Finalizada la Segunda Guerra Mundial, dos hechos protagonizaron el escenario internacional: por un lado la Guerra Fría, que para muchos, en el aspecto político, quedó inaugurada el 05 de marzo de 1946, cuando en un Doctorado Honoris Causa otorgado a Winston Churchill, el discurso que pronunció tuvo un claro corte antisoviético. Churchill usó el término político ideológico cortina de hierro, para referirse a la frontera establecida entre el Occidente capitalista y el Oriente comunista representado por la URSS. El otro hecho social y político, es el proceso de descolonización de las naciones asiáticas y africanas que fueron colonias de las potencias europeas.
En el año 1952, en Kenia, Africa Oriental, los kikuyu, etnia mayoritaria, junto con otros grupos menores, formaron un movimiento insurreccional conocido como los Mau Mau. Los Mau Mau se rebelaron contra el dominio colonial británico, lucharon contra la expropiación de sus tierras, y propugnaron por la independencia de su país. El grupo guerrillero no logró el objetivo propuesto. No obstante, fue la chispa incendiaria que dio como resultado la independencia de Kenia en el año 1963.
En 1962, con tan solo veinticuatro años, un joven oriundo de la etnia kikuyu, daba a conocer su novela No llores niño, en la cual, de manera temprana hace aparición el tema de la insurrección kikuyu contra el Imperio Británico. Ese joven, es un escritor que al día de hoy, se ha convertido en una leyenda de las letras africanas. Su nombre: Ngugi wa Thiongo.
Nacido en 1938, estudió inglés en el Colegio Universitario de Makerere, de la universidad de Kampala, Uganda, y completó su formación académica en la Universidad de Leeds, Reino Unido. Es uno de los escritores africanos de mayor proyección internacional. Tiene una abundante producción literaria entre novelas, relatos, ensayos, memorias, libros infantiles y obras de teatro. Ha sido traducido a más de treinta lenguas.
Ngugi wa Thiongo es un defensor de las lenguas minoritarias de su país de origen. Aboga por liberar la cultura del etnocentrismo y el imperialismo del lenguaje. Ha expresado, que donde ha habido un poder colonial, la primera cosa que destruye o controla es el idioma de la gente. A principio de la década de los ochenta renunció al inglés y dio supremacía al kikuyu como lengua materna.
Entre sus obras más celebradas se encuentran Un grano de trigo, El diablo en la cruz, El brujo del cuervo, y sus libros de ensayo Descolonizar la mente y Desplazar al centro: La lucha por las libertades culturales. La de él es una literatura de un contenido anclado en su sociedad, reflejada en ella, busca con la misma entender su pueblo y su cultura.
Un grano de trigo es su tercera novela. En el año 2002, fue elegida por un comité de académicos y críticos literarios de Africa como uno de los doce mejores libros africanos del siglo XX. Se desarrolla días antes de la independencia de Kenia. Nos ofrece una visión de la resistencia anticolonial que se fue forjando en su país desde principio del siglo XX, hasta culminar con la guerrilla de los Mau Mau y el partido de Jomo Kenyatta. Es una novela que aborda el tema de las relaciones humanas, las pasiones, las emociones, y las motivaciones personales que inducen a tomar partido en determinados grupos y los compromisos que asumen esos individuos. También en esta ficción, está presente la figura de los líderes comunitarios; tales como Kihika, el cabecilla de los guerrilleros del bosque, Karanja es delegado del poder colonial británico, y Mugo un falso redentor. En este escenario, el autor nos presenta el peligroso juego de las lealtades y las traiciones y la complejidad que esto representa.
La narrativa de wa Thiongo nos exhibe un escenario sobre la historia de Kenia en el siglo XX. Son historias contadas desde la mirada de los campesinos, los trabajadores sin voz, y de los que luchan desde abajo. El eje temático permanente es la consecuencia trágica de la desigual relación entre Africa y Occidente desde finales del siglo XIX.
Sus ensayos son distintos en cuanto a propósito. Descolonizar la mente, es una ruptura epistemológica como él expresó. Son cuatro conferencias donde aborda el papel de la lengua en la construcción de la identidad nacional, cultural, social e histórica, y su función en la descolonización. Afirma que en Kenia la élite poscolonial ha intentado eliminar los idiomas nativos, y que cuando sus hijos no entienden ese idioma, se enorgullecen de ello. Esa es la colonización de las mentes, dijo.
En la búsqueda de mantener la identidad de su pueblo, Ngugi wa Thiongo, al igual que el nigeriano Obi Wali, se pronunciaron llamando a los escritores africanos a renunciar al idioma impuesto por el colonialismo y usar el idioma materno. Hoy es un escritor de renombre. Desde 2010 es candidato permanente al Premio Nobel de Literatura. Ahora bien: si él hubiera escrito en su idioma materno sin que su obra se conociera en inglés, en un lugar como el de su origen, donde hay una multiplicidad étnica, con lenguas distintas, con el obstáculo del desinterés de las grandes casas editoriales, de que falta saber el nivel de analfabetismo de esas etnias; es muy probable que no tuviera la trascendencia que tiene hoy como escritor. Aunque él entienda que para eso están los traductores.
La herencia colonial ha dejado sus huellas no solo en Africa; también en Asia y América. Pienso que sería más apropiado hacer una relectura de ese contexto y sacar conclusiones. El nigeriano Chinua Achebe escribió toda su obra en inglés y nunca renunció a él. Sostuvo que el colonizado podía escribir en el idioma del colonizador. Su novela Todo se desmorona, es la novela africana más leída del siglo XX. Sin embargo, con todo y estar escrita en el idioma del colonizador, la misma es una fuerte crítica al colonialismo en su país, el cual, al igual que el de Ngugi wa Thiongo, fue colonizado por el Imperio Británico.
El crítico y teórico literario de origen palestino Edward Said, en su libro Cultura e imperialismo, dice que sin la existencia del imperio, no hubiera existido la moderna novela europea. ¿Qué podría decirse de la moderna novela africana?