Si nos fiamos, todavía, consistente y equivocadamente de “líderes” enfermos del virus de matar y de otras calamidades-y no a cualquiera sino a inocentes-que sólo piensan en la próxima guerra, si el mundo, gobernado por la codicia y la glotonería grotesca mantiene ese ritmo suicida, si somos tan torpes que no nos damos cuenta, (todavía y casi ya sin tiempo ante el abismo), que la lucha digna y válida es la de enfrentar los desmanes de una naturaleza airada por los mismos errores humanos y por su dinámica interna cambiante y agresiva en ocasiones, si los grandes presupuestos mundiales se dedican a armarse los estados dejando pendiente para un porvenir oscuro e inseguro los problemas del hambre, la inseguridad alimentaria y las otras, si no hay presupuestos para la paz y la convivencia pacífica, si el comportamiento animal, (sí, ese animal que la razón estigmatiza como irracional con un fervor penoso pero que no ha dañado nada en el planeta en millones de años sino que lo ha enriquecido) sigue, todavía haciendo las cosas mejor que los humanos que se auto glorifican de su cuestionable sabiduría, si una increíble minoría lo tiene todo viendo indiferente que otros no tienen para vivir, no tienen agua, no tienen espacio, no tienen donde caerse muertos, ¿merecíamos este planeta generoso, esta tierra que lo sigue dando todo, esa naturaleza que no cobra por sus servicios? ¿Merecíamos estar aquí sin pagar un precio por ello? La respuesta la darán la Historia y el tiempo…