Cabe destacar que la visión estética desde sus orígenes hesiódicos, homéricos, presocráticos, platónicos y aristotélicos ha tenido implicaciones poéticas, cosmológicas y filosóficas, debido a que la intuición de lo artístico, lo originario y lo simbólico estuvo y ha estado marcada por dos conceptos fundamentales del pensamiento artístico y filosófico: creación y mimesis. Estos dos conceptos pensados desde la antigüedad hasta el renacimiento y toda la modernidad como sugieren los estudiosos y filólogos Erich Auerbach, Ernst Robert Curtius y Leo Spitzer justificaron un camino de tendencias, pero también de motivación filosófica, literaria, estética y poética.
Es desde esta última de donde surge una actividad creadora basada en los sueños, los viajes imaginarios, los testimonios orales y escritos, las actitudes configurantes de la imaginación sentiente de los sentidos tomando en cuenta la búsqueda del sujeto individual o transidividual; lo que conduce a una concepción de los valores desde la filosofía, las diversas poéticas de la creación y los encuentros genéricos de la poesía, el arte y la reflexión profunda de las llamadas líneas de expresión humana, creadora y sensible.
Pero como sabemos hoy, la estética también tiene un uso histórico, antropológico, social, religioso, poético, teologal, reflexivo y profético.
De ahí que la poesía, esto es el arte-forma de lo literario, lo profético, y lo ocurrente en el contexto de sentido de la obra mundo, se reconozca como la creación en libertad en las diversas cardinales de lo sensible y lo visible que se abrazan en la ontología del sujeto creacional . Lo que dará lugar a una invención ligada al concepto de vida de las formas verbales expresivas. Así como también podemos advertir la necesidad de la diversidad del poema verbal y visual, ambos entendidos como autoperfección del lenguaje y los sujetos creadores.
El hecho mismo de que el poeta, el artista y el esteta confluyan en una concepción del arte y la literatura sujeta a los valores y los ritmos propios de un sonido, una imagen y una palabra produzcan efectos de mundos y sentidos implica y conduce a una travesía del cuerpo, la mirada y la imaginación sentiente, cuyo producto es la obra de arte en movimiento, en contexto y lenguaje.
Este estado de pronunciamiento admite también la práctica de todo creador literario y artístico-visual que se deja acoger como sentido de una creación individual y colectiva. En ese sentido, encontramos ejemplos de lecturas que han atravesado siglos de historias de la naturaleza, de la poesía y del acto confluyente en gestos y palabras generadoras de lo que es el logos sentiente y originario.
Se trata de un encuadre sacro-profano que invita a reconocer los fundamentos del arte, la literatura y el impulso que crea la vida de un sujeto que presentifica la obra de arte.
Una lista vertiginosa de obras cuenta con un canon de obras universales que hacen posible un universo geopoético y filosófico-artístico. Lo que obliga a reasumir las actitudes de creación justificadoras de todo un aglutinante filosófico -literario y poético de la imagen.
Se trata de obras como la Iliada y la Odisea, las estéticas y poéticas de Homero, Virgilio, Dante, Novalis, Hölderlin, Tasso, Ariosto, El Corán, La Biblia con todos sus libros, El Bhagavad-gita, Alberti, Heine, Rostand, Víctor Hugo, Wolfgang von Goethe Borges, José Lezama Lima, Octavio Paz, Pablo Neruda y muchos otros que se justifican en las diversas metas y valores del poema y su búsqueda.
Cabe destacar que la base de todas estas estaciones de lenguaje, historia, símbolo y memoria es lo que acentúa los objetos que surgen de un argumento marcadamente creacional desde un proceso integrado de diferencias que sustituyen lo material por lo instruccional de la vida cotidiana. Otros, por el continente americano admiten capacidad y disparidades en cuanto a la conformación donde se podría decir que toda lumbre poética ayuda a desarrollar todas las artes poéticas, a favor del entronque escogido por las diversas estrategias y que construyo si el poema y el logos originarios forman parte del asombro, la libertad, el fuerte de los estudios poéticos, literarios y filosóficos.
Todo lo anterior confluye a un Opus o una fuerza verbal propia de una creación pronunciada, posicionada, ordenada en tiempo y en espacio. Los vínculos de esta creación artística, literaria y por lo mismo cultural se concretizan en procesos antropológicos del lenguaje y los sujetos sociosemióticos del arte, la cultura, y los auditorios intercomunicativos.
Todo vez que la tradición y la ruptura se orientan a los textos fundamentales de las culturas históricas y creadoras surgen los principales textos filosóficos, literarios y artísticos que como textos ejemplares tienen sus fuentes en la lengua y sobre todo en los valores de las mismas que conforman las diversas edades de la creación poética, filosófica y artística. La huella de la obra y la huella del pensamiento son los principales impulsos de las creaciones verbales y las creaciones visuales.