Fradique Lizardo bailando con una senora. – Archivo Centro-Leon

El 2 de agosto de 1930, un mes antes del ciclón de San Zenón, en Santo Domingo, la Primada de América, abrió los ojos a la vida un niño que bautizaron con el nombre de Rafael Fradique Lizardo Barinas.  Ante la catástrofe de este evento natural, destruida su vivienda, esta familia se refugió  en  la ciudad de San Cristóbal. Allí se gradúo de Bachiller en Ciencias Físicas y Naturales, así como en Filosofía y Letras, siendo la admiración para todo el mundo, porque desde los quince años se convirtió en poliglota, llegando a dominar nueve idiomas, entre los que se encontraba el italiano, portugués, sueco, griego, danés, español y alemán.

Al graduarse de bachiller, entró a estudiar la carrera de medicina en la entonces Universidad de Santo Domingo, donde llegó hasta el quinto año, dedicándose a su verdadera pasión que era el folklore y la culturan popular dominicana, el cual fue irrespetado al prohibir el Ministerio de Educación un festival folklorico donde Fradique presentaría el Carabiné, alegando las esferas oficiales que ese baile era haitiano.

En las postrimerías de la dictadura trujillista, Fradique, con un grupo de antitrujillistas se exiliaron en la Embajada de Brasil. Allí, comenzó un largo peregrinaje por el mundo, aprovechando cada lugar para el estudio del folklore, como fue el caso de Cuba, Suecia, Dinamarca, Alemania, Francia, Italia, entre otros países. En el Centro León, de Santiago de los Caballeros, descansa un pasaporte, donado por Dagoberto Tejeda, que certifica gran parte de los países visitados por Fradique, el cual prohibía la visita a los países comunistas.

Fradique.

Descalabrada la dictadura, Fradique regresó al país y sin recursos recorrió el país, estando presente en las diversas manifestaciones folkloricas, tomando notas, grabando celebraciones, tirando fotografías, etc. logrando recoger las más extensas informaciones sobre la cultura popular dominicana que difundía en artículos en el periódico Listín Diario, Hoy y el caribe, así como en cursos, charlas, talleres, conferencias, conversatorios a nivel nacional, porque Fradique, además de recolectar y de investigar, era un docente, un maestro apasionado.

Dirigió la Revista Dominicana de Folklore, publicó docenas de artículos en periódicos, revistas y diversos libros: “La Canción Folklorica en Santo Domingo”, “Metodología de la Danza”, “Danzas y Bailes en Santo Domingo”, “Instrumentos Indígenas en Santo Domingo”, “Cultura Africana en Santo Domingo”, “El Folklore, Problemas, Métodos y Prioridades” e “Instrumentos Folkloricos Dominicanos” y con J.P. Muñoz Victoria escribió “Fiestas Patronales y Juegos Populares Dominicanos”.

Fue director del Ballet Folklorico del Centro de la Cultura de Santiago y fundador del Ballet Folklorico Nacional, siendo con el Ballet Folklorico de la UASD, los tres grupos que contaban con los mejores repertorios y mayor calidad artística del país.  Recogió todas manifestaciones folkloricas y revalorizó los  aportes africanos como nadie a la cultura popular dominicana.

El 28 de julio de 1997, en su ciudad natal, se despidió de nosotros. Revalorizando sus archivos, patrimonio de la nación,  fueron adquiridos por el Centro Cultural Eduardo León Jiménez de Santiago de los Caballeros, creando el Fondo Fradique Lizardo de Folklore.  Reconociendo la dimensión de valor de los aportes de Fradique Lizardo a nivel internacional, presentaron su documentación dejada en periódicos y revistas a la UNESCO en su programa memoria del  mundo y este lo certificó en el Registro Memoria  del  Mundo de América Latina y el Caribe, al igual que la “Revista Páginas Banilejas” del Centro Cultural Perelló de Baní, siendo los únicos representantes dominicanos con valor documental en esta institución internacional.

Con visión de generosidad y asumiendo plena conciencia de su misión cultural de difusión, el Centro Cultural Eduardo León Jiménez ha puesto en disposición del pueblo, de los investigadores, profesores y estudiantes este fondo folklorico-cultural para bien de la nación.  En ese sentido, con inestimable valor ha diseñado los Cuadernos Folklorico Fradique Lizardo, documentación obligatoria para conocer el folklore dominicano y la identidad nacional.

En esta semana, con la intervención del antropólogo-sociólogo Carlos Andújar, el etnomusicólogo Edis Sánchez y el sociólogo Dagoberto Tejeda, fue puesto  a circular el Cuaderno número 9.   Cada uno de ellos es un aporte temático único, irrepetible, original, que definen a Fradique como el más grande folklorista del  país en toda su historia.

Como colofón, hacemos de nosotros una décima del artista José Mercader:

“Fradique se fue ai camino

para recoger cancione

cogía bolas en camione

para visitai un vecino

de Macorí  a Fantino

así escribía el folkloi

pa hablar de cualquier tamboi

o de una fiesta de palos

a San Pedro o a San Pablo

con sone a Cuco Valoi.

Ei a su pueblo dejó

leyenda de luase y ciguapa

de Lucio con alas y pata

de chichigua que voló

de cainavali mucho habló

de tiznao y de careta

del Oso Dendén en bicicleta

del origen africano

de brujería, mi hermano,

y de viejas pantaletas”.