Entre el siglo XIV y XVI surgieron numerosos poetas, de los cuáles, hoy recordamos 13 de ellos. El redescubrimiento de la literatura azteca fue realizado por José María Gil al tomar el cargo de director de la Biblioteca Nacional de México en 1880. Más adelante, Faustino Galicia Chimalpopoca preparó para él una versión parcial al castellano de estos poemas; luego don Francisco del Paso y Troncoso se tomó la tarea de compilar los textos.
Anteriormente estos textos solo atraían a arqueólogos especialistas, hoy también son motivo de estudio para la ciencia tomado en cuenta por el arte. Si bien hubo otros tantos escritores y un sinnúmero de escritos sin autor, se escogieron 13 poetas por la simbología que tiene en el mundo religioso prehispánico de los aztecas mexicanos. El trece significa la vida puesto que ellos plantean la creación en orden ascendente de trece planos: los cielos (1), las aguas (2), los astros (3), el sol (4), la estrella de la mañana (5) y los cometas (6); más abajo están los cielos de los varios colores (7) y la región de los dioses (8), el lugar de la dualidad donde mora el supremo dios (9), nuestra señora y nuestro señor de la dualidad (10 y 11). Debajo de la tierra están los pisos inferiores (12), los caminos que cruzan los que mueren, ahí está el Mictlan, la región de los muertos (13). No solo el número trece carga con significado, según Dehouve (2010) todos los números en los que están representados sus dioses, por ejemplo, el cinco de los cinco Macuiltonalehqueh (5 Flor, 5 Lagartija, 5 Buitre, 5 Conejo, y 5 Malinalli) y otros dioses menos conocidos, como Macuilcalli, 5 Casa, dios de los lapidarios.
Su forma de ver el mundo consistió en que al principio existían muchos soles. Al pasar los años, los dioses libraron guerras con sangre, dando como resultado el mundo de hoy con seres humanos y en el cual gira el sol. A continuación, la poesía náhuatl desfilará las líneas que trazó en sus 13 poetas.
Este ensayo busca desvelar el misterio de la literatura náhuatl como un texto que pone en la balanza la vida y la muerte, con miras hacia un futuro eterno donde los autores son felices y amados junto a su Dios, fuera de las preocupaciones que trae el mundo.
El primer poeta es Tlaltecatzin de Cuauhchinanco (Siglo XIV). Escribió sobre la vida, el placer y la muerte, inicia su bello poema aclamando a un dios que escucha sus oraciones y hace que su vida cobre sentido, seguido de unos versos plagados de placer y halago hacia una mujer.
En la soledad yo canto
a aquel que es mi Dios
En el lugar de la luz y el calor,
en el lugar del mando,
el florido cacao está espumoso,
la bebida que con flores embriaga.
– Pág. 9
Este canto connota las sensaciones del calor y el poder, refiriéndose a un dios que es la luz y da la vida, el amanecer. Según Montero (2008) el dios azteca conocido como Ometéotl estaba relacionado con la fecundación, el bien, el calor, la luz y la guía. Estos se manifestaban como pájaros al volar por el cielo.
El segundo Nezahualcóyotl deTexcoco (1-Conejo, 1402 – 6-Pedernal, 1472). Los escritos de este autor guardan profunda relación con la vida, la muerte y el existencialismo. Expresa sus emociones respecto a cómo se siente y cómo quisiera sentirse.
Estoy embriagado, lloro, me aflijo,
pienso, digo,
en mi interior lo encuentro:
si yo nunca muriera,
si nunca desapareciera.
Allá donde no hay muerte,
allá donde ella es conquistada,
que allá vaya yo.
Si yo nunca muriera,
si yo nunca desapareciera.
– Pág. 26
Su poesía demuestra un profundo deseo de ser eterno, de no conocer la muerte. Utiliza el paralelismo y la anacronía para demostrar lo importante que es el tema central “Si yo nunca muriera, si yo nunca desapareciera”.
El tercero se conoce como Cuacuauhtzin deTepechpan (Mediados del siglo XV). Este autor carga con una historia muy parecida a la de David y Urías mencionada en la Biblia. Él conoce una señora, se enamora de ella y envía a su esposo a librar una batalla, este muere estando al frente. Ambos eran autores, Cuacuauhtzin (el desdichado) escribió sobre sus sospechas ante el engaño de su esposa (Azcalxochitzin) y el rey (Nezahualcóyotl), por su parte, el rey escribió expresando tristeza ante la muerte del susodicho. (págs. 45 – 55)
Yo, Cuacuauhtzin,
con ansia deseo las flores,
que estén en mis manos,
yo soy desdichado.
– Pág. 53
Siento tristeza, me aflijo,
yo el príncipe Nezahualcóyotl:
con flores y con cantos
recuerdo a los príncipes,
a los que se fueron,
a Tezozomotzin y a aquel Cuacuauhtzin…
– Pág. 47
El cuatro es Nezahualpilli (11-Pedernal, 1464 – 10-Caña, 1515). Nezahualpilli fue un gobernador que buscaba una mujer bella y bondadosa. Sin embargo, sus amoríos terminaron en tragedia: una mujer que incitaba a los hombres, los mandaba a artar y luego colocaba una estatua de ellos es su salón privado; otra mujer que cometió adulterio a propósito al tener la atención del gobernador y fue condenada por ocultar su matrimonio.
En el interior del agua cantan,
dan voces las flores divinas.
Se embriagan, dan gritos,
los príncipes que parecen aves preciosas,
los cuextecas en la región de los magueyes.
– Pág. 71
A pesar de todo. Este azteca era muy culto y tenía el respeto de los demás. En su poema no solo escribe lo que siente, sino que también habla de su patria y utiliza nombres de la cultura como cuextecas. Según Mikulska, K. (2010) había cautivos cuextecas, por tanto, podrían hacer pertenicido a una tribu.
El quinto autor se llama Cacamatzin deTexcoco (n. hacia 2-Conejo, 1494 – m. 2-Pedernal, 1520). Su vida está llena de tragedias, iniciando por la condena a muerte de su hermano mayor por acostarse con una de las concubinas de su padre y la posterior ausencia de su padre hasta enterarse de su muerte fortuita. Fue coronado rey de Texcoco, aunque el reino se dividió por la disputa entre sus hermanos y él. Finalmente entraron unos invasores, él quedó encarcelado y fue asesinado ahí. En este emotivo poema, él antecede los acontecimientos que vienen;
Envuelve la niebla los cantos del escudo, sobre la tierra cae lluvia de dardos, con ellos se oscurece el color de todas las flores, con escudos de oro allá se hace la danza…
Y este poema expresa claramente la desconfianza que sentía hacia los demás:
También a mí solo,
hace poco me decían,
los que estaban en el juego de pelota,
decían, murmuraban:
¿Es posible obrar humanamente?
¿Es posible actuar con discreción?
Yo sólo me conozco a mí mismo.
Todos decían eso,
pero nadie dice verdad en la tierra.
– Pág. 91
El sexto poeta es Tochihuitzin Coyolchiuhqui (n. fines dels. XIV– m. mediados dels. XV). El fue contemporáneo de Nezahualcóyotl y ayudó a salvarlo de las manos de sus enemiogos. También fue hijo de Itzcóatl según Mikulska, K. (2010). Dedicó un tiempo de su vida a la meditación y la escritura mientras vivía con su esposa. Sus escritos hablan del existencialismo, él reflexiona acerca de otros escritores y emite su opinión:
Así lo dejó dicho Tochihuitzin,
Así lo dejó dicho Coyolchiuhqui:
De pronto salimos del sueño,
sólo vinimos a soñar,
no es cierto, no es cierto,
que vinimos a vivir sobre la tierra.
Como yerba en primavera es nuestro ser.
Nuestro corazón hace nacer,
germinan flores de nuestra carne.
Algunas abren sus corolas, luego se secan.
Así lo dejó dicho Tochihuitzin
– Pág. 103
Axayácatl (Hacia 9-Casa, 1449 – 2-Casa, 1481) fue uno de los mejores poetas y gobernantes, su gobierno duró 12 años y sus escritos hablan de su tierra:
Ahora nos acercamos a Michoacán,
sobre ellos han caído,
habrán de caer los viejos guerreros aztecas,
allá vendrán a exponerse al peligro,
vendrán a terminar la obra los viejos águilas,
el guerrero,
el águila experimentada,
el Huitznáhuatl, la antigua nobleza.
– Pág. 111
La octava, Macuilxochitzin (Mediados delsiglo XV), es una mujer con un nivel poético superior a la media “las flores del águila quedan en tus manos señor Axayácatl” decía para hablarle a su dios de los esfuerzos del enemigo. Sus escritos contienen diálogos encarnados en las historias que cuenta. (Pág. 136-137)
Por su parte, Temilotzin deTlatelolco (n. fines dels. XV–m. 7-Casa, 1525) fue un capitán famoso, extraordinario guerrero y amigo de Cuauhtémoc. Su proósito en la vida era ser amigo de los hombres en la tierra, aunque su puesto de comandante le hacía partícipe de muchas agresiones. En sus escritos él demuestra su liderazgo, así como sus ancías de crear una amistad:
¡Esfuérzate,
entrégate a la guerra
tlacatécatl Temilotzin,
han salido de sus barcas los hombres de Castilla!
– Pág. 140
La haré entrar al palacio,
allí todos nosotros estaremos,
hasta que nos hayamos ido a la región de los muertos.
Así nos habremos dado en préstamo los unos a los otros.
– Pág. 147
El décimo es Tecayehuatzin de Huexotzinco (n.segunda mitad dels. XV– m. principios dels. XVI). Fue un sabio en busca del sentido de la flor y el canto, Tecayehuatzin solía sentarse a conversar con distintas personas en su palacio, él les invitaba, como en este poema:
Cantemos ya,
continuemos ahora los cantos
En medio de la florida luz y el calor,
¡oh amigos nuestros!
– Pág. 159
Por otro lado, Ayocuan Cuetzpaltzin (n.segunda mitad del XV– m. principios del XVI) fue un fiel seguidor del legado de Huexotzinco y Tlaxcala, repetía sus poemas resumidamente después de meditarlos:
¡Que permanezca la tierra!
¡Que estén en pie los montes!
Así venía hablando Ayocuan Cuetzpaltzin.
En Tlaxcala, en Huexotzinco.
Que se repartan flores de maíz tostado, flores de cacao.
¡Que permanezca la tierra!
– Pág. 171
El penúltimo autor Xicohténcatl, El Viejo, (n. hacia 11-Casa, 1425 – m. 4-Conejo, 1522) fue contemporáneo de muchos otros poetas y escribió desde las tradiciones, en uno de sus poemas, se observa cómo le canta a su rey, lo cual, era común entre los sucesores: Oh Tepolóhuatl,
oh príncipe Tepolóhuatl,
todos vivimos,
todos andamos en medio de la primavera,
no son iguales las flores
no son iguales los cantos…
– Pág. 176
El último poeta Chichicuepon de Chalco (Siglo XV) fue un mártir de su pueblo. Pertenecía a la nobleza, hatas que las guerras le privaron de sus tierras y bienes. En un intento de justicia ante sus agresores, terminó pagando con su vida.
¿Acaso en la región de los muertos
habrán de proferirse
el aliento y las palabras de los príncipes?
– Pág. 199
En su canto versa la esperanza detrás de la muerte, recordando a los príncipes que han pasado antes que él, busca algún signo de que él también podrá tener un buen final:
Sólo allá son felices los señores, los príncipes:
Tlaltécatl, Xoquahuatzin, Tozmaquetzin, Nequametzin.
Para siempre los ilumina el Dador de la vida.
Por merecimiento estás allá,
príncipe Cuatéotl,
el que hace brillar a las cosas.
– Pág. 199
Cada uno de los poetas presentados, tuvo su propia afición, tenían preocupaciones distintas y un arte en común que unía sus intenciones y presentaba sus anhelos. Los aztecas escribían para un pasado con propósito, un presente conforme y un futuro prometedor. La literatura náhuatl es enteramente propia de nosotros y transmite la cercanía de sentir que conocemos a
esos autores y sus historias. Sin más que agregar, la poesía azteca emana de nuestros propios dedos, como una extensión de lo que se desea, da sentido a la vida y es importante en ella.
Referencias
Dehouve, D. (2010). La aritmética de los tiempos de penitencia entre los mexicas. Estudios de Cultura náhuatl, 41, 65-89.
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0071- 16752010000100004#:~:text=En%20el%20calendario%20mexica%20de,)%2C%20d %C3%ADa%20de%20la%20fiesta.
León-Portilla, M. (1996). Trece poetas del mundo azteca. Colección Poesía del Mundo Serie Antologías. Instituto de Investigaciones Históricas, Ciudad Universitaria.
Mikulska, K. (2010). Tlazoltéotl, una Diosa del Maguey. Anales De Antropología, 35(1). https://doi.org/10.22201/iia.24486221e.2001.1.14889
Montero E. (2008). Morfología bucodental de las culturas mesoamericanas. https://biblat.unam.mx/hevila/Odontologiaactual/2007-08/vol5/no57/7.pdf