Vladimir Nabokov fue profesor, escritor, crítico literario, y entomólogo de procedencia rusa, considerado uno de los grandes en lengua inglesa del siglo XX. Huyendo de la Segunda Guerra Mundial se estableció en Estados Unidos, donde se dedicó a enseñar Literatura Comparada y ruso en el Wellesley, Cambridge o Cornell y otras universidades. Sus primeras producciones fueron en ruso, aunque su reputación internacional la consiguió con sus novelas en inglés, especialmente con Lolita, la que lo catapultó a la fama.
La novela considerada un clásico de la literatura, se publicó en París, en 1955. La crítica literaria de la época la censuró y calificó de pornográfica por la trama que aborda; cuando probablemente, su autor tuvo la intención de criticar esta práctica, en que un adulto se involucra con una niña. Esto ocurre en muchas sociedades del mundo, a tal punto que el tema ha sido objeto de composiciones musicales, como es la canción pequeña amante del cantautor español Braulio y el merengue típico Juana Mecho, interpretado por el trío Reynoso. Ambos géneros pertenecen a épocas distintas, pero tienen en común la alusión a relaciones amorosas con infantes. Dichas interpretaciones debieron ser rechazadas, por la referencia que hacen, sin embargo, ocurrió todo lo contrario, fueron aplaudidas, y replicadas en actividades grupales, especialmente por el patriarcado, que prolifera en nuestras comunidades.
Nabokov, maestro de la narrativa, incluye en la novela acontecimientos que marcaron su vida y labores a las que se dedicó, como forma de sobrevivir cuando emigró a Alemania, antes de viajar a Estados Unidos. Lo que avala que un sector de la crítica sostuviera; que la novela era una autobiografía, y que esta era producto de sus vivencias. Mientras, otros afirmaron que la verdadera razón fue lo ocurrido en Florence, en que un hombre de 53 años secuestró a una niña de 11 años.
El texto tiene muy buena traducción al español, estructura sintáctica correcta y uso apropiado de los signos de puntuación, ejemplificante para cualquier lector con dudas en su empleo en la redacción. No obstante, las recurrentes descripciones topográficas, en ocasiones muy extensas; hace que el lector pierda la secuencia del relato, y se enfoque en el entorno. Lo que refleja la impresión del autor por la flora del país que le acogió, incluyéndolo en su narrativa como un personaje más, en las múltiples escenas del desarrollo del relato.
En la obra se sigue la secuencia narrativa de la posible ruta que anduvo el secuestrador con su víctima, hospedándose en diferentes ciudades, y lugares rurales, para pasar inadvertidos. Humbert Humbert, personaje que encarna el rol de depredador de infantes, es quien conduce el desarrollo de la trama, la que se narra en primera persona, en un estilo poético, elegante, y un nivel lexical culto.
Humbert estaba consciente que su atracción por una niña podría ocasionarle daños, por lo que prefería vivir su fantasía sin involucrarla, haciendo grandes esfuerzos en la creación de imágenes que lo llevaban al clímax. No obstante, esto significaba un tormento en la oscuridad, en medio de un deleite patético, que debía hacer esfuerzos para proteger la pureza de esa niña de apenas 12 años (P.57). Lolita era sinónimo de niña, infante, menor, de quien un adulto creía estar enamorado, la responsable de que imágenes de deseos se presentaran con frecuencia ante él.
En Dolores, Lolita, Humbert ve a una niña, pero que le atrae sexualmente, con la que se eleva su capacidad de fantasear, alucinar y excitarse de manera inimaginable en él. Todas estas emociones las enmascara ante ella y los adultos del entorno. En su interior, libra una batalla entre la ética y sus deseos, este último, superior a todo razonamiento lógico, en el mundo que vivimos; comprende que su actuación podría dañar gravemente a Dolores. Sus deseos carnales terminan ganando, y para conseguir estar cerca de su próxima víctima sucumbe a las insinuaciones de Charlot, la madre de Lolita, con la que termina casándose. Aunque esta fallece pocos días después, en un accidente automovilístico, oportunidad que aprovechó Humbert, para buscar a la niña al campamento en que estaba durante el verano. En lo adelante, con engaños, manipulaciones y artificios consigue lo que siempre deseó, vivir como pareja con una niña, y ante el mundo fingía ser el padre que se ocupaba de su niña de doce años.
Para Dolores, Lolita o Dolly como la llama Humbert, viajar de ciudad en ciudad, hospedándose en diferentes hoteles y cabañas era una aventura. Mientras él jugaba los roles de amante detrás de las puertas y padre protector ante los demás; cuando en realidad era un adulto, que padece un trastorno sexual, que manipulaba a una niña, haciéndole creer que la protegía y que le importaba; y de manera sutil la inducía en prácticas sexuales.
Quienes padecen de esta preferencia no ven una niña frágil, inocente, impropio de mantener una relación amorosa con una persona mayor; sino que la perciben atractiva, seductora, pero vulnerable emocional o económicamente, de lo que se aprovechan alagándola con regalos; que sin que ella se percate despierta un volcán de pasiones en un adulto.
En definitiva, la novela conciencia sobre las diversas artimañas en que enmascaran sus inconductas personas que sienten atracción por niñas, en una sociedad patriarcal, que se convierte en cómplice. De igual modo, la falta de responsabilidad de algunos padres, del sistema gubernamental de la época, y la comunidad que pertenecen las infantes.
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Minerva González Germosén en Acento.com.do