Luego de la acogida del primer y segundo artículo publicado con el tema de leyendas del folklore dominicano, varios lectores nos han pedido que sigamos compartiendo saberes sobre la temática, este domingo dedicamos la columna a uno de ellos, que se podría ha perdido vigencia en el tiempo por la transformación de la cultura, que siempre hemos establecidos, que son procesos normales. Pero nosotros lo ponemos en valor en estos tiempos.

De las cabañuelas a los partes meteorológicos  

En la actualidad, la predicción meteorológica se ha convertido en una de las ciencias más complejas desde que a principios del siglo XX el físico y meteorólogo noruego Vilhelm Bjerknes, estableciera que para poder predecir el comportamiento de nuestra atmósfera debía ser basado en las propias leyes de la física.

Desde entonces, esta disciplina ha evolucionado hasta establecer complejos métodos numéricos que requieren de una enorme potencia computacional, y que además beben de las ingentes cantidades de datos aportadas por estaciones meteorológicas, sistemas de medida y satélites ubicados en todas partes del globo, desde montañas y desiertos, hasta más allá de los límites de nuestra atmósfera, algo que algunos científicos se han atrevido incluso a denominar como una auténtica revolución silenciosa en el campo de la física.

Sin embargo, estos avances se han dado solo en los que nos interesamos por "el parte del tiempo o parte meteorológico", el cual hoy en día se predice hasta con semanas de antelación con mucha mayor precisión de lo que podía serlo hace solo unas décadas apenas un día antes. Mucho más allá, hoy la meteorología es capaz de predecir algunos de los fenómenos meteorológicos más destructivos a los que se enfrenta el mundo, como tormentas y huracanes, a veces incluso sequías repentinas, ofreciendo las pautas a seguir para salvar miles de vidas en algunos casos. En los últimos años las predicciones meteorológicas han evolucionado como ninguna otra disciplina, de manera muy particular en República Dominicana, gracias al avance de la ciencia y la tecnología, sin embargo, por alguna extraña razón, "métodos" como el de las cabañuelas siguen ocupando aun en la actualidad titulares de prensa en varios países, sobre todo a inicio de cada año.

Aproximación antropológica

Si el hombre ha ido progresando es porque se ha sentido obligado a actuar ante las necesidades. Así, los campesinos, los pescadores y los pastores, cuyas profesiones están tan vinculadas a la naturaleza, han ido aumentando sus conocimientos sobre la predicción del tiempo, sin ni siquiera saber nada de eso que llaman meteorología.

Los conocimientos que actualmente poseemos sobre esta materia se los debemos a todas aquellas personas que se dedicaron en cuerpo y alma a buscar cualquier indicio que les permitiera acertar con el tiempo, empujados por la necesidad, y bajo la finalidad de no desperdiciar sus fuerzas. ¡Y eso que apenas tenían medios! En el campo eran las tareas y las prisas las que mandaban a nuestros abuelos y abuelas, por eso los hijos de los campesinos no siempre podían acudir a la escuela o irse de vacaciones a otro lugar. Ya luego se comenzaron a colgar los calendarios en las cocinas y salas de los hogares mucho más tarde, conteniendo informaciones de lugar sobre el tema.

Meteorología ancestral

Nuestros antepasados eran gente humilde en su trabajo. En cuanto algún hijo lanzaba una apuesta, ¡a que mañana sale un día despejado!, el padre de familia no tardaría en apaciguarlo: ¡Mejor sería que añadieras, si Dios quiere! Bien dicho, pero había que reconocer que era sumamente difícil predecir el tiempo. Mejor dejar esas cosas en manos de Dios. De esa manera se manejaban nuestros abuelos, era otro tipo de vida y otro mundo.

Todos esos conocimientos que iban atesorando se plasmaban después en anónimos refranes en los que se recogía la sabiduría popular. Somos muy dichosos, como generación, ellos nos legaron un fastuoso tesoro que además no lleva rúbrica, ni mucha ciencia. El elegante y variopinto refranero sobre la meteorología consta de muchos proverbios que se emplean en distintas zonas de la geografía nacional.

El hecho de que muchos de ellos, después de tantos años se mantengan vigentes, es fruto de esa cadena de trasmisión que proporciona la cultura oral.  Sobre todo, refranes, cuentos o proverbios muy vinculados a santorales o días de santos católicos, como muestra de la estrecha relación que existía y sigue existiendo entre la iglesia, el calendario, la cultura y la religiosidad popular.

Las cabañuelas o meteorología folklórica

Las cabañuelas o Meteorología Folklórica, es una práctica ancestral, que consiste en hacer cálculos con el propósito de pronosticar las condiciones climáticas durante todo el año. Es una espacie de estudios meteorológicos que nuestros antepasados y aun personas en la actualidad sobre todo en las zonas rurales realizan mucho antes de que se dispusiera de un servicio nacional de meteorología con base científica, como el que tenemos y consultamos a diario (Burgos, Antonio 1986).

Origen y etimología

La palabra cabañuela proviene de la festividad judía de los Tabernáculos, historiadores encontraron en un documento de Toledo del año 1020 el que menciona que los judíos colgaban cien cabañuelas en su barrio en memoria de los años que pasó el pueblo judío vagando por el desierto del Sinaí. Como en esta festividad judía se realizan ritos referentes a la predicción meteorológica, el término adoptó ese significado en español. Esa esa la razón por la que a las personas que sacan las cabañuelas les llaman cabañuelistas o también cogedores de cabañuelas (Méndez, Alexander 2017).

José Labours en su obra: “Sana, Sana, Culito de Rana”, establece: “En la provincia San Cristóbal, un campesino llamado Andrés Montero, dijo que en su campo se conocen dos modos de sacar las cabañuelas, estos: los primeros doce días del mes de enero, cada día representa un mes del año y el otro es, método llamado los granitos de sal”.

Cabanuelas.3

Los doce días de enero

Labours, José, 1975, plantea: “Si el primero de enero, llueve, quiere decir que este mes habrá mucha lluvia, pero si las lluvias inician a las doce del día, entonces es una indicación que las lluvias en enero serán a partir del día quince del mes”. Tal como vemos en este cuadro del calendario de las cabañuelas.

Los doce granos de sal

En la obra: Las Cabañuelas de agosto, Antonio Burgos, refiere: El último día del año se colocan dos granos de sal, uno detrás del otro. De izquierda a derecha, el primer granito significa enero, el segundo febrero, y así hasta el 12 representa diciembre. Si el cuarto grano que representa el mes de abril, está húmedo, significa que ese mes habrá mucha lluvia. Si el grano número 12 se mantiene seco, como representa el mes de diciembre, los cabañuelistas entienden que será un mes de sequía”.

Siempre recuerdo a mi abuelo Ramón De Oleo, que fue un sabedor de todos estos temas, decir: “Los pronósticos de cabañuela son propios de las localidades, lo que va a ocurrir por ejemplo en San Juan, no será lo mismo que ocurrirá en Elías Piña”.

Los cabañuelistas con este método folklórico, también vaticinan los días de vientos, tormentas, huracanes, sequias, los mejores meses para siembra y cosecha en el año y hasta el tiempo favorable para las mujeres cortarse el pelo. Eso lo aprendí en mi casa con mis abuelos.

Los cogedores de cabañuelas

Los buenos cogedores de cabañuelas no duermen en el mes de enero, para organizar sus vaticinios del año de forma muy certera, están atentos a todos los cambios que se muestran en el clima en esos días, como formas de las nubes, las estrellas, la luna, el sol. Los cabañuelistas de los campos pueden determinar has ya hora exacta que puede llover en el día y avisan a sus parientes que quiten la ropa que han lavado para que no se le moje con el agua lluvia. (Labours, José 1975).

Ampliando los saberes para escribir este artículo que iniciamos desde principio de año, tiempo cuando más se habla del tema, hemos encontrado en algunas fuentes, que aun en estos tiempos en varias cultural de otros países siguen aplicando las cabañuelas de regresos o de forma descendente, es decir, del 13 al 24 de enero, siendo el día 13 el mes de diciembre; el 14 noviembre, así de forma sucesiva hasta llegar con la cuenta al mes de enero el día 24. ¿Es exacto este método de predicción climatológica? Desde el punto de vista científico, las cabañuelas carecen por completo de sentido a la hora de obtener predicciones sobre el tiempo meteorológico, debido a que no se puede realizar una predicción correcta observando solamente el tiempo de un lugar concreto; sin embargo, en algunas regiones del mundo aún se utiliza este viejo método ancestral.

La cultura se transforma por la necesidad del individuo

En el caso de la Republica Dominicana, tenemos como institución oficial a la Oficina Nacional de Meteorología ONAMET, como la encargada de pronosticar el estado del tiempo en el país, además de una cantidad de meteorólogos que a diario comparten el parte meteorológico en sus redes, pero todavía encontramos nuestros pueblos personas que creen y practican este saber popular basado en la observación y la experiencia.

Sin embargo, la República Dominicana tiene un organismo técnico-científico y ente regulador de las informaciones meteorológicas, como la (ONAMET), creada en el año 1954, con una misión es actuar como una entidad especializada en brindar servicios meteorológicos y cumplir con los compromisos internacionales, actualmente dirigida por la Ingeniera Gloria Ceballos, que goza de prestigio y respeto en el país por el excelente trabajo que realiza junto a su equipo de meteorólogos y expertos en el tema.

¡En enero el suelo mojado, bueno para el suelo, malo para el ganado!

Refrán popular

Referencias

  1. Méndez, Alexander. El folklore climático. Diario Extra. 3 de abril de 2017. Consultado 11 de enero 2023.
  2. Labours, José. Sana, Sana, Culito de Rana. Santo Domingo. 1975.
  3. Tejeda, Dagoberto. Domínguez, Iván, Castillo Méndez, José. Calendario Folklórico Dominicano. Grupo León Jiménez. Editora Santo Domingo. 2000.
  4. Burgos, Antonio. Las Cabañuelas. Editorial Planeta. Barcelona 1986.