vivir juntos) se aprecian tejidos, mapas y diagramas donde la mayoría de las manifestaciones materiales y espirituales resultan vinculantes. Toda imagen, hecho o cosa posee raíces simbólicas definidas en ciertas expresiones de la realidad. De ahí se generan arquetipos, resultando ser transgeneracionales y transculturales. Por eso no es de dudar que se puedan transmitir creencias, traumas, patrones emocionales y culturales de una generación o de una cultura a otra. Eso pasa con las lenguas y los lenguajes. Se tejen magníficas redes que son objetos de estudios de ciencias y disciplinas como la filología y la etimología, capaces de compilar huellas del pasado, transitar por su corpus evolutivo y explicar sus funciones en el presente.
Por eso, los simbolismos del dragón y la serpiente trascienden culturas y generaciones; han tejido redes a lo largo de muchos lugares del mundo, en múltiples civilizaciones, trascendiendo generaciones, culturas y tiempos.
Descripción, simbología y lexicografía
El dragón es un animal mitológico que, en relatos fundacionales antiguos, en Mesopotamia y Egipto eran seres similares a “aves divinas”. En el poema asirio-babilónico Enuma Elish se relata la historia de la dragona o serpiente denominada Tiamat, madre de los dioses (Pablos, 2023). La palabra dragón proviene del griego “drakonto”, que significa dragón o serpiente. Existen muchos tipos de dragones. Estos seres adquieren gran importancia en China y Japón. Durante su evolución simbólica, el dragón, ha trascendido como ser sagrado o demoniaco, según las culturas, los países y las épocas. En China, desde el III milenio a. C., es un símbolo de poder, sabiduría, riqueza, fuerza… Es una mixtura de varios animales: tigre, león, águila, perro, toro, serpiente, especies marinas… En la cultura japonesa, el dragón simboliza fuerza, magia, coraje, fortuna… En Europa, en la Edad Media, representaba la fuerza del universo, la protección de la divinidad y el conocimiento. En cambio, en la cristiandad simboliza, la serpiente antigua, el mal y la destrucción. Así, el carácter mitológico del dragón, en diferentes épocas, lo encontramos en Grecia, en Roma, Polinesia, Australia, América precolombina, Irlanda, Gran Bretaña y decenas de culturas y países.
Ciertas expresiones lingüísticas de China y Japón conservan en el universo de su lengua y lenguaje el dragón con la dualidad divina-demonio. Así como era capaz de representar la fuerza, bondad, fortuna, protección, magia, orgullo, buena suerte; no se le podía enfurecer porque era capaz de provocar calamidades, como desastres naturales, inundaciones… De otro modo, también generó cultos de carácter divino, siendo invocado para que se produzcan lluvias y abundantes cosechas en casos de sequías. El emperador de China se convirtió en una encarnación del dragón. Al margen, de propósito: según el zodiaco chino, el año 2024 es el año del dragón de madera.
Ya en el antiguo idioma chino se encontraba el dragón presente y era altamente gráfico. Algunas palabras y expresiones actuales se refieren al dragón como: Long Feng Cheng Xiang, que significa “aupiciosidad”; Long, Ma Jin Shen (logma=caballo), se refiere a una persona emprendedora y de espíritu vigoroso; Yu Yue Long Men, “la carpa salta sobre la puerta del dragón (…) y se transforma en un dragón”. (Xiao Faria daCunha. S/F); esta es la metáfora del éxito profesional. En mandarín dragón se dice lóng (龍 o 龙). En el caso del japonés, muchas palabras tienen su origen en los caracteres del idioma chino. La palabra japonesa para “dragón” se escribe kanji (caracteres chinos). Ejemplo: shinjitai 竜. También se pueden citar: (Byakko < Baihu 白虎 "Byakko"), (Seiryū < Qinglong 青龍 "Seiryū), (Suzaku < Zhuque 朱雀 "Suzaku").
En el caso particular de la isla La Española, el símbolo del dragón aparece por primera vez en su escudo de armas otorgado por los Reyes Católicos, Fernando e Isabel I en el 1508. Desde entonces pasó a llamarse isla de Santo Domingo. En ese escudo aparecen dos cabezas de dragantes (dragones) de oro. Algo curioso es que a los cronistas de Indias las iguanas, les recordaban a los dragones (Puig-Samper, M. 2023).
Analogía del símbolo del dragón con la lengua y el lenguaje
Hemos dado prioridad a las lenguas, lenguajes y culturas china y japonesa por sus caracteres ancestrales y sus influencias de una en la otra, en el caso del tema del dragón. Esas influencias pueden ser catalogadas como transgeneracionales. No detallaremos la historia de los vínculos entre esas culturas orientales, pero los registros existentes hablan de cómo la cultura china ha influido en la japonesa, exportando sistemas de escritura, medicina tradicional, instrumentos musicales, los palillos, la ropa, el budismo y la burocracia. Ya podemos hacernos una idea de cómo el dragón es un habitante de la lengua y el lenguaje. Sin embargo, no es suficiente. Todo símbolo, construido y reproducido por humanos, está conectado de una u otra manera con el humano mismo. Lo hace por su carácter connotativo, polisémico, acústico, emocional, psicológico, sociológico, epocal, histórico…
El interés básico del presente texto es que el simbolismo del dragón y otras especies —a las cuales damos seguimiento—, como la luciérnaga, puedan ser vistas entronizadas en la lengua y el lenguaje de humanos, no importa cuál sea la cultura, época o civilización. Esa visión de las especies de animales en estudio debe semejar figuras, simbolismos, fisiologías, biologías, comportamientos, idealizaciones u otro rasgo de interés analógico. (Continuará).
Domingo 7 de diciembre de 2024
Publicación para Acento No. 129
Virgilio López Azuán en Acento.com.do