"Para la mayor parte de la historia, 'anónimo' era una mujer". La famosa escritora feminista Virginia Woolf escribió de esta manera sobre invisibilidad de la mujer en la sociedad.

Ya finalizamos el mes de febrero, un mes especial para las personas dominicanas. Febrero es patria, febrero es honor, febrero es identidad, lucha y sangre derramada por los hombres patriotas, por los padres de la patria, los hombres que dieron sus vidas por la libertad. Son de las tantas frases que se escuchan y se leen por todas partes. Desde las academias, centros educativos, instituciones públicas y privadas, medios de comunicación y las muy de moda redes sociales.

La identidad y el nacionalismo en su máxima expresión, el rojo el azul y el blanco, la bandera, el himno, las ofrendas florales en altar de la patria, los discursos, desfiles en fin tiempo de patria en República Dominicana y el en cualquier lugar del mundo donde reside un dominicano. En lo particular no veo mal estas celebraciones, aunque en algunas cosas no estoy de acuerdo, ya que los tiempos cambiaron. Yo, particularmente he ido aprendiendo, que la patria y el amor a ella, no debe recordarse o sentirse solo un mes, o el 27 de febrero, sacando en la casa la bandera. Creo en la patria siempre, creo en la patria justa, en una patria sin violación de derechos, en una patria libre, sin odio ni discriminación. Yo creo en esa patria, en la patria de todos y todas.

Una patria con tres padres, pero sin una madre

Desde adolescente me ha llamado la atención y recuerdo en una ocasión, cuestionar una maestra en mis estudios primarios, al preguntarle, sobre las madres de la patria dominicana. La profesora, muy inteligente me dijo que muchas mujeres también lucharon y derramaron su sangre por la libertad de todos y todas, pero que aquí no existía esa figura como tal, lo que, si teníamos tres padres de la patria, Duarte, Sánchez y Mella. La maestra me dijo lo que me tenía que decir y lo que podía decirme, y ahora lo entiendo así. Pero esa respuesta nunca quedó contestada al estudiante inquieto, curioso o preguntón como en ocasiones me llamaban.

Es que, aunque conocemos cantidades de mujeres que derramaron su sangre en la lucha por la independencia nuestra, siempre se no ha enseñado y ha sido con un sentido de no visibilizar ese legado de ellas. Que su papel fue de apoyo, de esconder las armas, de dar auxilio en el hogar a los hombres, de alentar, de preparar los platos y llevarlos discretas a los comandos o llevar los escritos como mensajes para asuntos de intercambios de información. Es ese, el papel que la historiografía siempre ha entendido que debe tener la mujer.

Pero no fue así, si conocemos y nos adentramos a los procesos con profundidad, sobre los roles de nuestras mujeres, las madres de la patria, patriotas, las luchadoras, las que como los hombres hicieron lo que tenían que hacer, cuando y lo tenían que hacer, seguras de ellas, de sus convicciones e ideales. Algunas desde su rol de madres de trinitarios, otras como hermanas identificadas con las luchas de sus hermanos, otras como cercanas, que con gallardía también tomaron los fusiles y salieron a la defensa.

Las mujeres de febrero una lucha femenina ausente

Es como plantea la reconocida feminista dominicana, Susi Pola, en un trabajo titulado: Mujeres de febrero. Estableciendo sobre el tema: "El sexismo dominicano, doctrinario, apasionado, ferviente, intolerante, resistente e intransigente, ha sido mal agradecido a la hora de reconocer a quienes fundaron nuestra patria y solo vio a los hombres de febrero, los elevó hasta la exaltación de Padres de la Patria y negó a la historia la mitad femenina de la gloria nacional ".

Sello dominicano 2008 heroínas de la independencia dominicana.Foto fuente externa.

Se ha escrito sobre diferentes aspectos de las llamadas mujeres de febrero, reconociendo su papel e impronta. Pero desde la misma concepción independentista, los trinitarios no le dieron esa importancia como al hombre, por eso el termino de trinitarias, no se conoce, solo trinitarios. Si hablamos de la confección de la bandera, ese papel fue de mujeres valientes, que pueden tener todas las competencias para un después, ser declaradas como Madres de la patria.

Si Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella y Castillo proclamaron en 1844 la Independencia de la República Dominicana fue, en gran parte, gracias a ellas, las madres de la patria. Gracias a mujeres valientes y aguerridas como: María Trinidad Sánchez y Concepción Bona. En el caso de María trinidad, nadie más que ella para ser llamada la madre de la patria, primera víctima del crimen político en la historia republicana, además de encargarse de apoyar y alentar a los trinitarios en la lucha. Llevar las armas, las pólvoras y confeccionar la bandera tricolor que hoy ondea en el pabellón, junto a la aguerrida coronela cimarrona Juana Saltitopa, con los aportes de María de Jesús Pina e Isabel Sosa.

Cuantos dominicanos saben el nombre verdadero de la coronela de la patria, conocida como Juana Saltitopa y que su nombre real era, Juana de la Merced Trinidad. Esa otra madre de la patria dominicana, simbolizó la igualación de la mujer y el hombre en la guerra en esos tiempos.

María Trinidad Sánchez. Foto fuente externa.

Pero existen más, muchas más madres de la patria dominicana, como la valiosa Rosa Duarte, que más que la hermana de Duarte, también fugó un rol capital en la lucha, su rol protagónico, aunque poco visibilizada en la sociedad secreta político militar, La Trinitaria. Rosa participó desde la clandestinidad en las obras teatrales en la Dramática, compró municiones y consiguió dinero para el proceso de lucha, lo hizo no solo como hermana del patricio, lo realizó por convicción propia. Esa es otra madre de la patria dominicana. Desterrada, humillada y asesinado su prometido, Tomas de la Concha, por Santana en el año 1855.

En tanto que Concepción Bona o María Concepción Bona de Hernández, su nombre verdadero formó parte activa de reuniones de muchachos y muchachas, quienes tenían el firme propósito de conquistar la libertad de su patria, y con tan solo 18 años de edad ya estaba comprometida con los ideales del patricio Juan Pablo Duarte.

Pero son muchas más, las que nosotros consideramos como las madres de la patria dominicana, como: Manuela Diez: La madre de Juan Pablo Duarte sacrificó sus propiedades, sufrió persecuciones y vivió precariamente, como consecuencia del apoyo que dio a su hijo Juan Pablo y a los demás separatistas. Aunque fue detenida en el exilio, sin amedrentarse, entregó sus bienes a la causa independentista.

María Baltasara de los Reyes estuvo en la proclamación de la República en la madrugada del 27 de febrero fusil en mano, pero esta puso su casa como refugio para que el patricio Juan Pablo Duarte se escondiera hasta salir hacia el exterior.

Micaela de Rivera, junto a su hija Froilana, se encargaron de confeccionar los cartuchos que más tarde serían distribuidos a las tropas independentistas en la provincia de El Seibo. Casada por segunda vez con el general Pedro Santana, Micaela actúo como comunicadora de su esposo junto con Froilana, quien contrajo matrimonio con el gemelo de Santana, ya que ambos permanecieron un largo tiempo ocultos preparando el golpe libertador en la región del este.

Susi Pola, en el artículo citado nos recuerda: “Como en el febrero de nuestra Patria, cuando Baltasara de los Reyes, Juana Saltitopa, Concepción Bona, María Trinidad Sánchez, Rosa Duarte y Diez, Petronila Abreu y Delgado, Micaela de Rivera de Santana, Froilana Febles de Santana, Rosa Montás de Duvergé, Josefa Antonia Pérez de la Paz (“Chepita”), Ana Valverde, María de Jesús Pina y Benítez, y tantas otras se implicaron hasta la misma altura de sus compatriotas masculinos y más allá, ya que ser mujeres entonces era más difícil que ahora”.

Madres de la patria en otras patrias

Al viajar a otros países y conocer sus procesos históricos, en muchos nos hemos encontrado, que diferente al caso nuestro, no son huérfanos de madres, ellos tienen madres de la patria, como el caso de Cuba, que conocimos y visitamos el mausoleo en el cementerio Santa Ifigenia de la madre de la patria cubana. María Grajales, una mujer que consagro su vida a la lucha por la independencia de Cuba, a la que entrego con amor y orgullo de patriota a todos sus hijos. Ella tuvo en Cuba la misma entrega, como la que tuvieron aquí las mujeres nuestras. Una es madre de la patria reconocida, pero aquí seguimos huérfanos.

En Argentina una mujer negra y pobre, es la «Madre de la Patria» que recién empezó a conocerse en los últimos años, gracias a la irrupción de nuevas miradas sobre la construcción de la nación y al reclamo de visibilización de las mujeres y de los afrodescendientes argentinos. Es María Remedios del Valle una de las tantas mujeres revolucionarias que participaron activamente en los combates de la independencia argentina.

La historia de María Remedios, conocida como «La Capitana», como también la de otras afrodescendientes provenientes mayoritariamente de los sectores subalternos estuvo solapada o directamente vedada en la literatura histórica tradicional de ese país, como siempre ha ocurrido en la historiografía nuestra. Como estos países otros, también tienen sus madres de la patria.

María Remedios del Valle, la Capitana. Madre de la patria de Argentina. Foto fuente externa.

Finalizamos con lo que plantea Susi Pola, en el artículo citado más arriba: “Como en el febrero de nuestra Patria, cuando Baltasara de los Reyes, Juana Saltitopa, Concepción Bona, María Trinidad Sánchez, Rosa Duarte y Diez, Petronila Abreu y Delgado, Micaela de Rivera de Santana, Froilana Febles de Santana, Rosa Montás de Duvergé, Josefa Antonia Pérez de la Paz (“Chepita”), Ana Valverde, María de Jesús Pina y Benítez, y tantas otras se implicaron hasta la misma altura de sus compatriotas masculinos y más allá, ya que ser mujeres entonces era más difícil que ahora”. Hasta el próximo domingo. Recordando, que aún hay patria, pero huerfana de madre.