201) En este país ya nos hemos resignados a que la regla sea la falta de reglas.
202) Una prueba irrefutable de nuestras torpezas es el hecho de que los torpes aún puedan sacarnos de nuestras casillas. Todos los días reafirmamos nuestras necedades al molestarnos con las de los otros.
203) Animales sentimentales, bestias ilusas como somos, nos encanta pensar que el contraveneno no es también un veneno.
204) Es verdad, la prisa muchas veces suele ser enemiga de las cosas bien hechas. Pero hay una lentitud también muy negativa, aquella que se ejerce bajo el pretexto de que nos queda más tiempo del que realmente nos queda.
205) Si se trata de justificar nuestros fracasos, no hay mejor pretexto que Dios. Si se trata de ufanarnos por nuestros logros, Dios es el mejor pretexto para olvidar, o poner a un lado, los factores reales, esenciales, de los mismos. Claro que esto solo es aplicable a mentalidades “crédulas”.
206) Debo apurar el paso, sin prisas torpes, pero sin lentitudes ociosas. Sacando cuentas, comprendo que el tiempo se me achica. Ya no me sobra tiempo para perder el tiempo. Siempre fui enemigo de la sociabilidad desbordada y entre muchos. A esta altura o bajura de mi vida, la poca interacción que asumo lo hago por un asunto de subsistencia material y de responsabilidad familiar. Ya no estoy para reuniones ni discusiones banales. No estoy para shows televisivos ni para carnavales mediáticos, ni exhibicionismos miserables en cualquiera de esas enredaderas a las que llaman redes sociales.
207) Supongo que quien juzga casi siempre condena de antemano. Supongo que quien enjuicia sopesa los pros y los contras, pondera las pruebas objetivas e intenta penetrar en los móviles del o de los sujetos objetos de sus juicios. Pienso que quien enjuicia puede comprender; en cambio quien juzga condena de forma ineluctable.
208) Quien mejor siente, mejor piensa. Por eso, en materia de comprensión e interpretación del mundo, los poetas están a años luz de los filósofos puros.
209) Así como el dinero pude operar como una una fuente de favores nobles, puede hacerlo también como medio de humillación sin igual.
210) De toda la música, ninguna como la que se disfruta en soledad, en solitaria paz, o en compañía mínima y cómplice.
211) El mito siempre es verdadero; lo que nunca es cierto es lo que el mito refiere.
212) Solo nuestra mediocridad hace que esperemos comprensión o aprobación de los mediocres. El hombre de altas miras, de arrojado espíritu, está solo. Y si siente que no lo está que se revise.
213) Toda la “sabiduría” de Dios reposa en la vasta ignorancia humana. De ahí que la “sabiduría” de Dios está garantizada mientras la aventura humana permanezca sobre esta tierra.
214) ¿Por qué gastar tanta energía en la vana tarea de pretender que otros entiendan la hermenéutica de nuestro infierno? Si entendiésemos hasta qué punto eso es imposible, y si comprendiéramos la inutilidad de este esfuerzo, ascenderíamos a niveles de libertad que hemos venido negándonos desde hace siempre, tan sólo por procurar comprensión.
215) Todo artista sabe que debe tomar su cruz y negarse a sí mismo.
216) La metáfora del Diablo es mucho más importante desde el punto de vista poético que la metáfora de Dios. Cómo no dudar de un artista que escribe Dios con su primera letra mayúscula y Diablo con su primera letra minúscula.
217) Una de las cosas en que las iglesias han tenido más éxitos a través de la historia es en la castración de inteligencias.
218) Me declaro derrotado en mi sueño de un mundo sin políticos, sacerdotes, o guías religiosos de cualquier tipo.
219) Las palabras pueden ser un látigo o un lazo, un hierro candente o un arma de fuego. Pero también puertas de entrada a la luz; quizás la única libertad posible para muchos.
220) “Las novelas fueron cosas que alguna vez ocurrieron en mi vida”, dejó dicho Borges. Llevo varios años leyendo novelas dominicanas. Es posible que aún me quede un par de años más en estos menesteres, antes de asumir que las novelas dominicanas sean cosas que alguna vez hayan ocurrido en mi vida.
221) Supongo que debo respetar al que sufre de manías persecutorias. Pero también supongo que tengo todo el derecho de molestarme cuando el delirante actúa como si el perseguidor fuese yo.
222) ¿Por qué tantos apuestan a un dios del que nunca saben qué se trae entre manos?
223) Muchos de los que menos saben guardar silencio son precisamente quienes más recomiendan la virtud de hacerlo. De igual modo, la mayoría de las personas ignoran que quienes más hablan de guardar la ética y la moral son los más descaradamente anti éticos y amorales. Los más insufribles de todos los hipócritas y farsantes son aquéllos que se manifiestan más autoconvencidos de su seriedad.
224) Dios no fuese tan “bueno” si el mundo no fuera tan espantoso. La “bondad” de Dios es un legítimo deseo humado, no una verdad.
225) A esta altura (es decir bajura) de mi vida, ya sé que no tiene ningún sentido pedir un punto de apoyo para mover mi mundo. El punto de apoyo debo arrebatarlo, debo conquistarlo. Porque no sólo se trata de que yo o nadie sea profeta en su tierra. En mi caso se trata de que esta nunca ha sido mi tierra. Y lo triste es que lo he comprendido demasiado tarde. Pero hay algo más triste: ni siquiera tengo la más mínima idea de dónde diablos pueda encontrase ese lugar al que creo pertenecer; esa jodida tierra prometida.